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Pullaro, de Hughes para toda la provincia: “Un candidato que en silencio construyó su destino y al cual el santafesino con su voto le entregó las llaves de la Casa Gris”

Sergio Alcázar

Casi 500 mil votos lo acompañaron en las PASO, el candidato cosechó un apoyo imponente si te tiene en cuenta el contexto previo de enojo de los santafesinos con la clase política. Para gran parte del 65% del electorado que se arrimó a los establecimientos de votación en Santa Fe, el dirigente radical de “Evolución” fue la opción que más los sedujo y apostó al diputado provincial para buscar ese recurrente anhelo que persigue a cada votante en la previa de los comicios: “cambiar para que algo cambie”.

Pullaro tuvo que soportar las “mil y unas” durante la campaña, su rival de la interna, Losada derramó sobre su persona- sin medir las consecuencias – sospechas de todo tipo, desde supuestos vínculos con el narcotráfico hasta inculparlo de ser parte del problema. Nada de eso hizo mella en la personalidad tranquila del legislador, quizás porque su “mandíbula no es de cristal” y como buen aficionado al boxeo resistió los golpes con entereza hasta que logró ganarle por nocaut a las injurias y descalificaciones.

“Me vengo formando toda mi vida para ser gobernador”, mas de una vez supo decir el candidato a la Casa Gris, y cimentó esa frase en el trabajo silencioso que viene realizando hace más de dos años, recorriendo la provincia, estableciendo ese vínculo necesario con la gente, más allá del muy buen uso que hizo su espacio de las redes sociales para amplificar toda la tarea que en persona generaba en el territorio. Esa preparación le permitió poder llegar a disfrutar de este momento, tan especial y gratificante, donde la gobernación parece estar ahí, al alcance de su mano.

Maximiliano Pullaro siempre estuvo convencido de sus fortalezas, aún cuando los ataques de su rival en la interna del espacio fueron una moneda corriente en la campaña.

La inseguridad es la “madre de las batallas” que seguramente deberá librar en lo inmediato el triunfador absoluto de las PASO. Un flagelo que le ha robado la tranquilidad de vivir en sociedad, principalmente, a los rosarinos. Allí seguramente apuntará todas sus energías Pullaro, para poder resolver la primera de las preocupaciones que padecen los santafesinos. Juega a favor del ex ministro de Seguridad, que conoce el paño, sabe a lo que se enfrenta y ese conocimiento le otorga cierta ventaja para poder buscar las respuestas que una problemática tan compleja, hoy requiere.

El referente radical está a un paso de cumplir ese sueño que acunó en su ser desde hace mucho tiempo, un deseo en el cuál invirtió tiempo, trabajo y esfuerzo. En épocas de tanto outsiders llegado a la política prometiendo utopías, este domingo el santafesino dejó un mensaje claro ya que volvió a apostar en dirigentes con experiencia para que se hagan cargo del difícil compromiso de cambiar su realidad. Esta situación nos lleva a sopesar un interrogante: ¿Será este el camino a transitar para que la gente vuelva a reconciliarse con la política? Quizás en este resultado electoral obtenido por el diputado radical encontremos muchas de las pistas que nos permitan llegar a la respuesta.

Pullaro casi duplicó en votos a Losada y dió rápido por tierra con cualquier incertidumbre que existía sobre el resultado de la interna.

Rumbo a las generales de Setiembre, da comienzo otro capítulo de la historia, aunque su final pinta irreversible. Maximiliano Pullaro hizo su parte, ya aguantó, resistió, recorrió, cimentó un vínculo directo con la gente y también creyó, y en esa creencia nunca se alejó de sus convicciones, quizás consciente de que el reconocimiento por lo entregado estaba cerca. Un reconocimiento que llegó con creces porque en muchísimas urnas encontró ese mimo y esa confianza que necesitaba para llevar adelante esa transformación que tiene pensada para la provincia.

No son pocas las veces que Pullaro reconoció “el valor de liderazgo y la clase de gobernador que fue Miguel Lifschitz”, como si fuera una “musa inspiradora” para sus actos. El tiempo y los avatares de la democracia colocan al líder de “Evolución” ante la posibilidad de poder escribir su propia historia, sabiendo muy bien que, si acierta en la receta para combatir la inseguridad, la gente lo terminará premiando con un “bronce”, ese reconocimiento al que muy pocos se les ha permitido acceder. En las vísperas de su oportunidad, uno imagina que debe saber muy bien que dependerá de él, y de una buena gestión, poder conseguirlo…

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