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Caballo de Troya: ¿Cuál es el verdadero objetivo que persigue el gobierno con su ley Bases?

Esta semana en Argentina estuvo movidita en el plano social y político a causa de que el gobierno mantuvo su habitual intransigencia y el pueblo mostró una vez más el hartazgo exacerbado por una economía que destruye su poder adquisitivo día tras día. El paro general del 24 de enero estableció un punto de inflexión en el vínculo de las entidades gremiales y organizaciones sociales con el Ejecutivo y de paso, le marcó la cancha al gobierno nacional, poniéndolo en autos de las dificultades que tendrá al actuar de esta manera prepotente para obtener las herramientas que reclama para su gestión.

Cientos de miles de argentinos se dieron cita en las distintas ciudades del país para expresar su rechazó al DNU y a la ley Ómnibus de Javier Milei, un hecho que afectará seguramente la decisión de los legisladores al momento de levantar la mano o no para darle apoyo a las iniciativas presentadas por el gobierno, porque ningún diputado querrá ser el pavo de la boda y pagar el “costo político” en caso de votar a favor la medida y después tener que enfrentarse con la gente en la calle.

El paro del 24 de enero y las masivas movilizaciones en todo el país contra el DNU y la ley Bases empujaron al gobierno a modificar su estrategia para tratar de imponer esos decretos.

Las multitudinarias movilizaciones desnudaron las debilidades del oficialismo, a tal punto, que eso obligó al gobierno a cambiar el día de tratamiento de la ley en el recinto del Congreso, por temor a padecer una rotunda derrota debido al clima social crispado en su contra, para el día martes 30 de enero. “El horno no estaba para bollos y había olor a cala para el proyecto”, ironizó con este medio un dirigente peronista de Rosario al ser consultado sobre el cambio de fecha.

El team Milei desde su llegada a la Casa Rosada nunca a abonado a la concordia y al diálogo, todo lo contrario, ha derribado todos los posibles puentes que su ministro Guillermo Francos intentó construir con la oposición, hasta los más dialoguistas se han enojado también por las bravuconadas que suele hacer publicas el libertario. “Los voy a dejar sin plata, los voy a fundir a todos”, fue la frase del presidente que fue filtrada desde adentro después de la última reunión de gabinete. Esto pone en evidencia que el economista ya tiene enemigos íntimos dentro de su fuerza.

La fuerte amenaza emitida por el presidente fue puntualmente dirigida a los gobernadores y cayó como una “patada al hígado” en los mandatarios provinciales, cada uno a su manera somatizaron el hecho para después mostrar su disgusto por las malas formas que tiene para expresar sus emociones el titular de la Casa de Gobierno. “Es imposible que lleguemos a algún un acuerdo de esta manera, el maltrato y el patoterismo nos quita las ganas de querer ayudarlo”, confesaba a este medio un importante dirigente que forma parte del sector de la oposición más dialoguista.

El presidente del bloque radical, De Loredo es uno de los diputados mas dialoguistas con el gobierno, aunque los cambios realizados en el dictamen de mayoría acordado generó enojo en el sector mas amigable de la oposición.

Luis Caputo tampoco ayudó demasiado al presi, mucho menos contribuyó a generar empatía con Milei, porque los particulares métodos que utiliza para relacionarse con la política suelen dinamitarlo todo. El ministro de Economía reiteró durante esta semana en su red social X “que recortará todas las partidas provinciales en caso de que el decreto ley Bases sea rechazado”, una innecesaria amenaza para un gobierno que necesita como el agua de acuerdos para gestionar.

Fue el mismo Caputo que anoche comunicó a la sociedad que decidieron retirar el capítulo fiscal de la ley Ómnibus para favorecer su aprobación, lo que representó una pequeña derrota pírrica admitida para poder disfrazar el verdadero objetivo buscado: la delegación de facultades legislativas y los superpoderes. “Yo te avisé, y vos no me escuchaste”, bien podría cantar los Fabulosos Cadillacs sobre este asunto.

Las múltiples desavenencias que ha incurrido el gobierno de Milei tuvieron un punto álgido cuando al momento de votarse el dictamen por mayoría, dicho documento fue reformulado entre gallos y medianoche hasta el punto de casi poner en la vereda de enfrente hasta a los opositores amigables con la presidencia. El dictamen “blue” generó un radicalizado rechazo y aumentó a niveles impensados la desconfianza existente con el Ejecutivo. “Borran con el codo lo que escribieron con la mano”, fue la queja que hizo propia un legislador ante el desmanejo que muestra el entorno del presidente. Razones le sobren para pensar así.

Amalia Granata regresó al ruedo mediático tras un largo periodo de abstinencia y puso su granito de arena al ríspido momento político del oficialismo para exponer las “malas artes” que demuestra el presidente para ejercer su cargo. “Cerrá el Congreso, ponete una corona y sé un monarca”, le aconsejó al mandatario con ironía la diputada provincial, dando clara muestra que la buena relación que existió entre ambos, paso a mejor vida.

Amalia Granata, ex integrante del team libertario volvió a fustigar al presidente al punto que le aconsejó cerrar el Congreso, ponerse una corona y ser monarca.

Su irascible carácter y su nulo apego por la democracia han llevado a instalar un interrogante, que sobrevuela y abarca todo el escenario político de la Argentina, y que pasa por saber si es conveniente o no otorgarle las facultades extraordinarias a Javier Milei. Los gestos y las señales que ha dado el mandatario en este primer tramo de su gestión hacen que cotice en bolsa la negativa, porque no son pocos a los que les genera mucho temor la posibilidad de otorgarle ese poder ilimitado. “Es más peligroso que mono con navaja”, hubiera respondido el negro Cali, un amigo de la infancia, ante la pregunta de cómo veía al presidente.

El martes próximo todo indica que será el día estipulado para dar tratamiento a la ley Bases en la Cámara Baja del Congreso nacional, se prevé para esa jornada una nueva importante movilización en las calles para acompañar la labor de los legisladores y de paso meterles presión al momento de definir qué harán con el futuro inmediato de la Argentina. La entrega de las facultades legislativas es la cuestión, esos superpoderes son quizás la principal meta buscada desde el comienzo por el gobierno y han pretendido conseguirlas mediante el uso de un “caballo de Troya”, un sutil artilugio con el cual intentan disfrazar sus verdaderas intenciones, mientras la atención pública apunta para otro lado.

Por esa precisa razón muchos dirigentes opositores, por estas horas tratan denodadamente de visibilizar esta particular situación y ponen en aviso a la sociedad que una vez otorgadas las facultades legislativas todas las banderas arriadas por el Ejecutivo del proyecto original pueden volver a flamear al día siguiente cuando no necesiten de nadie más para hacerlas efectivas. “Si te he visto, no me acuerdo”, precisamente de eso quizás se trate todo esto, sobretodo si el gobierno logra obtener al fin lo que tanto disfraza y pretende.

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