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Un empresario que cenó con Milei deslizó que la jornada laboral argentina puede ser de 13 horas: “Negociable”

El empresario Martín Varsavsky, quien ha compartido cenas con el presidente Javier Milei, salió a aclarar la fuerte polémica generada en redes sociales en torno a una supuesta reforma laboral que buscaría extender la jornada de trabajo a 13 horas diarias. Según el inversor, la información no es precisa y se trata de una propuesta opcional y negociable, no de una imposición.

A través de sus redes sociales, Varsavsky explicó que un borrador de reforma laboral que circula en el Gobierno, inspirado en el reciente “modelo griego”, contempla la posibilidad de extender la jornada hasta 13 horas, pero siempre de forma “negociable entre empleadores y empleados”.

“No es preciso afirmar que Javier Milei ‘quiere poner’ una jornada laboral obligatoria de 13 horas”, matizó el empresario. La propuesta, según detalló, se enmarcaría en un tope semanal de 60 horas y se podría aplicar un máximo de 37 días al año, con el objetivo de “optimizar la productividad”.

Parte de una reforma más amplia

Esta idea forma parte de un paquete de “modernización” laboral más amplio que el propio Milei anunció el pasado 11 de octubre en San Nicolás. Dicha reforma, según los borradores que han trascendido, incluiría cambios drásticos como:

  • Eliminación de las indemnizaciones por despido, que serían reemplazadas por un fondo de cese laboral (similar al de la UOCRA).
  • Creación de un “banco de horas” para compensar las horas extra con tiempo libre en lugar de pagarlas.
  • Habilitación para firmar contratos en cualquier moneda, incluyendo dólares.
  • Flexibilización de las vacaciones, donde el empleador podría decidir los días y las fracciones en que se toman.

El Gobierno argumenta que estas medidas son necesarias para reducir la informalidad laboral, que afecta al 50% de los trabajadores, y para terminar con la “industria de los juicios”.

Alerta sindical y debate en redes

La sola mención de una jornada de 13 horas, aunque sea opcional, ya puso en alerta a los sindicatos como la CGT, que temen un retroceso en derechos laborales históricos. En las redes sociales, el tema se viralizó rápidamente, con miles de usuarios calificando la idea como un intento de imponer un “esclavismo moderno”.

Varsavsky insistió en que es solo “una idea en borrador, no una política confirmada ni forzada”, pero reconoció que está alineada con la agenda de mayor flexibilidad laboral que impulsa el gobierno libertario. El futuro de esta y otras propuestas se definirá en el Congreso, donde el oficialismo deberá negociar con la oposición y los gremios.

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