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Dos emprendimientos gastronómicos impulsaron sus proyectos a través de un programa municipal

El municipio realizó la quinta edición de «Impulsarte: Mi primer emprendimiento» y además de la capacitación, treinta proyectos recibieron el incentivo de $50.000 en concepto de capital semilla para fortalecer su desarrollo. Entre ellos, se encuentran Fábrica de alfajores y la cerveza artesanal Luisa Gote.

El año pasado se realizó un mundial para premiar al mejor alfajor y en ese contexto, se dio a conocer un dato contundente: en Argentina se consumen seis millones de unidades por día. Conociendo la popularidad de este producto, Alan y Mario apostaron a crear alfajores artesanalmente.

Ellos son la cara detrás del emprendimiento FDA: Fábrica de alfajores. Alan tiene 32 años y hace poco más de dos que arrancaron con el emprendimiento. “Surge ya casi saliendo de la primera etapa de la pandemia, el 21 de septiembre de 2020. Lo veníamos pensando con anterioridad y la idea era brindar una ayuda a mi suegra, que estaba sin trabajo y decidimos comenzar con un proyecto propio”, cuenta. También dice que la idea fue acompañada por una amiga que probó los alfajores y le encantaron y que tuvieron el asesoramiento de otra amiga. En definitiva, un proyecto que arrancó de manera colectiva y solidaria.

Antes de los alfajores probaron con otro emprendimiento junto con una amiga que tenía conocimientos de pastelería. En ese momento vendían huevos de pascua, pan dulce, budines, tortas y con el tiempo se fueron dedicando a otras cosas y no lo continuaron. Pero esa experiencia los ayudó a llegar al producto que realmente querían vender: los alfajores. “El alfajor es algo muy aceptado, se come mucho, es la golosina más famosa del mundo y por eso mismo nos abocamos directamente a estos”, asegura.

Sobre los productos, Alan destaca la diversidad de sabores y la calidad. “Nos dedicamos a armar alfajores de dulce de leche, también sacamos un nuevo alfajor que es de limón, sin tacc que es todo a base de coco, otro tipo oreo que está hecho de productos de origen vegetal, es decir que tenemos una variedad muy amplia. En total son ocho tipo de alfajores que ofrecemos”.

Además, en verano producen una edición de alfajor helado con cuatro sabores: capuccino, vainilla, chocolate y marroc.

“Hoy FDA es parte de la vida de todos, la realidad es que fue muy bien recibido, el producto es muy bueno entonces a la gente le gustó y así nos fuimos haciendo conocidos, fuimos creciendo en Instagram, y más allá de nuestro entorno, hay mucha gente que no conocemos que ya compran la marca”, dice.

Sobre Impulsarte cuenta que estaban buscando cómo formarse y a través del Instagram y por la cuenta de la Municipalidad encontraron la convocatoria del programa. “La realidad es que nos dio muchas herramientas. Por un lado, sobre las redes sociales, cómo administrarlas, cómo llegar al público, el tipo de imagen utilizar, si bien ya habíamos comenzado, parte de mi formación también viene de la mano con el trabajo de community manager y Mario se dedica más al diseño que lo hace muy bien. Todo eso nos ayudó a tener una buena estética y justamente mejorarlo a través del programa Impulsarte”, señala y lo recomienda, ya que se adapta a los horarios y a las necesidades de cada persona.

“No necesariamente hay que estar siempre conectado, sino que las clases se graban y podés verlo cuando quieras y contás con todo el material de apoyo para poder leer y consultar”, menciona como una virtud de la capacitación.

“Este emprendimiento es lo que siempre soñé, es tener ese negocio propio. Tener algo propio te da tranquilidad para decir el día de mañana: si no cuento con otro trabajo tengo esto y hoy en día es algo que sustenta a toda la familia, eso es algo que valoramos mucho”, finaliza.

Acerca de los desafíos, Alan menciona que quieren seguir creciendo, seguir apostando a este emprendimiento, y para eso contar con nuevas maquinarias para fabricar alfajores, expandir el emprendimiento a todo Rosario y entrar en las distribuidoras.

Cerveza Luisa Gote

El boom de la cerveza artesanal forma parte del consumo popular en todo el país y también en la ciudad. Dos rosarinas, Camila y Belén crearon Birra Luisa Gote, emprendimiento que vende cerveza artesanal rubia, roja y negra.

“Empezamos con este emprendimiento en el año 2018, esporádicamente hacíamos cerveza y recién a mediados del 2022 pudimos volver a juntarnos para organizar este emprendimiento que todavía no tenía nombre. En 2018 compramos el primer kit de cerveza. Nos pareció una buena idea hacer un producto que consumimos tanto. Belén ya venía haciendo cerveza con otra gente y, cuando deja ese proyecto, nos juntamos y empezamos a cranear juntas esta idea sin pensarlo a futuro, hacíamos cerveza para nosotras y para les amigues y disfrutar de eso. Nunca lo habíamos visto con futuro hasta que el año pasado que empezamos a pensarlo como emprendimiento. Y desde ese momento el proyecto no paró de crecer. Estamos muy contentas”, cuenta Camila sobre cómo surgió Luisa Gote.

Ambas dicen que les encanta la cerveza y que es un oficio del cual se aprende todos los días. “Apostamos a un producto casero y artesanal”, señalan.

Acerca de cómo surgió el nombre tan original de su emprendimiento, Camila dice que cuando se mudaron al barrio Luis Agote, hace seis años, apareció la idea de modificar el nombre masculino por uno femenino. “Al ser un lugar donde existieron muchos prostíbulos, trata de mujeres, la prostitución en Pichincha y Luis Agote era moneda corriente en toda esa zona alrededor de lo que era el ferrocarril y el puerto. También crecieron las primeras fábricas grandes de cerveza en Latinoamérica en el barrio Luis Agote. Entonces inventamos una leyenda, de Luisa Gote, haciéndole creer a muchos vecinos y vecinas que en realidad no existía una persona llamada Luis Agote sino que siempre se dijo mal el nombre y que ese barrio fue fundado por una prostituta en los años 20 y la gente empezó a creerlo porque la historia coincidía con la historia de la zona”, explica entre risas.

Y agrega: “Ahí nos dimos cuenta de que sería un buen nombre para la cerveza. Además de que crea una identidad en el barrio y que nuestro slogan es ‘las señoras también hacemos cerveza’. Queríamos que llegue a la identidad barrial, de la señora, de la historia del viejo Luis Agote, del viejo Pichincha, de todo eso que era suburbio y que forma parte de nuestra historia barrial”. Así, Camila y Belén crearon una leyenda que se transformó en el nombre de su emprendimiento.

Sobre el programa Impulsarte y haber sido seleccionadas con el capital semilla, advierte que cuando empezaron la capacitación hacía apenas dos meses que habían retomado el proyecto. “Estábamos en búsqueda de algún subsidio o alguna ayuda para poder crecer. En ese momento encontramos Impulsarte, nos pusimos a estudiar marketing, promoción, todo lo que dan en el programa, que está muy bueno. Nos llenó de herramientas que al día de hoy nos permite manejar organizadamente todo el proyecto y pudimos crear una estructura muy sólida. Llegamos a estar seleccionadas en los treinta proyectos y para nosotras fue muy interesante todo el proceso y además generamos una estructura de trabajo, cómo se construye, cómo se hace un emprendimiento, la verdad que fue un aprendizaje muy bueno”, dice Camila sobre su experiencia.

En su cuenta de Instagram suben fotos de su personaje, Luisa, en distintos lugares de Rosario. Sobre esta forma tan particular de comunicar en redes, Camila cuenta que Belén es ilustradora y animadora de videos y que ella trabajaba con las redes. “Cada cosa tiene su detalle y su significado, y eso nos ayudó mucho. En las redes no está explícito que vendemos cerveza, sino que creamos este personaje que se fue popularizando a partir de cómo llamaba la atención esta señora en distintos lados, en secuencias bizarras y extrañas”, dice entre risas.

Venden a partir del boca en boca y actualmente hacen una producción de veinte litros por semana. “Para cualquiera es poco, pero Impulsarte nos ayuda para comprarnos otro tipo de materiales, poder crecer, generar más litros y pensar en agrandar nuestra cocina”.

“Para nosotras este emprendimiento significa dejar de ver el lado heteronormativo de las personas que hacen cerveza, que siempre se trata del varón, una cuestión hegemónicamente varonil, y pensar en la cerveza como algo que lo hacen las disidencias, las señoras, que se hace en los barrios, que lo hacemos las mujeres. Empezar a pensar estos emprendimientos en cuestiones artesanales desde otro punto de vista”, finalizan.

Sobre el programa Impulsarte

«Impulsarte: Mi primer emprendimiento» es un curso de formación virtual para personas de 18 a 35 años, destinado a fortalecer proyectos productivos de quienes tengan una primera idea y también de quienes ya cuenten con un emprendimiento inicial en marcha. La propuesta busca generar y fortalecer emprendimientos juveniles de triple impacto: sociales, económicos y ambientales/sustentables, a través de la capacitación virtual.

El programa es posible a través del trabajo conjunto entre la Dirección de Juventudes, la Escuela de Emprendedores de Economía Social y la Dirección de Innovación y Emprendedorismo, y se enmarca en los lineamientos del Plan Cuidar, una propuesta integral desarrollada por el municipio para promover el cuidado de todas las personas en cada barrio de la ciudad.

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