El mundo natural nos ha regalado incalculables beneficios para la salud y la medicina
Si seguimos degradando el medio ambiente, perderemos los beneficios que
nos brindan las plantas y animales proveedores de compuestos vitales para
la salud humana y la vida
Por Prof. Norberto Ovando
Las naciones del mundo acordaron un paquete histórico de medidas
consideradas críticas para abordar la peligrosa pérdida de biodiversidad y
restaurar los ecosistemas naturales.
El 19 de diciembre de 2022, en Montreal, Canadá, convocada bajo los
auspicios de la ONU, finalizó la “15ª Conferencia de las Partes del
Convenio de la ONU sobre la Diversidad Biológica” donde 196 países
adoptaron el “Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal” ,
que incluye cuatro objetivos y 23 metas para el logro de 2030. “Por fin empezamos a forjar un pacto de paz con la naturaleza”, dijo el
Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres.
La biodiversidad comprende los distintos tipos de vida que puedes encontrar
en un área: la variedad de animales, plantas, hongos e incluso
microorganismos como bacterias que conforman nuestro mundo natural.
Cada una de estas especies y organismos trabajan conjuntamente en los
ecosistemas -como una red- manteniendo el equilibrio y la vida. La
biodiversidad sustenta todo lo que necesitamos para sobrevivir en la
naturaleza, incluyendo agua potable, medicamentos, alimentos y seguridad.
Algunos objetivos y metas principales:
La integridad, conectividad y resiliencia de todos los ecosistemas
se mantienen, mejoran o restauran, aumentando sustancialmente
el área de los ecosistemas naturales para 2050;
Se detiene la extinción inducida por el hombre de especies
amenazadas conocidas y, para 2050, la tasa de extinción y el
riesgo de todas las especies se reducen diez veces, y la
abundancia de especies silvestres nativas aumenta a niveles
saludables y resistentes;
Se mantiene la diversidad genética dentro de las poblaciones de
especies silvestres y domesticadas, salvaguardando su potencial
adaptativo.
La biodiversidad se utiliza y gestiona de forma sostenible y las
contribuciones de la naturaleza a las personas, incluidas las
funciones y los servicios de los ecosistemas, se valoran,
mantienen y mejoran, y se restauran las que actualmente están
en declive, apoyando el logro del desarrollo sostenible, en
beneficio de las generaciones presentes y futuras para 2050. .
Un laboratorio viviente
La mayoría de las medicinas prescritas en los países industrializados
proceden de compuestos naturales producidos por animales y plantas. Mil
millones de personas en el mundo en desarrollo dependen de plantas
médicas tradicionales para la atención primaria de la salud.
Muchas curas de la naturaleza son familiares: los analgésicos como la
morfina procedentes de las amapolas de opio, la quinina antipalúdica
producida por la corteza del árbol Cinchona officinalis de América del Sur,
se encuentra en la selva lluviosa de la Amazonía peruana o el antibiótico de
la penicilina descubierto en 1928 por Alexander Fleming que generan unos
hongos microscópicos, mientras los microbios descubiertos en el suelo de
Rapa Nui (Isla de Pascua, Chile) combaten las enfermedades del corazón al
reducir el colesterol.
Otros tratamientos, en cambio, no son tan conocidos por el público general,
pero el AZT, por ejemplo, uno de los primeros medicamentos contra el
VIH/SIDA, provino de una gran esponja de aguas poco profundas que vive
en el Caribe, que resulta ser la misma esponja que produjo antivirales para
tratar el herpes y sirve como fuente del primer medicamento contra el
cáncer de origen marino autorizado en Estados Unidos.
Un reservorio crucial para futuros tratamientos
Hasta la fecha, solo se han identificado alrededor de 1,9 millones de
especies, de las que muchas apenas han sido estudiadas. Se cree que hay
millones más que son completamente desconocidas.
Todo lo vivo es el resultado de un complejo “laboratorio viviente” que ha
estado realizando sus propias pruebas clínicas desde que comenzó la vida
hace aproximadamente 3700 millones de años.
Esta biblioteca farmacéutica natural alberga innumerables curas por
descubrir, si no las destruimos antes de que sean reconocidas.
Consideremos el oso polar, ahora clasificado como especie amenazada de
extinción. A medida que su hábitat ártico se derrite debido al cambio
climático, el predador terrestre más grande del mundo se ha convertido en
un ícono de los peligros que plantea el aumento de las temperaturas en
todo el mundo. Pero también podría ser un icono para la salud.
Soluciones a la diabetes, la osteoporosis y la insuficiencia renal
Los osos polares han desarrollado naturalmente “soluciones” a problemas
como la diabetes tipo II, la osteoporosis y la insuficiencia renal, todo lo cual
causa miseria a millones de personas.
Por ejemplo, los osos polares acumulan grandes cantidades de grasa antes
de hibernar. Sin embargo, a pesar de tener grasa en un grado tal que
pondría en peligro la vida de los humanos, aparentemente son inmunes a la
diabetes tipo II.
Además, permanecen inmóviles durante meses, pero sus huesos
permanecen sin cambios.
Y, mientras están inactivos, no orinan, pero sus riñones no se dañan. Si
entendiéramos y pudiéramos reproducir cómo los osos administran su
grasa, cuidan sus huesos y desintoxican los desechos mientras
hibernan, podríamos tratar, y tal vez incluso prevenir, la diabetes tipo II, la
osteoporosis y la insuficiencia renal en los humanos.
Solo para darnos una idea de cuál podría ser su beneficio, si podemos
descubrir estos secretos antes de que los osos polares desaparezcan, basta
señalar que:
Actualmente, el 13% de la población mundial es clínicamente obesa,
y se prevé que el número de pacientes con diabetes tipo II aumente
a 700 millones para 2045
A lo largo de sus vidas, una de cada tres mujeres mayores de 50
años y uno de cada cinco hombres experimentarán fracturas óseas
relacionadas con la osteoporosis
Solo en los Estados Unidos, la insuficiencia renal mata a más de
82.000 personas y le cuesta a la economía 35 millones de dólares al
año. En Argentina una de cada ocho personas padece algún grado de
enfermedad renal crónica (ERC), lo que equivale a más de 5 millones
de argentinos.
Los arrecifes de corales y la morfina
Otro ejemplo es el de los arrecifes de coral, a veces denominados “selvas
tropicales del mar” debido a su alta biodiversidad.
Entre los innumerables habitantes de estos arrecifes se encuentran los
llamados caracoles de valvas cónicas, un molusco depredador que caza con
unos dardos que contienen 200 compuestos tóxicos distintos.
La droga Ziconotide copia exactamente a un péptido tóxico de uno de estos
caracoles, y no es solo 1000 veces más potente que la morfina, sino que
también evita la tolerancia y la dependencia que los opioides pueden
causar.
Hasta la fecha, de todas las 700 especies de caracol de valva cónica, solo
seis se han examinado en detalle, y de los miles de compuestos únicos que
albergan, solo se han estudiado 100 en detalle.
Los arrecifes de coral y todos sus ocupantes están siendo destruidos a tasas
alarmantes.
Planeta saludable, humanos sanos
Las pérdidas de la biodiversidad influyen en la salud humana de muchas
maneras. La interrupción del ecosistema y la pérdida de la biodiversidad
tienen importantes impactos en la aparición, transmisión y propagación de
muchas enfermedades infecciosas humanas.
Los patógenos del 60% de las enfermedades infecciosas humanas, por
ejemplo, la malaria y la COVID, son zoonóticos, lo que significa que han
entrado en nuestros cuerpos después de haber vivido en otros animales.
Conclusión
Un desafío clave para las organizaciones que trabajan en preservar la
biodiversidad es convencer a los responsables políticos, y el público en
general, que los seres humanos y nuestra salud son fundamentalmente
dependientes de los animales, plantas y microbios que compartimos este
pequeño planeta.
Somos totalmente dependientes de los bienes y servicios que proporciona el
mundo natural, y no tenemos otra opción, que preservarlo.
Los humanos no podemos existir fuera de la naturaleza.
El Marco Mundial debe celebrarse como un paso histórico hacia la
transformación de nuestra forma de abordar la conservación de la
biodiversidad, pero si los países no son capaces de realizar los cambios
políticos necesarios, existe el riesgo de que el nuevo Marco Mundial fracase.