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Yellen advierte sobre el riesgo de un default en Estados Unidos

La secretaria del Tesoro de los Estados Unidos, Janet Yellen, pidió al Congreso estadounidense actuar “de manera oportuna” para “aumentar o suspender” el límite de deuda federal ya que, de lo contrario, Estados Unidos caerá en cesación de pagos.En Estados Unidos, por la Constitución, todo tipo de toma de deuda tiene que ser autorizado por el Congreso, y desde 1917, y por la premura de los gastos de la Primera Guerra Mundial, el parlamento por ley modificó el método estableciendo un techo en la cantidad de deuda que el país puede tomar.

Estados Unidos periódicamente llega a dicho límite, lo cual suele requerir un acuerdo bipartidario (demócratas y repubicanos) para poder aumentarlo o suspenderlo temporalmente. De lo contrario, caería en cesación de pagos y, por tanto, a consecuencias como una crisis financiera y una recesión, una situación a la cual nunca llegó en su historia.

En 2011, durante la presidencia de Barack Obama, la falta de acuerdo derivó a que la calificadora S&P redujera de forma inédita la calificación de deuda del país de “AAA” –la mayor nota- a “AA+”.

La última oportunidad en la que el Congreso tuvo que incrementar el límite de deuda fue a fines de 2021, ocasión en la cual el país escapó el default por cuatro días a causa del impasse entre el oficialismo y la oposición.

En ese entonces, el límite fue incrementado en US$ 2,5 billones, permitiendo que el techo –que sigue en vigencia- sea de US$ 31,4 billones.

En este momento, el Gobierno está a sólo US$ 78.000 millones de alcanzar esa cifra, lo cual -señaló Yellen- motivó a que su área comience a tomar medidas contables de emergencia a partir del próximo jueves para prolongar la llegada al límite, un atajo que, no obstante, no podrá extenderse por mucho tiempo.

“El periodo de tiempo que estas medidas de emergencia pueda durar esta sujeto a una considerable incertidumbre”, indicó la secretaria a una carta enviada a los líderes demócratas y republicanos en el Capitolio, difundida por la agencia Bloomberg, aunque sostuvo que “es poco probable que el dinero y las medidas de emergencia se agoten antes de principios de junio”.

Se espera que la batalla política por la cuestión de la deuda sea encarnizada entre los republicanos y demócratas, especialmente por el hecho de que, desde las elecciones legislativas del año pasado, los republicanos pasaron a controlar la Cámara de Representantes con los demócratas manteniendo su hegemonía en el Senado.

Los republicanos insisten con que la única manera que aprobarían el incremento del techo de deuda es realizando recortes de gastos, algo que el partido del presidente Joe Biden rechaza.

Los demócratas argumentan que el Congreso, durante el mandato del republicano Donald Trump, permitió incrementar el techo sin dilaciones y condicionamientos.

Según Yellen, las medidas de emergencia del Tesoro incluirán la suspensión de las inversiones de diversos fondos de pensiones.

“Es critico que el Congreso actué de manera oportuna para incrementar o suspender el límite de deuda. Si no se pagan las obligaciones del Gobierno, se causará un daño irreparable a la economía estadounidense, las vidas de todos los americanos y a la estabilidad financiera global”, advirtió.

De acuerdo con analistas de Wall Street, el país está en riesgo –de no mediar una resolución política- de caer en un default en la segunda mitad del año, momento en el cual se agotarán las medidas de emergencia.

“Es una obligación sagrada mantener la confianza y el crédito de los Estados Unidos, y el Congreso deberá manejar la cuestión del límite, sin juegos y sin poner nuestra economía en riesgo”, advirtió el director del Consejo Nacional Económico de la Casa Blanca, Brian Deese.

Lawrence Summers, exsecretario del Tesoro entre 1999 a 2001 en el mandato de Bill Clinton, afirmó ayer que los conflictos por el techo de deuda son “de los más estúpidos” en Washington, y advirtió que “un default sería una catástrofe ya que implicaría mayores costos de deuda para siempre”.

El exfuncionario también opinó que, pese a la moderación de la inflación y otros datos económicos positivos, el país “es más probable que entre en recesión este año que no lo haga”.

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