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Yo, ¡¡el dueño de los votos!!: La soberbia, el “pecado capital” que más sufre la política  

Por Sergio Alcázar

El pecado es una transgresión voluntaria y consciente de la ley divina, en la teología moral se lo considera como “un acto malo” y que por extensión es punible a todo aquello que se aparta de lo correcto y justo. Existen siete pecados capitales; la avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia, la pereza, pero hay uno que es aplicable a los usos y costumbres de la política: la soberbia. Es casi una situación lógica y recurrente ver a candidatos que luego de éxito logro electoral se creen dueños de los votos obtenidos, una “vanagloria” personalista que, en definitiva, atenta contra el crecimiento del político en cuestión y lo más grave, lo aleja del fin por el cual fue elegido.

Es un mal de estos tiempos, que se ha acentuado en los últimos años del calendario electoral desde el regreso de la democracia. El político se transforma en su “hábitat”, ese particular escenario que tras una victoria electoral le hace cambiar sus formas de conducta, porque es verdad que “el poder marea” y no son pocos los que padecen su embrujo, distanciándose de sus principios, dogmas e ideologías y pasando ellos a preocuparse más por él “como lo verán los demás”, por esa estúpida aura que los abduce, para sentirse en definitiva montados sobre un sublime caballo blanco donde los seduce verse luciendo una brillante y reluciente armadura como si fuesen, el mejor de los cruzados..

En ese periplo de “creyentes” de votos propios hay que remontarnos a casos que marcaron su historia y allí cabe citar al periodista, Alejandro Grandinetti, un outsider que jugó con el Frente Renovador de Sergio Massa en las elecciones del año 2015. Grandinetti sufrió esa metamorfosis provocada por el acceso al poder, a tal punto que se creyó propietario de los votos logrados por el ex intendente de Tigre en su provincia, y ese caudal electoral en Santa Fe le permitió al ex conductor de radio ser Diputado Nacional. El legislador electo, entonces, no dudó un instante al comparar su “alter ego” con el de Sergio Massa y ante los cortocircuitos generados entre ambos llegó a justificar esas diferencias diciendo que “es muy difícil que dos gallos convivan en un mismo gallinero”. Háblame de arrogancia…

En el obligatorio recorrido de la “vanidad electoral” hay que detenerse también en las intermedias del año 2017, donde un ignoto Albor Cantard sacó el 38% de los votos escrutados. favorecido por la arremetida de una incontrolable “Ola Amarilla” en el país. Esa sensación de poder incomparable a la cual accedió en ese momento el abogado militante de la UCR se esfumó rápidamente, tal es así que el veranito de “bonanza” que disfrutó el diputado nacional duró “lo que duran dos peces de hielo”, como cantaría Sabina. ¿Alguien sabe que es de la vida de Cantard?, la respuesta se contesta por si sola con un lapidario silencio y que el cri cri de los grillos, como una cruel ironía, haga el resto.

En ese book de anomalías emotivas y exceso de altivez, hay que hacer una parada y ubicarnos en el “mundo” Amalia Granata quién con la causa del pañuelo celeste y la defensa a ultranza del antiaborto obtuvo casi 290mil votos en el 2019 en las elecciones de Santa Fe, recordemos que jugaba a su favor una provincia “pacata” y conservadora como pocas al momento de profesar la fe católica. Amalia oportunamente desoyó el “canto de sirenas” de la mayoría de sus votantes, más del 70% de su electorado tenía un perfil peronista y le dio la espalda a ese acompañamiento partidario dos años después, a causa de una rara mezcla de mala estrategia y cierta falta de modestia en el 2021 jugó con  Federico Angelini formando parte de la Interna de Cambiemos para los cargos de Diputados Nacionales, corolario de esa decisión equivocada, el “mentado” binomio salió tercero entre cuatro listas participantes y en ese preciso instante la periodista, de un plumazo, perdió todo su capital político. “Dime con quién andas te diré quién eres”, así nomás fue la cosa…

También podemos señalar en este podio de “jactancia” eleccionaria a Maxi Pullaro, el gobernador santafesino, si bien es breve su gestión a cargo del Ejecutivo ha tenido ya algunas desavenencias que pusieron en la vereda contraria a los docentes, a los jubilados, a los judiciales, etc. Opositores como los legisladores Granata y Del Frade hicieron fila para denunciar cierto estatus de arrogancia del gobierno provincial, amparado quizás por ese más de un millón de votos que acompañó a Unidos en las urnas en el 2023. “En política nadie tiene la vaca atada”, advirtió un veterano dirigente de la provincia a este medio sobre la volatilidad de los apoyos del electorado de Santa Fe, tal vez haciendo una sutil analogía con la “realidad liquida” que pregona Zygmunt Bauman donde todo es tan cambiante y voluble.

En un presente tan virtuoso y de fuertes contrasentidos, tal así lo genera la multiplicidad de medios y redes sociales, aquellos que hacen política deben estar más que nunca muy atentos a los carpetazos y a esos “muertos en el placard” que por más que permanezcan ocultos, muchos aún siguen gozando de buena salud, esos “secretos en el fondo del mar” como bien cantaría Fito Páez, que al hacerse públicos pueden hasta llegar quizás a tocar la fibra íntima y sentimental de la gente, y en ese preciso instante todo puede cambiar como si se tratara de un chasquido de dedos que puede tirar por la borda todo lo logrado. Háganle caso a Confucio: “La humildad es el sólido fundamento de todas las virtudes”, si él lo dice seguro así deberá ser nomás…

Estaríamos redactando líneas y líneas sobre este particular tema, hasta podríamos justificar el fracaso del Sergio Massa en las presidenciales del 2015, cuando los propios integrantes de su espacio reconocieron que el candidato de un momento a otro se “subió a un pony” y se alejó de aquellos que querían su bien y los cambió por otros que solo estaban a su lado por interés y para coaptarlo hasta le escribieron el “diario de Yrigoyen del tigrense” y así les fue, lo podemos reafirmar hoy con el diario del recontralunes. Creerse el dueño de los votos suele ser un groso error que cometen muchos políticos al llegar a ocupar un cargo. “La soberbia es una discapacidad que suele afectar a pobres infelices mortales que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder”, la frase que nos dejó como legado José de San Martín debería ser tomada muy en cuenta e interpelar las acciones de los dirigentes, para así poder recorrer de una vez por todas el difícil camino que llevará a la necesaria reconciliación de la política con la gente. Amén…

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