Oscar Fay, ciudadano ilustre de Rosario
En una ceremonia realizada en el Concejo Municipal, el Dr. Oscar Fay fue reconocido por su larga y reconocida trayectoria en el campo de la bioquímica clínica, como ejemplo de dedicación, esfuerzo, compromiso y contribución a la sociedad.
El reconocimiento como Ciudadano Ilustre a Oscar Fay fue propuesto por el ex edil Agapito Blanco e impulsó la actividad la concejala Daniela León, de la Unión Cívica Radical/Juntos por el Cambio. Presidió el acto, en el marco del Palacio Vasallo colmado, la presidenta del Concejo, María Eugenia Schmuck, junto a la edila León, y el intendente municipal, Pablo Javkin.
“Yo soy de la primer camada de bioquímicos de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), del año 58”, cuenta Oscar Fay quien se considera afortunado por todo lo que pudo vivir con su profesión. “Me siento sanamente orgulloso, con muchas ganas, a pesar de mis 84 años, de seguir luchando y peleando por esto que significa el conocimiento, la ciencia, la educación pública”.
Franco Bartolacci, rector de la UNR, expresó que es un enorme orgullo para la institución educativa y la ciudad que un hijo de la Universidad Pública y profesional de excelencia sea hoy distinguido como ciudadano ilustre. Sostuvo que “es un reconocimiento merecido y necesario a un hombre sabio, integro y admirable. Un ex alumno de nuestro Instituto Politécnico Superior y de la Facultad de Ciencias Bioquímicas. Gracias Oscar, por tu pasión puesta al servicio de la ciencia local para el desarrollo, gracias por enaltecer con tu ejemplo nuestra Universidad Pública.”
En contribución a la sociedad, Fay es Miembro Fundador de la ex Fundación de la Ciudad de Rosario, hoy Fundación Rosario, desempeñándose como Coordinador del Consejo de Ciencias y Tecnología de la Ciudad de Rosario, desde su creación en el año 2007 hasta el año 2014.
Una vida en la UNR
Oscar Fay hizo la primaria en una escuela pública del barrio donde vivía, Ayolas y San Martín y la secundaria en el Instituto Politécnico. Ahí se recibió de técnico químico a los 18 años aunque dice que desde tercero empezó a “jorobar con los tubos”. “Siempre dije que yo tengo una mirada de la vida desde un tubo de ensayo porque lo miro desde hace 70 años”, confiesa. Cuando terminó la escuela, junto a cuatro compañeros querían estudiar química biológica pero en Rosario no existía la carrera. Había que viajar a La Plata, a Santa Fe o a Bariloche para cursar Biología pero todos eran de clase media y no podían. Fue justo ese año que la Facultad de Medicina de la UNR abre la inscripción a la carrera de bioquímica y allí se anotaron.
Ya en segundo año, fueron ayudantes de cátedra y dado que era una carrera nueva y necesitaba docentes, también se convirtieron en jefes de trabajos prácticos, aun siendo estudiantes. Desde ese momento y hasta que se jubiló en el año 2005 fue docente de la Universidad Nacional de Rosario. “Toda mi carrera estuvo llena de satisfacciones, de concursos, de historias muy lindas que me hace bien recordar y fue dentro de la Universidad Pública, soy un fanático de ella”.
El Doctor en Bioquímica trabajó más de 20 años en la oficina sanitaria de la Organización Panamericana de la Salud y fue distinguido por haber creado el Centro de Tecnología en Salud Pública que fue el centro de referencia de hepatitis virales para América Latina. Desde Río Grande hasta Tierra del Fuego, comandó toda la campaña de vacunación de la hepatitis A y B en el país y también en el Amazonia, el Golfo de Guinea, parte de Africa y China. Cuenta que su función era la logística porque debía formar los recursos humanos de apoyo de los laboratorios para hacer los testeos. “Estuve muchos años en los aviones y volviendo siempre a mi casa y lugar de vida en Rosario, pero fueron desafíos que me dieron bastante experiencia”.
Pionero en investigación
Oscar Fay junto al virólogo de Buenos Aires Guillermo Muchinik estuvieron durante un mes trabajando en el Instituto Pasteur de París con Luc Montagnier quien luego ganó el premio Nobel por descubrir el VIH. Cuando volvieron al país lograron recultivar el virus en el laboratorio de la sala 8 del Hospital Centenario. Recuerda que a raíz de este experimento, Montagnier vino a Rosario, visitó el hospital, comió con ellos en un restaurante donde está el actual Mercado del Patio y les dijo que no podía creer lo que habían logrado. Cultivar el virus significaba poder tener ensayos que determinaran el efecto de la medicación.
Dice que siempre tuvo una mirada aceptablemente optimista, que si el hombre vivió miles de años hasta ahora, es porque pudo sobrevivir, de alguna manera buscó resolver los problemas y lo logró. Para él la historia muestra que la resiliencia, la voluntad de vencer las grandes dificultades, hicieron que la especie humana siguiera existiendo.
Sobre la pandemia de covid advierte: “La posibilidad de que la ciencia en ocho meses haya logrado una vacuna que permita controlar la expansión del virus, es tan importante como el conocimiento social y este se construye. No termina con la vacuna, sino reconociendo cuáles son las situaciones que tendremos que modificar para que no vuelva a ocurrir”.
“Yo creo que tuve mucha suerte en poder vivir todos estos años de profesión con tanto desarrollo tecnológico y científico que permitió este protagonismo de la bioquímica que tiene su rol en la cadena de valores de la salud. Guardo un gran respeto y agradecimiento para todo lo que fue y es la Universidad Nacional de Rosario”, expresó emocionado.
Fuente: UNR