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El Papa Francisco rechazó a “los imperialismos que buscan imponer su propia ideología”

El papa Francisco rechazó en una conferencia de prensa que brindó al regreso de una visita de cuatro días a Mongolia a “los imperialismos que buscan imponer su propia ideología”, al tiempo que definió al país asiático como “un vecino ubicado entre dos potencias” y reafirmó su “admiración” por el pueblo chino y la “muy buena” herencia cultural rusa.

“Hay imperialismos que buscan imponer su propia ideología. Cuando la cultura viene destilada y transformada en ideología, esto es el veneno”, denunció el pontífice a bordo del vuelo que este lunes lo llevó de regreso a Roma desde Ulán Bator, la capital de Mongolia.

“La transmisión de la cultura no es nunca imperialismo”, agregó al ser consultado sobre sus declaraciones de fines de agosto en las que puso de ejemplo al período cultural de la época de los emperadores rusos Pedro I y Catalina II y que habían generado fuertes críticas del Gobierno ucraniano.

“No pensaba en el imperialismo cuando dije eso”, buscó aclarar el Papa. La semana pasada, el Vaticano ya había precisado a través de una nota que el pontífice no buscaba exaltar a los emperadores sino a la producción cultural de su época.

En ese contexto, Francisco aseveró que “hace falta distinguir cuándo es la cultura de un pueblo o cuándo es la ideología de un filósofo o político de ese pueblo”.

Según el pontífice, este peligro se da “incluso en la Iglesia, donde a veces también se mete la ideología y llega a separarla del Espíritu Santo”.

“Una ideología es incapaz de encarnarse en el pueblo, es solo una idea. Cuando la ideología toma fuerza y se hace política a menudo se vuelve incapacidad de dialogo, se vuelve dictadura. Esto hacen los imperialismos, que se consolidan con una ideología”, desarrolló.

“Podemos distinguir también en la Iglesia entre doctrina, que nunca es ideológica, e ideología, que está separada del pueblo”, planteó luego el Papa.

Durante buena parte de la conferencia de prensa, Francisco explicó que sus declaraciones sobre la cultura rusa se dieron en “un diálogo con jóvenes rusos, a los que al final les di un mensaje que repito siempre, que es que hay que hacerse cago de la propia herencia”.

“Lo mismo que digo en todos lados; con esta visión busco hacer el diálogo entre abuelos y nietos; este fue el mensaje”, argumentó, refiriéndose a sus constantes llamados a un diálogo intergeneracional.

Un segundo plano de sus declaraciones, para el Papa, fue cuando “para explicitar la herencia” les dijo que se hicieran “la idea de la Gran Rusia, porque la herencia rusa es muy buena, es muy bella”.

“Piensen en el campo de las letras, de la música, hasta llegar por ejemplo a un (escritor Fiódor) Dostoievski de un humanismo maduro”, ejemplificó citando al autor de “Los Idiotas” y otras obras, y recordó que animó a los jóvenes a “hacerse cargo de este humanismo que se desarrolló en el arte, en la literatura”.

Según Francisco, “el tercer plano quizás no fue feliz, pero hablando de la Gran Rusia en un sentido cultural más que geográfico me vino a la mente lo que nos enseñaron en la escuela: Pedro I, Catalina II”, enumeró.

“Quizás no es justo (el comentario), que nos digan los historiadores”, se excusó en ese sentido ante los periodistas que lo acompañaron en la gira, entre ellos un enviado de Télam.

“La herencia de la gran Rusia, la cultura rusa es de una profundidad muy grande. Tuvieron años oscuros, pero la herencia siempre estuvo ahí, a la mano”, sentenció.

En otro pasaje de la charla, el Papa renovó los elogios que había hecho en Mongolia al pueblo chino y reconoció su “admiración” hacia ellos, aunque dejó en claro que le gustaría “avanzar más” en el plano del diálogo religioso, en el marco del acuerdo firmado en 2018 para la designación conjunta de obispos pero por el que en cinco años solo se nominaron a seis prelados.

El Papa destacó que hay un diálogo “abierto” entre la Santa Sede y China, aunque expresó su deseo de “avanzar más en el aspecto religioso para entendernos más”.

Así, Francisco mostró su intención de que “los ciudadanos chinos no piensen que la Iglesia no acepa su propia cultura y valores o que depende de otra potencia extranjera”, buscando llevar tranquilidad a los cerca de 10 millones de católicos del país oriental, en el que durante más de medio siglo el Partido Comunista se había creado una Iglesia paralela a la de Roma, la Asociación Patriótica, para buscar limitar la posible injerencia de otros países sobre sus ciudadanos a través de la fe.

“Las relaciones con China son muy respetuosas. Personalmente tengo una gran admiración por el pueblo chino. El diálogo está abierto”, planteó luego de un viaje en el que no sólo pidió a los católicos chinos que sean “buenos ciudadanos” sino que también deseó “unidad y paz” al presidente de ese país Xi Jinping en dos telegramas que envió al sobrevolar el territorio del gigante asiático a la ida y a la vuelta desde Roma. 

“Para la designación de obispos hay una comisión en la que que trabaja el Gobierno chino con el Vaticano”, recordó Francisco sobre la implementación del acuerdo firmado en 2018 y renovado en 2020 y 2022, pero cuyo texto se mantiene secreto.

“En este camino amigable está haciendo bien la comisión presidida por (el secretario de Estado Pietro) Parolin, y también el Gobierno chino está haciendo un buen trabajo”, desarrolló.

En ese marco, recordó además que su enviado para la paz en Ucrania, el cardenal Matteo Zuppi, irá a China como parte de la serie de encuentros que ya tuvo en Kiev, Moscú y Washington, aunque aún no hay una fecha definida.

Tras convertirse en el primer Papa de la historia en visitar Mongolia, destacó que el país asiático tiene las condiciones para establecerse como un puente entre Europa y Oriente ya que cuenta con “la mística del tercer vecino que favorece este diálogo, que les hace ir adelante”.

“Podemos decir que su tierra está entre dos grandes potencias, Rusia y China, y, por esto, su mística es buscar dialogar, no por el desprecio a estos dos países, con los que tienen buenas relaciones, sino por el ansia de universalidad”, resaltó sobre Mongolia.

Francisco, de 86 años, regresó a Roma tras cuatro días de visita en Mongolia durante los que tuvo actividades políticas, sociales y culturales marcadas por su pedido de un diálogo mundial por la paz, el pedido de un “compromiso urgente” global por el clima y la profundización del diálogo interreligioso, al punto que llamó a líderes de toda Asia Central a unirse contra el fundamentalismo y la violencia.

Fuente: Télam

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