La CGT advierte que “la unidad sindical no está en duda y el peronismo vive en ella”
El taxista José Ibarra y Julio Estévez (h), de los jerárquicos de la ex AFIP, prestaron sus consejos y la oficina principal del brazo político del mundo sindical, las 62 Organizaciones Peronistas, para que Héctor Daer y Hugo Moyano alcanzaran un nuevo acuerdo que dejará a la CGT unida y con sus dirigentes activos para enfrentar al “enigma” Milei y a la “terquedad” de Cristina Fernández que insiste en utilizar el dedo para ordenar al partido fundado por Juan Perón.
La turbulenta salida de Pablo Moyano de la CGT, luego de fotografiarse con Cristina Kirchner en el Instituto Patria en Octubre pasado cuando intentaba forzar a la CGT a convocar a un paro nacional contra Milei, fue la gota que colmó el vaso de la paciencia del resto de los dirigentes cegetistas que atravesaban y, aún lo hacen, complicadas negociaciones paritarias que no siempre son homologada por la secretaría de Trabajo que conduce, Julio Cordero, y que es el detonante principal del actual conflicto que existe en el gremio Camioneros.
Pero sin mezclar las dificultades para homologar un acuerdo paritario de un gremio, Hugo Moyano, privilegió la unidad sindical en la CGT para enfrentar el corto y mediano plazo político de la Argentina y llegó a un acuerdo con Daer trás una hora y media de discusión “sincera” según expresaron los dos protagonistas.
Porque las diferencias existen, pero frente al misterio de la popularidad de Javier Milei, de pie en medio de un severo ajuste en la población, y la reaparición de Cristina Fernández al frente del PJ nacional relegando la figura política del gobernador bonaerense, Axel Kicillof, sirvieron de amalgama para sellar la unidad y reivindicar que “…el movimiento peronista tiene su fundamento en el pueblo trabajador organizado”.
Acerca del enigma Milei, Héctor Daer se mostró sorprendido por la vigencia de la popularidad de su gobierno que calificó como “…de ciclos que se dan en la ciudadanía” y que tienen su fundamento en el pésimo gobierno que le precedió.
Aquel compuesto por dos Fernández, Alberto y Cristina. Sin embargo, llamó a no equivocarse a los trabajadores y en confiar en los tiempos sindicales que imprimen a las negociaciones los dirigentes cegetistas porque se está “…negociando contra el capital financiero no con aquel capitalismo que planta sus inversiones en suelo argentino” y, señaló, “se habla mucho de las similitudes de Milei con Trump. Pero Trump es empresario, tiene plata, invierte es dueño. Milei fue empleado”.
Para Hugo Moyano, el gobierno cometería un error si busca eliminar los derechos de los trabajadores con una reforma laboral. Sería un error total. Todos los integrantes de las 62 Organizaciones y de la CGT, estamos desarrollando una estrategia para encarar los problemas como corresponde. Estamos convencidos de que la única forma de termina con esto es en las urnas y nos estamos preparando para ello”.
Es en ese punto donde se escucharon los reclamos más altisonantes del almuerzo posterior del que participaron representantes de varios gremios y delegaciones del interior del país.
Desde José Ibarra, pasando por Héctor Daer, los discursos fueron para el kirchnerismo y para Cristina.
“No hubo autocrítica alguna por los cuatro años perdidos antes de Milei”. “No podemos permitir que nos sigan dirigiendo con el dedo” .“Históricamente, en el Congreso, donde se decide el futuro de los trabajadores, había más de 40 dirigentes orgánicos del mundo laboral, hoy no llegamos a 5 y porque tienen relevancia propia en la sociedad”, fueron algunas de las frases más aplaudidas por la concurrencia.
LA CGT: “A CASSA TUTI BENE”
“En casa todo bien” suelen decir los italianos, aunque puertas adentro se viva un infierno.
Para apaciguarlo, Hugo Moyano, de 81 años, intervino rápidamente y reemplazo a Pablo Moyano en el triunviro de decisión de la CGT por un dirigente de su extrema confianza que estuvo presente en las deliberaciones y el almuerzo de unidad.
Octavio Arguello también tomó la palabra y reivindicó la figura de Juan Perón y las luchas del pasado reciente de Hugo Moyano en la década del ‘90.
Con la llegada de Arguello a la conducción cegetista, junto Héctor Daer y Carlos Acuña (estaciones de servicio) Hugo Moyano será parte de la mesa chica de decisión de la central obrera.
Hugo, tiene buen trato con el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, y, en cuestiones sindicales su relación con Julio Cordero será puesta a prueba en el latente conflicto con Camioneros por su paritaria.
Lo importante para el sector dialoguista sindical es que con Hugo, a diferencia de Pablo Moyano, los canales de diálogo con el gobierno funcionan a la perfección.
En ese sentido, el regreso de Hugo Moyano a la CGT es una buena noticia para Daer, Gerardo Martínez y otros dirigentes con miles de afiliados que no están dispuestos a radicalizar su discurso y sus acciones como pretende el Instituto Patria.
En esta decisión temporal coinciden con los intereses de los gremios denominados “independientes” que lidera el gastronómico Luis Barrionuevo.
Una tregua abierta hasta mediados de 2025 cuando se renueven los dirigentes del consejo directivo. Mientras tanto no dejo de advertirse la figura en ascenso del hijo de Hugo, Jerónimo Moyano.
Referente de la juventud sindical estuvo presente durante estos acontecimientos y se lo ve siempre al lado de su padre. Jerónimo es hijo de Liliana Zulet, tercera esposa de Hugo, que mantuvo serias disputas con Pablo Moyano por el manejo de la obra social de Camioneros.
Junto a “Huguito”, Hugo Antonio Moyano, abogado que ocupa el puesto de Coordinación de Asuntos Jurídicos del sindicato de Camioneros, hermano, un año menor, de Facundo Moyano, el jefe del clan parece sentirse más a gusto en las negociaciones sindicales durante la era Milei.
Huguito fue parte de las reuniones de la CGT con empresarios del Grupo de los Seis y representantes del Gobierno por la reglamentación de la reforma laboral. Tiene diálogo con Julio Cordero y con referentes de la Organización Internacional del Trabajo en reuniones donde concurre junto a Gerardo Martínez del gremio de la construcción y Daniel Funes de Rioja, por la parte empresaria.
A cassa tuti bene, piensa Moyano mientras decide apuntalar a Axel Kicillof en su pelea frente a Cristina y mientras analiza a Javier Milei ese “enigma” para las dirigentes del mundo del trabajo.