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Apagón en España, ni terroristas ni hackers: Criptomonedas, IA y hasta viento solar entre las hipótesis

Mientras se restablece en España y Portugal el suministro eléctrico luego del apagón masivo en dominó del lunes, los investigadores ya descartaron un ciberataque, tanto por acción terrorista como de hackers.

La Agencia Estatal de Meteorología también desestimó que se hubiera producido algún fenómeno meteorológico o atmosférico inusual en el momento del corte.

El gobierno español mantuvo, no obstante, la declaración de crisis energética en pleno corte.

Una fuerte oscilación de los flujos de potencia, acompañada de una importante pérdida de generación, determinó tanto la magnitud del corte de luz como la demora entre 10 y 20 horas del restablecimiento a millones de residentes de la península ibérica.

Lo que sí volvió a evidenciarse fue la limitada capacidad de almacenamiento energético en España —actualmente en torno de 1,8 gigavatios/hora— con la dificultad de amortiguación de grandes fluctuaciones y la ralentización en la recuperación ante apagones masivos.

El tema es objeto de un agitado debate político en España.

Coincidió un periodo de baja generación nuclear, influido por el avance de las energías renovables, que redujeron la rentabilidad de la energía atómica, con la denuncia de sectores pronucleares, que responsabilizaron a las renovables basadas en el autoconsumo y a la falta de centrales nucleares del apagón.

Qué pasó con una demanda excedente

Pero este desfasaje en la oferta del sistema eléctrico, que dificulta las previsiones de producción, orientó las hipótesis de la investigación hacia la demanda, y quedaron bajo la lupa dos poderosas fuentes de absorción, como la minería de las criptomonedas y el boom de utilización de la Inteligencia Artificial.

Sería, en consecuencia, la factura de impacto ambiental que trae consigo la era digital, producto de la necesidad de mantener un flujo constante y elevado de energía, para que funcione internet (Web 2.0), la computación de la nube (Cloud Computing), la internet de las cosas (Web 3.0), las criptomonedas y los asistentes de inteligencia artificial (ChatGPT, IA Meta, Copilot, Grok, Mistral, Antropic, DeepSeek).

El experto en derecho penal y tecnologías emergentes, Carlos Christian Sueiro, puso de relieve este aspecto como una de las posibles hipótesis de que haya colapsado el sistema, que venía amenazado por una oferta insuficiente de energía.

En tal sentido, recientes estudios de la Universidad de Cambridge revelaron que la electricidad utilizada para la creación de bloques de encriptación, a través del sistema blockchain, conlleva que la primera criptomoneda del mundo, Bitcoin, consuma al año más energía que países como Finlandia, Suiza o la República Argentina, en un mismo período.

Asimismo, requiere el 2% de la producción mundial de energía eléctrica para mantener activa la computación de la nube y entorno digital distribuido activo.

Internet y la generación de su frenético tráfico de información genera una huella de carbono que equivale a un consumo aproximado del 7% de la electricidad mundial, según el informe emitido por Greenpeace.

En su libro “Neuroderechos y Neurodelitos”, Sueyro plantea la urgencia de abordar una serie de desafíos éticos y jurídicos inmanentes a la inteligencia artificial, la neurociencia y la biotecnología, que están transformando de manera profunda la relación entre los seres humanos y la tecnología.

La hipótesis terrorista

El apagón regional también podría haber sido producto del obrar de grupos de acción directa, extremistas o terroristas que recurren a la ejecución de ciberataques como instrumento de propagación del caos, pero los investigadores lo desestimaron.

Lo mismo quedó fuera de consideración que se trate de una estrategia de guerra hibrida mediante posibles ciberataques ejecutados como prueba o testeo por parte otra potencia para verificar el nivel de reacción militar de la Unión Europea (UE) frente a un escenario bélico extendido producto de la guerra ucraniana-rusa.

“No debe olvidarse que la Federación de Rusia fue quien en la primera y segunda década de este siglo XXI, perpetró ciberataques contra las ex-repúblicas socialistas soviéticas de Estonia (2007), Georgia (2008), la República Federal de Alemania (en 2015-2016), la campaña en redes sociales contra el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, a favor del BREXIT (en 2015), y la injerencia en las elecciones de los Estados Unidos de América (en 2016)”, recordó Sueiro.

En el beligerante marco de guerras territoriales y comerciales cualquier hipótesis puede ser válida y, por lo tanto, constituyen líneas de investigación.

Viento solar

Tampoco pudo descartarse al principio que se tratara de un factor atmosférico producido por incidencia del viento solar sobre el campo electromagnético terrestre.

La tormenta solar de 1859, conocida también como evento Carrington, debido a que el astrónomo inglés Richard Carrington fue el primero en observarla, se considera la más potente registrada en la historia.

“Si la tormenta de Carrington no tuvo consecuencias brutales fue debido a que nuestra civilización tecnológica todavía estaba en sus inicios; si ocurriese hoy, los satélites artificiales dejarían de funcionar, las comunicaciones de radio se interrumpirían y los apagones eléctricos tendrían proporciones continentales y los servicios quedarían interrumpidos durante semanas”, sostuvo el experto.

El año pasado, hubo varios fenómenos geomagnéticos que provocaron trastornos en las comunicaciones, sobre todo las satelitales, aunque ninguno ni cercano a las proporciones del efecto Carrington, que hubiese generado que el sistema de distribución de suministro eléctrico se viera afectado.

Los grandes transformadores están conectados a tierra y, por tanto, pueden ser susceptibles de ser dañados por las corrientes continuas inducidas por las perturbaciones geomagnéticas.

Los países más cercanos al polo norte, y por ende, al polo geomagnético terrestre, como Canadá, Estados Unidos de América, Islandia, Noruega, Suecia, Finlandia, y Rusia, son los que poseen mayor grado de probabilidad de ser afectados los rayos X y de partículas de alta energía del Sol que interactúan de manera compleja con la Tierra, atmósfera y campo magnético, a menudo afectan a los modernos sistemas tecnológicos negativamente.

No sería el caso de España y Portugal.

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