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El multiverso político de Javier Milei: “La lucha se gana en las calles y no, en absurdos posteos de twitter”

Sergio Alcázar

Cada 24 de marzo es una jornada que siempre invita a la sociedad a reflexionar y consolidar la memoria completa de lo ocurrido durante la dictadura militar. Tiempos de unción y recuerdos que estamos obligados a mantener latente para evitar que “nunca más” el país vuelva a caer en las atrocidades que se cometieron en el transcurso de la más lúgubre época, que tuvo que padecer la historia argentina.

Esta vez las diferentes movilizaciones que se dieron de manera multitudinaria a lo largo y ancho del territorio nacional tuvieron un contexto diferente y quizás allí, radique la mayor participación ciudadana en las calles, porque el “negacionismo” instalado desde la órbita del gobierno nacional, que tiene a Victoria Villarruel como abanderada, ha hecho que se redoblen los esfuerzos de la gente para seguir manteniendo viva y latente la evocación.

Las personas que participaron de las manifestaciones en cada ciudad y provincia del país, no solamente levantaron consignas para conmemorar el dolor causado por la dictadura militar, sino, para expresar su malestar por la difícil situación económica que padece la sociedad argentina como producto del atroz ajuste impuesto desde el Ejecutivo a partir del inicio mismo de su gestión. “Todo tiene que ver con todo” solía decir el recordado Pancho Ibáñez y esta situación no hace más que reconfirmar esa idea.

Más de 400 mil personas se hicieron presentes en la Plaza de Mayo para conmemorar el 24 de marzo.

En Rosario fue verdaderamente conmovedor ver las columnas de rosarinos dando el sí a la convocatoria, con una asistencia nunca antes vista. El Monumento a la Bandera fue el epicentro del encuentro y las proclamas contra Javier Milei se hicieron sentir muy fuerte en la multitud, recordando que en la cabeza del mandatario nacional siempre sobrevuela la idea de otorgarle amnistía a aquellos genocidas que tantas muertes civiles causaron durante el tiempo que duró el Proceso de Reorganización Nacional, en los albores de los años 70.

El presidente mide en todo momento sus fortalezas en el especial “multiverso” político por el mismo creado, en donde no necesita de “apoyo real” en las calles para mostrar cierta “musculatura” y contenido, solo requiere de un aceitado trabajo en conjunto llevado adelante por su ejército de trolls que genera para sí, un escenario propicio a sus intereses. Un “diario de Yrigoyen”, escrito especialmente para complacer a su persona y para exaltar de paso, su especial y sensible “alter ego”. Las “fuerzas del cielo” no se negocian, parece rezar la letra chica del contrato que dio origen a La Libertad Avanza.

El libertario, aunque lo niegue, tiene abierto un preocupante frente interno, la distancia con la vicepresidenta Villarruel ya es indisimulable, por más que el mismo mandatario trate en todo momento de “maquillar” esas diferencias, con alguna que otra foto de ocasión. La presidenta del Senado Nacional no disimula para nada sus entuertos con el economista y hasta redobló la apuesta para ese contrapunto cuando llegó a confesar que le gustaría ser presidenta. Milei es un creyente, y el mundo virtual que habita es un Santo Grial donde parece encontrarle respuesta a todas sus preguntas existenciales.

La vicepresidenta Victoria Villarruel marco diferencias con Milei y no rechazó la idea de alguna vez ser presidenta de los argentinos.

La economía no se endereza, es más, sigue en una peligrosa pendiente negativa para el oficialismo, en un contexto detonado donde cada vez más argentinos pasan a las filas de la “pobreza”, la empatía con el mandatario se cotiza en baja, poniendo en dificultades a la actual gestión a raíz de un descreimiento social creciente. Milei no parece acusar recibo de ese malestar en ciernes y continúa enfocado en un discurso que solo busca afianzar su núcleo duro y de paso cañazo, disputarle al propio Mauricio Macri un espacio de poder, para quedase como el único líder de la denominada “derecha” argentina   

Javier Milei ayer vivió una jornada aciaga, porque le toco recibir un baño de realidad por las multitudinarias marchas que se dieron en todo el país, ni siquiera las redes sociales le propiciaron un tibio alivió a su pesar porque allí también el resultado le fue negativo a sus pretensiones de poder. El presidente hace un sutil equilibrio en un escenario adverso y se mantiene firme, solo por el denodado esfuerzo que realizan desde los aparatos virtuales que puso a su disposición el poder central para proteger a toda costa su figura.

Los sindicatos, los partidos políticos y las organizaciones sociales dieron cabal muestra este domingo de una aceitada mancomunión para enfrentar un adversario – que como nunca nadie antes – ha permitido confluir a todos los sectores de la oposición en un solo frente. “Milei lo hizo”, con sus formas de interrelacionarse con el resto de la clase política ha dinamitado todos lo puentes posibles con los demás espacios y dirigentes. Ojalá que en esa soledad auto infringida, el presidente pueda por fin reconocer que “la verdadera lucha se gana en las calles y no, en absurdos posteos de twitter”, esperemos que para su bien y él de todos los argentinos, alguna vez así lo entienda.

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