Identifican presencia de ADN neandertal en la configuración actual del rostro de lationamericanos
Un consorcio internacional del que participaron profesionales del Conicet comparó la información genética y morfológica del rostro de 6 mil latinoamericanos y determinó una “significativa huella genética neandertal”, persistente en los genes responsables de la variación de la cara, entre ellos la forma de la nariz, se informó hoy oficialmente.
“Pensamos a los neandertales como seres muy diferentes a nosotros. Desde el descubrimiento en Europa de los primeros fósiles de neandertal a mediados del siglo XIX hasta hace relativamente poco tiempo, existía una idea generalizada de que entre ellos y los seres humanos no había mucho en común. Sin embargo, la investigación permitió comprobar que las y los humanos modernos tenemos una importante contribución genética de los neandertales”, dijo Miguel Delgado, investigador del Conicet, docente en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata (FCNyM, UNLP) e integrante de un consorcio internacional.
La comparación con restos fósiles de más de una decena de neandertales corroboró la dirección del efecto genético hallado, y los resultados del trabajo se publican hoy en la revista científica Communications Biology, del grupo Nature.
La publicación lleva la firma de casi 40 investigadores, antropólogos y genetistas de América Latina y Europa que integran el Consorcio para el Análisis de la Diversidad y la Evolución en Latinoamérica (CANDELA), orientado al estudio de la arquitectura genética de la variación física de las poblaciones que habitan el continente.
“Los rasgos morfológicos como la forma de los dientes, cara y cabeza, más los datos a nivel genómico, nos informan sobre la diversidad y evolución biológica ocurrida en el continente americano”, comentó el experto y agregó que, surgido en 2010, este consorcio fue el primero “en investigar este tema a nivel regional”.
Respecto de la importancia que este tipo de estudios tienen a nivel social, Delgado sostuvo que “son muy útiles para derribar el discurso xenofóbico o racista. Nuestras diferencias como especie son morfológicas, no genéticas. El racismo estructural que estigmatiza al otro no tiene base genética”.
Las muestras latinoamericanas fueron comparadas con las de más de 19 mil personas procedentes de Europa, Asia y África para ver la relación morfológica y genética con los ancestros latinoamericanos más recientes; con datos de publicaciones anteriores; y se cotejaron, además, con registros fósiles de 12 neandertales que habitaron gran parte de Europa y Asia entre 500 mil y 40 mil años atrás, y de denisovanos, otra población de humanos arcaicos que vivió en Asia entre 500 mil y 30 mil años atrás.
“El registro fósil de estos últimos es muy escaso, apenas se cuenta con algunas piezas dentales, fragmentos de cráneo y unos pocos restos de extremidades. En un trabajo previo de nuestro equipo, pudimos identificar un haplotipo (conjunto de marcadores genéticos) denisovano que influencia la parte inferior de la cara en latinoamericanos actuales”, destacó Delgado, de acuerdo al informe difundido por el Conicet.
Según el experto, estos trabajos muestran que, en las poblaciones latinoamericanas actuales, diferentes rasgos morfológicos se relacionan directamente con la herencia genética de humanos arcaicos producto de su mestizaje con humanos modernos hace milenios. El mestizaje habría ocurrido entre 200 mil y 40 mil años atrás.
De acuerdo a esto, el investigador postuló que, en algún momento entre 200 mil y 40 mil años atrás, las poblaciones neandertales y denisovanas se mestizaron con los humanos modernos en distintas ocasiones, y desde allí quedó el acervo genético.
Un aspecto destacado del trabajo es que se replicó en otras poblaciones humanas actuales e incluso en otras especies (por ejemplo, ratones), y en todos los casos se hallaron muchos de los genes que influencian la variación facial.
“Esto nos da la pauta de que, en realidad, la influencia genética es más amplia: básicamente, en vertebrados, pero sobre todo para especies cercanas genéticamente a los humanos como los grandes monos, es decir chimpancés, orangutanes y gorilas, y homininos arcaicos”, dijo el especialista.
Fuente: Télam