El embajador ruso en Argentina denunció una campaña de “histeria antirrusa”
El enfrentamiento bélico en Ucrania incluye “simulacros organizados por varios países occidentales e implementados por ultranacionalistas ucranianos, que buscan acusar de crímenes de lesa humanidad” a Rusia, advirtió el embajador ruso en la Argentina, Dmitry Feoktistov, para quien “los oponentes de Occidente no están preocupados por la realidad, sino por implementar la política de incitar a la histeria antirrusa”.
Feoktistov reseñó, en una declaración oficial distribuida a medios argentinos, que la embajada elaboró un informe detallado sobre los dos hechos por los que se acusa a Rusia de crímenes de guerra, los de la ciudad de Bucha y los de la estación ferroviaria de Kramatorsk, “pero los periódicos y los portales digitales a los que se remitió dicho material rechazaron su publicación”.
“Teniendo en cuenta la importancia excepcional del mencionado tema quisiera señalarlo a la atención de las autoridades y el público” argentino, explicó el embajador sobre su declaración oficial.
Feoktistov enmarcó las denuncias sobre presuntas masacres de civiles en Bucha y Kramatorsk en “las provocaciones de un tipo cualitativamente nuevo” y que integran “el arma principal de la campaña de información desatada contra Rusia”.
El diplomático llamó la atención sobre el hecho de que “todas las llamadas ´pruebas de crímenes´ en Bucha aparecieron justo cuando los oficiales del Servicio de Seguridad de Ucrania y representantes de la televisión ucraniana llegaron a la ciudad”.
Mientras estuvo bajo control ruso, aseguró, “ningún residente local resultó dañado”, quienes vivían en la ciudad “circulaban libremente por las calles y utilizaban comunicación celular” y las salidas “permanecían abiertas”.
Para Feoktistov, el uso de “los trucos rusofóbicos más sucios” se confirmaron en Kramatorsk, cuando los medios “salpicaron en un día una nueva porción de noticias falsas contando que las Fuerzas Armadas rusas lanzaron un ataque con misiles contra la estación ferroviaria” local.
“Se confirmó inequívocamente que este misil no era ruso, sino ucraniano. Tan pronto como surgieron estos hechos, las voces de los activistas de derechos humanos
se desvanecieron rápidamente, y se trató de olvidar toda la historia lo antes posible”.
Pidió otra vez a los medios “un enfoque objetivo para evaluar lo que está sucediendo en Ucrania”, y les reclamó que “separen los hechos de las falsificaciones y no se dejen influir por los esfuerzos de Occidente”.
“Los intentos de difamarnos y aislarnos no funcionarán; no se logrará poner de rodillas al pueblo ruso. Estamos luchando por una causa justa. La victoria será nuestra”, concluyó.