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Un poco de paz: Newell´s le ganó a Atlético Tucumán en una noche de emociones intensas

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La parada venia brava, porque Newells no lograba hacer pie en el torneo, el golpazo en el partido clásico generó un sinfín de cuestionamientos, para colmo contra Barracas Central el equipo volvió a desentonar mucho y el margen de error quedo supeditado a lo que sucediera con Belgrano por los cuartos de la Copa Argentina, el destino de la lepra y de su técnico dependía mucho de lo que realizara esta noche en el Coloso. Así jugó el rojinegro el cotejo en un mar de presiones y de dudas.

Cuando el encuentro se encaminaba hacia un inexorable y un rotundo empate sin goles, una pelota quieta cambió el destino del juego, tras un centro de Maroni, el balón quedó boyando en el área hasta que Víctor Cuesta con un potente zurdazo abrió el marcador. Con el 1 a 0 a favor la historia fue otra y el local pudo empezar a abrazarse a una necesaria victoria.

El partido ofrecía poco y nada a los espectadores, incluso después del gol leproso. El Decano fue a buscar un empate que nunca mereció porque jamás quiso ganarlo cuando el partido estaba igualado. La visita jugó muy al fleje de aprovechar el error del rival y ahí tuvo su castigo, la falta de ambición fue la principal razón de su derrota.

A Newells le costó muchísimo elaborar juego asociado, a pesar de que sumó futbolistas con buen pie, el equipo se mostró timorato, con una exasperante falta de profundidad en el ultimo tramo del campo de juego. Fabbiani buscó que Colmán se asociara con Banega y Maroni, pero poco pudieron hacer en la generación del fútbol que necesitaba el local para inquietar a Mansilla. Casi nunca generaron peligro. La mejor fue un disparo del debutante paraguayo que fue bien resuelto por el golero tucumano.

En el entretiempo, el Ogro mandó a la cancha a Benedetto y a Fernández. Pero la cosa cambiaría definitivamente con los ingresos de Chiaverano y Guch. El primero para gestar el segundo gol y el pibe para sentenciar el partido. A los 48´ del complemento, Chiaverano se llevó una pelota desde la mitad de la cancha, para asombro de los hinchas el delantero pareció poseído por el espíritu de Santamaria, corrió 50 metros desairando cuanto rival se le ponía por delante y hasta tuvo la claridad de habilitar a Guch cuando el campo de juego se le terminaba. El 2 a 0 desató un delirio loco en el estadio, muchas ganas contenidas dieron rienda suelta a un festejo enorme. Se viene Belgrano, aunque este triunfo puede regresar el alma al cuerpo a un equipo que necesita imperiosamente volver a reencontrarse con el protagonismo perdido.   

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