Perú: Boluarte fue interrogada por casi cinco horas en fiscalía por el caso de los Rolex
La presidenta de Perú, Dina Boluarte, permaneció este viernes casi cinco horas en una fiscalía para responder sobre la procedencia de costosas joyas por una investigación de presunto enriquecimiento ilícito, y al finalizar la diligencia se retiró sin brindar declaraciones a la prensa.
Boluarte acudió a la sede del Ministerio Público citada por el fiscal general Juan Villena para dar su testimonio en torno al caso, que desató un escándalo en medio de criticas de la oposición y renuncia de algunos ministros.
Hace una semana decenas de fiscales y policías allanaron la vivienda de Boluarte y su oficina en el Palacio de Gobierno, en busca de evidencias sobre relojes Rolex y pulsera Cartier, cuya adquisición excedería la capacidad económica de la mandataria.
La mandataria rechazó haber actuado mal en el caso de las joyas y negó hechos de corrupción, pero no precisó cuando adquirió los objetos o si alguien se los regaló.
Boluarte dejó la fiscalía en su vehículo oficial sin responder a los periodistas que la esperaban afuera de la sede la fiscalía, y se dirigió al Palacio de Gobierno.
Representantes de la fiscalía no respondieron de inmediato a las consultas sobre los interrogatorios a la mandataria.
La presentación de Boluarte ocurre un día después de que acudiera a la fiscalía como testigo del caso el presidente de la región andina de Ayacucho, Wilfredo Oscorima, pero en la cita el funcionario se excusó de declarar, según la prensa local.
Oscorima fue llamado por la fiscalía por sus declaraciones hace unos días a una estación de televisión local, en la que afirmó que compró el año pasado un reloj Rolex, con las mismas características que se ha visto a Boluarte en eventos públicos.
El jueves, Boluarte se libró de un proceso de destitución en el Congreso, que rechazó dos mociones por legisladores de izquierda para iniciar un juicio político.
La presidenta se salvó de este proceso gracias a una amplia mayoría de votos, principalmente de legisladores conservadores y de derecha, alegando que buscaban evitar una crisis mayor.