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FilRos 2023: literatura en el presente, cine en democracia y dictaduras y diálogos sobre el amor en la segunda semana

En la segunda semana de la Feria Internacional del Libro Rosario 2023, la jornada lunes contó con una gran variedad de actividades (fueron un total de veintitrés, entre presentaciones de libros, charlas, diálogos abiertos y más).

Para abrir la tarde se convocó a la audiencia a la charla El cine, pantalla de dictaduras y democracias. Coordinada por el periodista, escritor y crítico Pablo Makovsky, la actividad contó con la participación del autor Marcos Zangrandi (Los agentes dobles. Escritores y cineastas en la transformación del cine argentino; Beatriz Viterbo) y Florencia Halfon (Favio vigente. Un recorrido por sus pasiones; Futurock). Los tres iniciaron el diálogo en torno a períodos particulares del cine y la literatura argentina, atravesados por diferentes dictaduras, como la que comenzó tras el derrocamiento de Juan Domingo Perón en 1955 o la iniciada por Juan Carlos Onganía tras desplazar al presidente Arturo Illia, golpes militares que incidieron en la producción de cine.

Marcos Zangrandi explicó la relación entre lo que aparece en la pantalla argentina y su relación con esos procesos políticos-institucionales. “Los años cincuenta fueron una época clave para entender un nuevo trazado de la relación del cine argentino con el Estado. A partir de 1955, cuando se produce el golpe de Estado, aparece una fuerte discusión de qué tiene que aparecer en la pantalla. Ahí se gesta y está muy presente una idea de politización del cine. En esta época van a aparecer películas como El protegido de Leopoldo Torres Nilsson o El Jefe de Fernando Ayala, alegorizaciones de lo que había sido el peronismo”, detalló.

Con respecto al cine durante la última dictadura, Zangrandi expresó que se produjeron micro alegorías de lo que estaba pasando. El autor destacó: “Uno iba al cine y había pequeños guiños, como el film La isla de Alejandro Doria o Tiempo de revancha de Adolfo Aristarain, en los que había una historia con pequeños guiños que hablaban de ese clima de represión. Luego llega el cine de los 80 y los 90, el cine de la democracia, que viene a reponer todo eso que había sido callado o reprimido”.

Florencia Halfon, por su parte, profundizó en la obra de Leonardo Favio, detallando cada una de las etapas del realizador. “Favio pensó que las cuestiones históricas estaban generando presencia en cines y ahí es cuando aparece Juan Moreira. Elige contar a un gaucho polémico y complejo”, dijo sobre el recordado film protagonizado por Rodolfo Bebán. Al respecto, Pablo Makovsky añadió que el cine de Favio tiene mucho que ver con la identidad.

Sobre el cierre, Halfon contó una anécdota sobre el actor español José Sacristán (estará el sábado 19 en el Teatro Astengo), quien estaba fascinado con las películas de Favio y su modo de filmar. La autora explicó que los relatos de Favio, pese a ser locales, muy específicos y argentinos, son considerados por Sacristán como “lo más universal del mundo”.

Más tarde se desarrolló el panel Políticas de la moda. Política y politicidad: la vestimenta y su rol en la configuración de la imagen, con María Eugenia Maurello, María Laura Carrascal y María Celia Vázquez. Entre otras cosas, se ahondó en la figura de Victoria Ocampo como gestora cultural y su singular modo de vestirse.

En el espacio Hugo Diz del tercer piso, en la charla Aproximaciones a la obra de Juan Grela, Guillermo Fantoni, Adriana Armando y Maxi Masuelli, con moderación a cargo de Georgina Ricci, dieron cuenta de la vasta obra del recordado pintor y grabador tucumano, rosarino por adopción. “Nuestras experiencias de vida con Grela han significado una mirada sobre el arte que está presente todavía. Mi acercamiento a la obra de Grela es un hecho compartido con Guillermo Fantoni desde la galería Miró. Debemos seguir encontrando textos de él que abonen nuevas miradas; es parte del desafío para seguir sosteniendo la memoria de, no sólo un gran pintor, sino una gran persona”, destacó Adriana Armando durante la actividad.

Literatura, actualidad y las vicisitudes de las y los lectores en el siglo XXI

En una interesante charla desarrollada en el auditorio Angélica Gorosdicher, Martín Kohan, escritor, docente, ensayista y novelista nacido en Buenos Aires, conversó con su par marplatense Carlos Aletto y la licenciada en Comunicación Social y periodista Lucía Rodríguez, sobre la literatura en el presente. Se abordó el tema de la falta de la lectura, la desconexión que hace falta para justamente conectar con el acto de leer, y la importancia de reivindicar la literatura en el presente, en el marco de los 40 años de la vuelta de la democracia.

Aletto, quien confesó que Kohan es su escritor más cercano, le preguntó al oriundo de Buenos Aires acerca de la relación entre literatura y política, en relación a estas cuatros décadas. En ese sentido, el escritor porteño señaló: “A lo largo de estos 40 años de democracia se nos invitó, desde ciertos sectores, a dejar atrás al pasado, o se insiste en que no va a haber posibilidad de futuro si volvemos una y otra vez sobre el pasado. Ese tipo de formulación, a mi entender completamente engañosa, presupone que relacionarse con el pasado es quedar con una fijación. Y la realidad es que, cierto tipo de preguntas e indagaciones, pueden dirigirse hacia el pasado, pero siempre se formulan en tiempo presente. Entonces, no es sino con la elaboración de un pasado que se puede conformar un presente y definir algo así como un futuro. La literatura tiene en ese sentido un rol fundamental”.

Por otro lado, Kohan remarcó que el daño que ocurrió en el pasado con aquellas personas que fueron despojadas de su identidad, no sólo se evoca en el presente con la memoria, sino que continúa ocurriendo aún hoy. En ese sentido explicó: “Cada nieto recuperado en la actualidad está subsanando una herida que se produjo en el pasado, pero que sigue operando hoy”.

Sobre la idea de la falta de lectura por parte de las generaciones más jóvenes, Kohan fue contundente y negó tal carencia: “Me parece que hay algo tramposo con la idea de que hay un lugar en que el problema se concentra en la franja conformada por niñas, niños y adolescentes. Eso me parece que es una coartada de adultos no lectores, de gente que no lee. La coartada es presentar el problema de que no se lee como un problema de las infancias y de jóvenes. Basta con recorrer una feria como esta para confirmar que en realidad ellas y ellos leen mucho”.

Por otro lado, el autor se mostró crítico con la escasez literaria y cultural de ciertos sectores de la clase política, asegurando que ahí sí hay falta de lectura. “Al comienzo yo decía que no quería sonar apocalíptico, pero no son sólo algunos votantes los que no parecen haber leído un solo libro en su vida: algunos de los candidatos y probablemente algunos de los que pueden llegar a ganar, evidentemente no han leído un solo libro en su vida.”, aseveró.

Perspectivas sobre el amor, una certidumbre fugaz

La marplatense Alexandra Kohan encantó a las y los presentes con su diálogo referido a Qué es el amor, junto a Juan José Becerra. Una charla para poner sobre la mesa diferentes concepciones referidas al amor, fuera de la dependencia a lo comúnmente establecido. ¿Qué pasa cuando se termina el amor? ¿Qué implica enamorarse? Esas y otras temáticas se abordaron en una mesa debate cargada de emoción y diálogos profundos.

La autora de Un cuerpo al fin –una exploración de la materialidad simbólica y real del cuerpo que además celebra la lectura y la escritura- y Becerra invitaron a la reflexión de una manera accesible, abriendo las puertas del repensar introspectivo con cuestionamientos primordiales que se escabullen por debajo de la realidad superficial. “Porque no sabemos, se sigue hablando sobre el amor y que el amor resiste en los discursos y en lo que se escucha. El amor inquieta y cuando irrumpe algo se sabe; también se empieza a conocer algo cuando se empieza a narrar”, expresó la también autora de Psicoanálisis: por una erótica contra natura (2019).

Sobre su modo de concebir y entender el amor como un saber, Juan José Becerra confesó que, como decía Sócrates, solo sabe que no sabe nada. “Yo me siento bastante ignorante en la materia”, reveló y siguió: “Me da la sensación que es un conocimiento en constante retroceso. Una persona que se enamora por primera por primera vez cree que lo sabe todo, luego se vuelve a enamorar y cree que sabe más: cuando pasa eso por quinta vez, ya no sabe nada. Si el amor es un conocimiento, no es acumulativo. Es cada vez más volátil”.

¿Cuándo es que uno puede contar el amor? ¿Es sólo posible contar el amor después de sucedido?, planteó la coordinadora de la charla, Julia Musitano. Becerra argumentó: “No creo mucho en la experiencia como una fuente de saber, de conocimiento. Para mí, la persona que acomete un acto es la que menos sabe sobre el interior de ese acto. Cuando uno toma una decisión, podría haber tomado otra. Creo que entiende más el que está atento a la situación, un tercero”. A propósito de ello, Kohan añadió: “Estoy de acuerdo, en el acto no está el saber sobre el acto. En el análisis no es que el analista sepa, sino que escucha y va editando ese texto en bruto o brutal que a veces sorprende a la persona que está hablando.”

¿Estamos presenciando el fin del amor tal como lo conocíamos, es decir, el amor romántico? Ese fue el interrogante que abrió la moderadora del diálogo. En relación a esa cuestión, Alexandra Kohan fue categórica: “Me parece que no. Si bien hay paradigmas de cada época que se van rompiendo, yo no me animo a decir que estamos asistiendo al fin del amor tal como lo conocíamos. Uno podría decir que cada época tiene un modo de decir del amor, pero el amor se sufre igual. Lo que sí van cambiando son las formas de relación y las maneras en que se producen los encuentros amorosos. Ahora, por ejemplo, hay mucha gente que migra a las aplicaciones de citas. Pero no cambió el modo en que el amor afecta a las personas: se vive con la misma pasión y se sufre igual que siempre.”

Kohan, por otro lado, aseguró que hay algo de ese otro que enamora profundamente y no se sabe por qué: si aparece otra persona con similares características no será lo mismo por más que haya coincidencias. “Eso es lo que hacen las aplicaciones de citas, la ilusión del match, que uno podría ahorrarse tiempo haciendo esa especie de scouting de competencias del otro, como si fuera un administrador de recursos humanos que mira currículums. Después quizás vas al encuentro y nada que ver, no pasa nada. ¿Cómo se explica eso? No es el otro con sus características, es lo que algo del otro hizo de mí. Esa es la verdadera ignorancia sobre el amor”, concluyó.

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