Negri: “Cada candidato de Juntos por el Cambio da vueltas con la misma Biblia, pero dicen que la suya es la mejor”
El diputado nacional y presidente del bloque la Unión Cívica Radical, Mario Negri, afirmó que los precandidatos de Juntos por el Cambio recorren el país con “la misma biblia, pero cada uno que llega a algún lugar” dice que la suya es “mejor” que la de su compañero, en clara referencia al proceso interno que transita la coalición opositora.
De cara al proceso electoral, el legislador cordobés aseguró que el radicalismo debe recuperar el diálogo interno y continuó: “De nada sirve que nosotros nos estemos midiendo por la cantidad de fotos que cada uno se saca. Los proyectos colectivos son mucho más importantes que los proyectos personales”.
Consultado por el rol del ex presidente Mauricio Macri, Negri resaltó su figura, pero argumentó: “Me hubiese gustado que en su rol ayude a resolver todas las hipótesis de conflicto que se dan naturalmente dentro de la coalición. La dimensión de una figura como esa no es para bajar al barro“.
En relación a la elección provincial cordobesa, el legislador fue optimista sobre la llegada a un acuerdo entre el senador Luis Juez y el diputado Rodrigo de Loredo. Además, resaltó que JxC tiene la obligación de plasmar una gran foto nacional en el segundo distrito más grande de la Argentina.
“Córdoba es una provincia que le daría un gran ejemplo a la Argentina si los cordobeses se animan a alternar. Yo padecí y fui parte de dos crisis electorales; no voy a hablar de eso, es página pasada, pero hoy hago lo imposible para que eso no vuelva a ocurrir y creo que lo vamos a lograr“, sostuvo el referente radical.
Los principales pasajes de la entrevista con Noticias Argentinas:
¿En qué momento institucional se encuentra la Argentina?
A 40 años de democracia, hay una degradación muy fuerte institucional, mucha fatiga social y con un sector muy amplio lleno de insatisfacciones. Muchas con razones y que la política tiene que leer correctamente. Lo que ha sido recurrente es la crisis económica, pero ahora se le sumó el plus de que es posible tener un país al margen de la ley y eso nos hace retroceder.
– El oficialismo recurre al uso de palabras que remiten a momentos oscuros de la historia Argentina, por ejemplo, “proscripción”, ¿esto también tiene peso en esa degradación que marca?
– No pesa nada porque “proscripción”, “la deuda es de los otros” y “nosotros no tenemos nada que ver con lo que pasa” es la base de la construcción de un relato que el populismo, normalmente, acude a él y que le sirve de plataforma para el proceso electoral que viene, sino fundamentalmente para quedarse con un discurso si pierde la elección. Creo, en esta oportunidad, eso está muy venido a menos y desacreditado.
– ¿Qué otra variable observa para decir que no tendrá peso en las instancias electorales?
– Es llamativo…Nadie en el peronismo, por lo menos en el kirchnerismo que es el que conduce al peronismo en definitiva, habla de la inocencia de Cristina (Kirchner). Lo que quieren construir es proscripción donde no la existe. Eso es fácil de verificar. Están buscando construir un discurso que sostenga un relato que garantice un electorado cautivo del kirchnerismo, que no es chico, y que si no le alcanza para ganar, le permita sostener un espacio opositor. Es un relato para la clientela propia y que nadie se vaya del corralón para que todos tengan una épica de dónde sustentarse, aunque, en realidad, sea algo imposible de alcanzar.
– ¿Entonces, ve al kirchnerismo replegado en el conurbano bonaerense?
– Nosotros tenemos que imaginar que en la geografía de la Argentina hay provincias que son las de mayor volumen electoral, donde hay suerte casi de monarquía. Pero centralmente el peso político que puede generar algún tipo de obstáculo, de afirmación de lo que va quedando como remanente —porque se ha ido degradando electoralmente—, tiene un orden de prioridades y es Buenos Aires. Hacía eso el destino de los fondos, de todo lo que pueda echar a mano en el último tramo de gobierno.
– En estos cuatro años de gobierno del Frente de Todos, vimos a una oposición que logró mantenerse unida —con matices— representando el “antikirchnerismo”. En esta nueva etapa que inaugura el calendario electoral, ¿qué tiene para ofrecer Juntos por el Cambio al votante?
– Juntos por el Cambio tiene una responsabilidad enorme. Es un hilo muy delgado porque, ante una sociedad fatigada que no ve luz en el horizonte y que, además, tenemos posibilidades ciertas de ser gobierno, nosotros debemos ir dando progresivas señales de dirección y rumbo. Por lo pronto, hay que contarle a la gente qué no vamos a hacer de los desmanes que ha hecho este Gobierno. En segundo lugar, hay que superar que la etapa de las declaraciones y hay que comenzar a mostrarse vinculados a una demanda que cada día está más insatisfecha: qué tipo de Estado vamos a tener; qué barbaridad no vamos a cometer de las que este Gobierno hizo; qué visión tenemos sobre el mundo; cuáles son nuestras fortalezas para crecer; qué vamos a hacer con el gasto público y cómo vamos a alentar las exportaciones; cómo vamos a salir del cepo. Todo cambió desde las elecciones del 2015, 2017 y 2019. Esta es distinta. Nosotros tenemos que transitar un camino basado sobre una afirmación de democracia y verdad. La verdad debe ser esperanza, pero la verdad implica —a una sociedad en este estado— que nosotros no nos podemos equivocar en lo que prometemos. No tenemos márgenes para el error y corrección permanente.
– ¿Qué opina del 70% como piso para instrumentar las reformas?
– No es un problema de números. Se va a necesitar mucha legitimidad y eso se compone por dos vías: una, lograr tener mayoría o muy buenos acuerdos parlamentarios y, en segundo lugar, la mayor legitimidad para llevar adelante los cambios profundos y que la sociedad los comprenda y acompañe. Si tenemos a la sociedad del lado de la necesidad de los cambios, es muy difícil que te puedan frenar para que no los puedas hacer. El futuro hay que empezarlo a explicar ahora, no hay que esperar a que ocurra porque después se hace incomprensible.
– Javier Milei introdujo ciertos debates que eran tabú y parece tener buena receptividad…
– El desorden de la economía y su orden no tiene derecho de autor: es una necesidad. No es un problema de izquierda o derecha. Una economía desordenada, un Estado deficitario, balanza comercial negativa y un país que no crece hace 12 años…No tiene derecho de autor, lo que tiene es la obligación de salir de esa torpeza.
– ¿Cuál sería el camino más saludable que debería recorrer la Unión Cívica Radical (UCR) para llegar firme y competitivo a las primarias?
– Más que llegar competitivos, que es algo natural que puede ocurrir, lo que para mí es más trascendente es que el radicalismo recupere su capacidad de gravitación en las decisiones de una coalición de la cual es parte y tiene muchísimo para dar. No solo en recursos humanos, sino también en decisiones políticas y de programa. Pero lo más importante a recorrer, ahora, es que la UCR recupere —rápidamente— esa conversación entre sí para poder dialogar hacia afuera de otra manera.
– ¿Puede profundizar?
– Me preocupa ese deterioro del diálogo interno en la vida partidaria que, en vez de ayudar, nos afecta y nos hace perder energía, pero no de cara al proceso interno: nos hace perder energía de cara al rol y la responsabilidad que tiene el radicalismo. De nada sirve que nosotros nos estemos midiendo por la cantidad de fotos que cada uno se saca. Lo que nosotros necesitamos es hablar entre nosotros mucho más y saber que las decisiones y los proyectos colectivos son mucho más importantes que los proyectos personales. Con ese principio de autoridad nosotros tenemos mucha mayor capacidad de incidencia -en el sentido positivo- dentro en una coalición. Nadie, esté donde esté, puede decidir sobre lo que el radicalismo no quiera decidir.
– Es decir, le preocupa que vuelva a repetirse la experiencia de gobierno de Cambiemos…
– Hay una pérdida de energía en la capacidad de diálogo entre nosotros, sobre la base de definir no solo una estrategia de carácter electoral, sino una estrategia de incidencia en la coalición de gobierno que viene el año que viene porque no somos ni más ni menos que ninguno de los que la integran, pero para eso no podemos pensar que esa definición la dan los terceros: es exclusivamente responsabilidad nuestra.
– ¿Qué le faltaría a la UCR para ungir a un candidato competitivo?
– Nada se inventa. No es que las cosas se hacen porque uno decide, o no. El radicalismo puede tener y tiene candidatos que legítimamente tienen aspiraciones. Para mí, el quid de la cuestión supera las individualidades. Este Gobierno se caracterizó por algo: le apagó la luz y llenó de incertidumbre a la ciudadanía. Ahora, Juntos por el Cambio tiene la enorme responsabilidad de no trasmitir lo mismo y que crean que solo es una pelea salvaje entre dirigentes. Tenemos que tener la capacidad de saldar diferencias, de competir con altura, pero, esencialmente, tenemos que afirmar rápido que vamos a tener un programa que nos albergue a todos.
– ¿El votante de JxC tiene esa impresión al observar este comportamiento?
– Yo creo que es un riesgo todos los días que hay que cuidar. De hecho, todos podemos ver y reconocer que hay una atomización en la sociedad. Entonces, para no profundizar eso, no podemos pedirle a otros que hagan lo que nosotros tenemos que hacer, que es recuperar esa confianza en JxC. Tengo la impresión de que estamos más tomados por encontrar diferencias para ver a quién votan en una interna, si es que ocurriera, en vez de encontrar cómo salimos las diferencias para plantear un programa. Hay que ordenar las prioridades y eso hay que hacerlo todos los días. ¿Qué dice la gente? “Por favor, no se peleen”. El “no se peleen” no es que “no se griten” o “discutan”, es “no está faltando un poco más de tranquilidad de que van a trabajar con más intensidad juntos para gobernar el país de otra manera”. Del Gobierno solo esperan malas noticias. Si en un proceso preelectoral, nosotros no construimos buenas noticias que vayan acompañadas de que vamos a estar juntos, es muy probable que la gente nos esté midiendo y nos vuelva a repetir ‘no se peleen’. A veces, pienso, con cierta ironía, que cada candidato de JxC da vueltas por el país con la misma biblia, pero cada uno que llega dice que la de él es mejor que la otra. No se trata de buscar la diferencia de biblia que cada uno reparte, sino que la gente comprenda que su contenido es lo que hay que hacer.
– Gerardo Morales le abrió la puerta a una interna partidaria…
– No se dieron las condiciones. Para eso se requiere un consenso interno del partido y ya no hay tiempo para eso. Yo creo que la coalición, hasta ahora, ha compartido listas y seguramente puede haber fórmulas cruzadas. Se tiene que definir una estrategia, pero si nosotros no somos capaces de sentarnos en una mesa para construir una propuesta común que sea propositiva y mejore a la coalición, lo único que vamos a hacer es construir una mayor confusión. El radicalismo tiene que hacer un aporte y develar ese tipo de incertidumbre sobre las reglas del juego. ¿De qué manera vamos a participar? ¿Cómo nos vamos a cuidar en la competencia? Porque si la competencia se convierte en una agresión adentro, va a ser muy difícil después ir a pedirle al otro estar juntos para resolver los problemas que va a heredar. Es una situación delicada que exige una enorme responsabilidad por parte de los que nos consideramos dirigentes. Acá no hay un salvador ni dueños de verdades absolutas.
– ¿Las figuras que tienen pretensiones electorales en la UCR lo tienen claro a esto?
– Deberíamos tenerlo claro todos. Los que tienen pretensiones electorales y los que no, pero tienen responsabilidades colectivas. No hay espacio para entretenernos en un juego, el tiempo apremia. No es porque no crea en la competencia ni en la necesidad de la diferencia, para mí son naturales. Ahora, cuando la diferencia comienza a ser un obstáculo para encontrar el diálogo y la estrategia común estamos en peligro de una enorme debilidad, en vez de convertirnos en una enorme fortaleza.
– ¿Es un jarrón chino Mauricio Macri para el futuro de Juntos por el Cambio?
– No. Un ex presidente no es un problema de triunfo o derrota, sino que adquiere de por sí una experiencia que lo pone siempre uno o dos pasos por encima del resto. Hay que sumar ese aporte porque puede contribuir en visiones y miradas. Es decir, nadie retira a nadie. A mí me hubiese gustado que en su rol ayude a resolver todas las hipótesis de conflicto que se dan naturalmente dentro de la coalición y en muchas de las provincias. Sería un gran aporte.
– ¿En qué rol está?
– Bueno, hay que preguntarle a él.
– Se lo ve muy activo…
Sí, por supuesto. Además, en Argentina, ¿cuántos ex presidentes vivos hay? Hay que mirar el lado positivo…Pero en mi opinión, que no compromete a otros, la dimensión de una figura como esa no es para bajar al barro.
– Al pasar puntualizó en los conflictos provinciales que atraviesa a JxC
– Estamos con situaciones de tensión en no menos de siete u ocho provincias que deberíamos tomarlo con mucha más envergadura y con mucha más fuerza para que no se siga profundizando.
– Está la posibilidad de algún quiebre en algunos territorios…
– Es natural la competencia y la diferencia, pero hoy estamos con serios problemas en Tierra del Fuego, Tucumán, Neuquén, Chubut, Río Negro…No es que lo esté descubriendo yo. Lo que creo es que hay que ponerle un énfasis y ocuparse de eso, no digo que alguien no se esté ocupando, antes que estas situaciones se contagien.
– ¿Cómo observa el proceso electoral cordobés?
– Creo que vamos a llegar a un acuerdo y evitar el proceso interno. Necesitamos velocidad, pero lo que pasa es que el Gobierno no fija la fecha. Después de 24 años de gobierno, con todo lo que presupone el poder, nosotros necesitamos que los cordobeses sepan que para dejar ese ómnibus, donde vienen viajando hace muchos años, van a subir a uno que no los van a hacer retroceder, sino que van a subir a otro en el que van a mejorar la calidad de vida e institucional. Eso significa que necesitamos que la confianza se traslade electoralmente, la idea de cambio.
– ¿Córdoba sería el puntapié inicial para el resto del país?
– Córdoba es una provincia que le daría un gran ejemplo a la Argentina si los cordobeses se animan a confiar en alternar. Eso es una regla muy importante de la democracia.
– ¿JxC podría plasmar esa gran foto de unidad en Córdoba?
– Sí, tenemos la obligación y contribuimos todos. Yo padecí y fui parte de dos crisis electorales; no voy a hablar de eso, es página pasada, pero hoy hago lo imposible para que eso no vuelva a ocurrir y creo que lo vamos a lograr.
Fuente: NA