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“A cada chancho le llega su San Martín”: Milei cometió el grave “error no forzado” de atacar a la Educación Pública

Sergio Alcázar

Hay un añejo refrán popular que reza que “a cada chancho le llega su San Martín” y Javier Milei parece haberse encontrado con ese escollo difícil de superar cuando decidió declararle “una guerra sin cuartel” a la Educación Pública, a la cual desfinanció hasta límites incomprensibles, poniendo en peligro la continuidad de las cátedras en los establecimientos universitarios del país todo.

La encuestadora Zuban Córdoba en su último trabajo de abril dejó al descubierto un dato preocupante para el oficialismo al advertir que la educación pública es probablemente la categoría en la que más problemas puede tener el gobierno en términos de opinión pública ya que en el sondeo de opinión realizado un abrumador y mayoritario 86% coincidió con la idea de que se trata de un derecho que debe ser atendido, pero sobretodo, defendido. Teléfono para Milei que por lo visto está sintonizando otra frecuencia, muy distinta al pedido popular. 

La problemática generada unilateralmente por el propio gobierno al quitarle total apoyo de recursos a la educación encendió todas las alarmas en el mundo libertario ante la programada realización de una multitudinaria marcha para el próximo día 23 de abril, allí no solo confirmaron su presencia estudiantes, profesores  y docentes universitarios, sino también sindicatos, organizaciones sociales, partidos políticos de izquierda, socialistas, peronistas y hasta los radicales que con sus variopintos matices, confrontativos o dialoguistas, darán el sí en apoyo al sistema educativo y a las universidades en particular.  

Javier Milei tomo la decisión, en pos de lograr el anhelado deficit fiscal cero, de quitar todos los subsidios a la Educación Pública, la medida de desfinanciamiento de las universidades le ha generado un verdadero dolor de cabeza al libertario.

La marcha puede convertirse en una “postal demasiado incómoda” para un gobierno que rige todos sus actos bajo las susceptibles reglas “del que dirán”. La absurda embestida en contra de la UBA –una de las universidades más prestigiosas del mundo hispanoy las acusaciones sobre el supuesto adoctrinamiento que los establecimientos educativos llevan adelante con sus alumnos generó una irreconciliable grieta entre las entidades educativas y el poder central. Justo habla de adoctrinamiento alguien que frente a estudiantes secundarios llevó adelante un discurso con “timbre” de campaña donde señaló que todos los líderes internacionales “eran unos zurditos” y que los políticos “eran todos unos inmorales”. El “espejito mágico” de Milei le devuelve al presidente la imagen de lo que quiere ver y no de la realidad tal cual es y así nos va, lamentablemente.

La historia de desencuentros entre el oficialismo y la educación tuvo su punto álgido cuando desde el gobierno hicieron público “un acuerdo que nunca fue”, un bluff libertario de patas cortas porque el supuesto pacto entre partes anunciado por Milei y Cia. jamás tuvo visos de realidad, ya que el ajuste presupuestario propuesto por el Ejecutivo solo atendía los gastos de funcionamiento de las universidades, eso representa una parte ínfima del problema según se ocuparon en aclarar desde el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), quienes en todo momento desmintieron haber llegado algún tipo de acuerdo con él gobierno y fue eso lo que los empujó a ratificar la movilización prevista para el día 23. “Seguramente van a marchar en defensa de la universidad pública muchas personas que votaron a Milei”, se encargó en asegurar Yacobitti, para echar un poco más de leña al fuego.

No solo la educación es un frente de conflicto abierto para el libertario, sino también lo es su incongruencia discursiva, como cuando en el Foro de Llao Llao ante los empresarios del Círculo Rojo el presidente muy suelto de cuerpo llegó a señalar a viva voz que “el que fuga dólares es un héroe que logró escaparse de las garras del Estado”. Qué pensarán entonces nuestros próceres patrióticos, los combatientes de Malvinas y hasta los médicos que salvan vidas, sobre esa desacertada frase. Milei no se da cuenta, pero abusa demasiado de la paciencia de la gente, es más, la pone a prueba a cada momento, tensando al extremo la soga de la tolerancia. “Tanto va el cántaro a la fuente” que al final, ya bien sabemos cómo termina esa historia. 

El presidente, ante los empresarios del Círculo Rojo, en el Foro de Llao Llao consideró como héroes a los que fugaron dolares del país.

Los gestos de “mala praxis” de la incipiente administración nacional no terminan allí, porque por estas últimas horas se hizo público que tanto el presidente como los ministros Sandra Pettovello, de Capital Humano, y su par Mario Russo, de Salud fueron denunciados penalmente por la falta de entrega de medicamentos oncológicos en el marco del brutal ajuste, y que ocasionaron la muerte de pacientes que no pudieron recibir sus tratamientos. “Que es una mancha más para un tigre” dirán con resignación desde el núcleo duro de los libertarios, aunque en el espacio de Milei, nadie parece darse cuenta del daño que, con esa particular manera de gestionar, están ocasionando.

Muchas veces desde este medio reconocimos la paupérrima gestión de Alberto Fernández como presidente de los argentinos, hasta no tuvimos ningún empacho en asegurar “que su gobierno fue el peor desde Adán y Eva”. De la misma manera hoy podemos confirmar que “él de Javier Milei es un mandato que tiene una perversidad democrática nunca antes vista”, acentuada por esa propensión permanente de querer instalar “mentiras como certezas”, para poder así justificar todas las acciones y decisiones en el marco de su gestión. “No se debe ser fuerte en todas partes para vencer políticamente, es suficiente ser más fuerte en el momento y en lugar donde se produce la decisión”, enunciaba una premisa del general Juan Domingo Perón, quizás algo de eso tendrá la marcha del 23 de abril, para poder marcarle el terreno y ponerle límites a un gobierno – que por lo visto- no tiene como virtud propiciar acuerdos y mucho menos posee, el don de la escucha…

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