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Un informe alertó sobre las emisiones derivadas de la invasión rusa a Ucrania

La invasión rusa de Ucrania causó directamente o allanó el camino para la emisión de 175 
millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera, según un informe conjunto publicado este miércoles.

El informe, realizado por el Ministerio de Medio Ambiente ucraniano y varias ONG climáticas, señala que su estimación incluye tanto las emisiones ya liberadas como las que se 
producirán durante los trabajos de reparación tras la destrucción causada por la invasión que arrancó en febrero de 2020.

En él se exponen algunas de las principales actividades emisoras de carbono provocadas por los combates.

“Miles de millones de litros de combustible utilizados por los vehículos militares, casi un millón de hectáreas de campos y bosques incendiados, cientos de estructuras petrolíferas y de gas voladas por los aires, y enormes cantidades de acero y cemento utilizadas para fortificar cientos de kilómetros de líneas del frente”, señaló.

La estimación de 175 millones de toneladas equivale a las emisiones anuales producidas por 90 millones de automóviles, o a las de todo Países Bajos en un año, según el estudio.

La guerra que comenzó Moscú mató a decenas de miles de personas y desplazado a millones, pero también causó enormes daños medioambientales, ya que los dos ejércitos se han enzarzado en la mayor guerra terrestre europea de los últimos 80 años.

El informe, que trata de cuantificar la huella de carbono del conflicto, ha sido elaborado en colaboración por el Ministerio de Medio Ambiente de Ucrania e investigadores del clima ucranianos y de otros países.

El estudio también utilizó una medida denominada costo Social del Carbono para calcular el costo financiero aproximado de las emisiones adicionales.

“El daño climático total que la Federación Rusa ha causado tras 24 meses de guerra asciende a más de 32.000 millones de dólares”, afirma el informe.

También señala que las emisiones de la guerra podían dividirse aproximadamente en tres tercios: la actividad militar, el acero y el hormigón necesarios para reconstruir las infraestructuras dañadas, y el tercio final compuesto por varios factores dispares, entre ellos los incendios y el desplazamiento de personas.

“En los primeros meses de la guerra, la mayor parte de las emisiones se debieron a la destrucción a gran escala de infraestructuras civiles, que requirieron un gran esfuerzo de 
reconstrucción tras la guerra”, señala el informe.

“Ahora, tras dos años de guerra, la mayor parte de las emisiones se deben a una combinación de guerra, incendios y daños a las infraestructuras energéticas”.

La actividad militar fue responsable de 51,6 millones de toneladas de emisiones equivalentes de CO2, según el informe.

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