Brasil elige: Lula marchó con una multitud en Pernambuco y Bolsonaro criticó la justicia electoral
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, cargó contra la Justicia electoral, a la que acusó de beneficiar a su rival en el balotaje, Luiz Inácio Lula da Silva, quien ante una multitud en Recife desafío al jefe de Estado a pasarle la banda presidencial el 1 de enero en Brasilia, confiado en su victoria el 30 de octubre.
El ultraderechista apeló, también, a los valores religiosos de su campaña en la propaganda televisiva del Partido Liberal, acusando a Lula de promover la flexiblización del aborto y mostrándose entre lágrimas al hablar de su hija, en un intento por mejorar la imagen tras haber ido al Santuario de Aparecida, mayor basílica católica, donde recibió abucheos el miércoles y sus seguidores insultaron a los curas que pedían no politizar el día de la Virgen de Aparecida, patrona de Brasil.
Lula, por su parte, llevó a la televisión los apoyos que recibió Bolsonaro de asesinos como la exdiputada carioca Flordelis y el exarquero Bruno, de Flamengo, que descuartizó a su esposa, entre otros, en el marco de una campaña de ambos lados que bordea lo que la prensa está calificando de “cloaca electoral”
Lula, quien venció 48,4 % contra 43,2 % de Bolsonaro en la primera vuelta del 2 de octubre, se dio un baño de masas en Recife, capital de Pernambuco, su estado natal y uno de los polos más desarrollados del nordeste, la región que es su principal caudal de votos y que compensa la fuerza que el presidente tiene en San Pablo, Río de Janeiro y el sur del país.
En una de las mayores movilizaciones de la campaña por la capital pernambucana, Lula denunció que Bolsonaro ha activado la máquina pública de dinero como ningún otro presidente en ejercicio para su reelección.
“Él puede gastar lo que le parezca, está gastando como ningún Presidente en la historia republicana. Pero el destino de Bolsonaro está escrito: va a tener que tener humildad y el 1 de enero pasarme la banda y ponerla en mi cuello“, dijo el exsindicalista.
Lula comparó la multitudinaria caminata por el centro antiguo de Recife de este viernes, organizada por sus aliados en Pernambuco, con el “fiasco” de una marcha de pocas decenas de personas en la misma ciudad que recibió el jueves a Bolsonaro.
Lula recordó que la semana pasada, tras la derrota en la primera vuelta, el mandatario sostuvo que el Partido de los Trabajadores (PT) ganaba en el nordeste porque allí había gran cantidad de analfabetos, repitiendo prejuicios tradicionales de las clases altas de Río de Janeiro y San Pablo.
Bolsonaro nunca admitió a lo largo de la campaña la posibilidad de cumplir con el rito de entregar el poder, en el marco de la campaña que inició hace un año contra la falta de transparencia en el Tribunal Superior Electoral.
En Duque de Caxias, municipio paupérrimo ubicado al lado de Río de Janeiro, el mandatario dijo que Lula “miente al ofrecer picaña con cerveza los fines de semana para el trabajador”.
“El trabajador tiene que sacrificarse y no recibir nada gratis de nadie”, bramó en el acto, en el cual estuvo a punto de desmoronarse el escenario, momento en el cual el jefe de Estado tropezó y debió agarrarse de las personas a su lado.
Más tarde, en Minas Gerais, al lado de su nuevo aliado, el gobernador libertario Romeu Zema, del derechista Partido Novo, Bolsonaro pidió a más de cien intendentes de ciudades pequeñas de ese estado que convoquen a votar a las personas mayores de 70 años, que no tiene obligación legal de hacerlo.
“Esto es una guerra y ustedes como intendentes tienen una misión”, dijo el gobernador Zema junto a Bolsonaro.
El Presidente volvió este viernes a atacar a la justicia electoral.
Bolsonaro acusó al presidente del Tribunal Superior Electoral, Alexandre de Moraes, de trabajar para su derrota en el balotaje del 30 de octubre luego de negar un pedido del bolsonarismo para investigar supuestos delitos de las principales empresas de encuestas.
“Las mentiras de las encuestas llevan millones de votos hacia el que va primero. Yo podría haber ganado o empatado en la primera vuelta. Ocurrió lo contrario, casi nos ganan”, dijo Bolsonaro en un podcast conservador.
Bolsonaro obtuvo siete puntos más de lo que le adjudicaban en la campaña las encuestas, razón por la cual el bolsonarismo intentó abrir procesos contra las empresas, sobre todo Datafolha e Ipec.
En ese marco, el juez Moraes impidió la apertura de una causa que quería abrir la Policía Federal, dependiente del Ministerio de Justicia, y el Consejo Administrativo de Defensa Económica (CADE), vinculado al jefe de gabinete, Ciro Nogueira.
El magistrado sostuvo que no había causas para abrir investigaciones e “incompetencia absoluta” de los órganos que requirieron.
“Moraes quiere que las encuestadoras sigan mintiendo y las encuestadoras inducen el voto para quien va primero”, aseguró Bolsonaro.
De acuerdo con los últimos sondeos, el mandatario aparece segundo, entre 3 y 7 puntos detrás de Lula, para el balotaje.
Según Bolsonaro, Moraes trabaja para la victoria de Lula debido a que tiene vínculos políticos con Geraldo Alckmin, el candidato a vice de la fórmula opositora, que fue gobernador de San Pablo.
Según Bolsonaro, Moraes se asegura poder gobernar el país en caso de una victoria de Lula.
“Si gana Lula el que gobernará es Alexandre de Moraes”, sostuvo Bolsonaro, quien es investigado por el mismo magistrado en el Supremo Tribunal Federal en cuatro procesos vinculados a acciones criminales contra el sistema constitucional.