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Violencia sin límites en Rosario: Un problema del que todos son parte y donde muchos parecen haberse “bañado en agua bendita”

La escalada de violencia en la ciudad de Rosario es el resultado del enfrentamiento entre
bandas que disputan por el control del territorio en el marco del negocio de la venta de
drogas, que ha alcanzado niveles intolerables. Esta situación no es responsabilidad
exclusiva del actual gobierno de la provincia. El diputado radical Pullaro se ha convertido por decisión propia en el “vocero” de a oposición, quién fuera ministro de seguridad del último gobierno socialista, se ha propuesto instalar en la sociedad santafesina tal afirmación, quizás con el propósito de poder evadir sus propias responsabilidades. La causa es mucho mas profunda y sus orígenes se remontan a más de dos décadas atrás.

El gobierno provincial, si bien acertó con el diagnóstico de la enfermedad, no ha tenido
éxito al intentar su cura
. Los ministros de seguridad que se sucedieron en los últimos tres
años con sus numerosas modificaciones en las cúpulas policiales de la provincia y de las
dos principales unidades regionales, no le dieron al Gobernador Perotti el éxito que
esperaba.

El crecimiento descontrolado de la inseguridad en Rosario data al menos de 20 años. Así lo
hizo público el actual Ministro de Seguridad Nacional, Aníbal Fernández, aduciendo
conocimiento sobre el comienzo del flagelo.
Atribuirle la culpa de los extremos hechos de
violencia que atormentan a la sociedad rosarina solo a la gestión de Omar Perotti, es una
salida facilista solo conveniente a los intereses electorales de quienes la denuncian.
Los
dirigentes que levantan la voz para la crítica airada y la acusación impiadosa, olvidan que
fueron ellos mismos fueron protagonistas y en muchos casos tácitos promotores del problema.
“Amnesia selectiva” como le dicen.

El socialismo gobierna la ciudad de Rosario desde hace más de 30 años y en la provincia
lo hizo durante doce años en tres gestiones consecutivas. ¿El narcotráfico nació de un
repollo hace solo tres años o se viene gestando dentro de un vientre que le dio cobijo
durante un larguísimo tiempo?
Contestar esta pregunta genera incomodidad en la clase
política, principalmente en tiempos electorales en la oposición. Muchos dirigentes que conocen la respuesta no hablan para no pagar un “costo político” no deseado. Poncio Pilatos estaría muy orgulloso al ver a tantos dirigentes lavándose las manos.

Estos desmemoriados santafesinos de la “casta” política, prefieren no recordar el ataque
perpetrado contra el domicilio del entonces gobernador Antonio Bonfatti en el 2013 donde
cuatro encapuchados que iban en dos motos dispararon varias veces contra el frente de su
vivienda
en un hecho de una gravedad institucional jamás antes vista en la historia de la
provincia. Nunca se aclararon las razones de ese atentado. Olvidan el año 2015 cuando
Hugo Tognoli designado Jefe de Drogas Peligrosas por el ex gobernador Binner y ascendido
a Jefe de Policía por el propio Bonfatti fue acusado de los delitos de “encubrir y favorecer
con ánimo de lucro a narcotraficantes y por incumplimiento de deberes de funcionario
público”. Cómo no citar también la condena de 10 años de prisión al ex jefe de Drogas
Peligrosas, Alejandro Druetta por ser integrante de una banda que se dedicaba al tráfico y
negocio de estupefacientes, quien fuera ascendido por el entonces ministro de Seguridad
provincial, Maximiliano Pullaro, y
convertido luego en su hombre de confianza, pese a que
ya se encontraba siendo investigado por el fiscal Eduardo Lago.

“El que este libre de pecado que arroje la primera piedra” ¿Alguien en Santa Fe estaría en
condiciones de hacerlo? La respuesta surge inmediata: NO.

El exponencial recrudecimiento del problema de la violencia en Rosario es multicausal, sus
móviles hay que encontrarlos en razones de orden social, educativo, judicial, de seguridad,
penal, policial, en la política y motivos económicos, etc.
Enfrentarlo requiere una estrategia
coordinada y unificada entre la Nación, la Provincia y el Municipio. Fueron muchos años
donde los distintos funcionarios de los gobiernos de turno, como si fueran unos “doctores
Frankenstein”, fueron creando un monstruo que se volvió en su contra y envalentonado los
persigue y atormenta generando este actual escenario de virulencia.

La designación de Claudio Brilloni a cargo del ministerio de Seguridad, implica una fuerte
apuesta del gobierno provincial para esta compleja coyuntura. El ex comandante de
Gendarmería es de la ciudad de Rosario y conoce, dato no menor, el difícil entramado en
el cual se mueve el delito.
La iniciativa de reapertura de tres comisarías son buenos gestos
que buscan devolverle el sentido de cercanía a la fuerza con los vecinos. Para que así sea
tendrán que dotarlas de buenas herramientas para cumplir con éxito los objetivos
propuestos. Ese será el gran desafío de convertirlos en lugares de referencia y protección
para los rosarinos. Nobleza obliga reconocer que el Ejecutivo provincial, reconociendo sus
errores, sigue buscando soluciones y eso no deja de hablar de cierta tozudez y valentía
para hacerse cargo de la situación existente.

Hace unos días la diputada nacional, Mónica Fein publicó en su cuenta de twitter que
“Hace 20 años dejaron sola a Rosario, sin asumir que el narcotráfico es un delito federal
que requiere el trabajo de todos los niveles del Estado. Aníbal Fernández debe convocar
equipos técnicos que entiendan de criminalidad compleja y dejar de ser un comentarista de
la realidad”.
Ese mensaje sirve para recordar que el gobierno nacional enemistado con
Perotti ha abandonado a Rosario, desconociendo la obligación que le cabe porque el
delito “narco” es un delito federal. No le perdona al gobernador Perotti que no se haya
mostrado obsecuente y haya preferido ponerse del lado de su provincia antes que apoyar
sus causas y denunciar el poco sentido federal de su gestión.

Rosario sufre una ola de violencia nunca vista. Socialistas, radicales, progresistas y
peronistas deberían asumir que fueron y son parte del problema y están obligados a
consensuar las vías de solución. Algunos dirigentes prefieren echarle la culpa de todo al
gobierno de Perotti como si se tratara de un juego de las escondidas donde “el ultimo
salva a todos”. Otros, en cambio, los más críticos, se ocupan en descargar toda su
artillería contra la gestión del rafaelino omitiendo su porción de responsabilidad en todo
este contexto. Eligen bañarse en “agua bendita” para así librarse del pecado original que
tuvieron todos sus actos. Les resultará difícil lograrlo, porque como dice el refrán: “se puede
mentir a pocos, mucho tiempo, se puede mentir a muchos poco tiempo pero no se puede
mentir a todos, todo el tiempo.” Algunos dirigentes que ya se postulan como candidatos en
la provincia deberían haber tomando debida nota de ello.

2 thoughts on “Violencia sin límites en Rosario: Un problema del que todos son parte y donde muchos parecen haberse “bañado en agua bendita”

  • Emilio

    Un buen artículo. Moderado y certero.

    Respuesta
  • Emilio

    Un buen artículo. Moderado y certero.
    “Al que le quepa el sayo…que se lo ponga”

    Respuesta

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