Un balotaje que interpela el valor de la democracia: “La fábula del tigre y el león”
“La democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo” – (Abraham Lincoln)
Este domingo los argentinos enfrentarán nuevamente a las urnas en un año que ha sido febril en esas lides, una finalísima que definirá los destinos del país, en medio de un clima crispado, con una fuerte confrontación en las redes sociales que condujo a la proliferación de fake news a doquier, con los espacios que disputan este “mano a mano” tirándose “muertos” de un lado y del otro del mostrador electoral.
Por estos tiempos tan díscolos nadie podrá obviar el temor en ciernes, instalado como un puñal en la gente por la posible pérdida de los derechos conseguidos y que convive con la imperiosa necesidad de un cambio que le permita a la sociedad abrigar algún atisbo de esperanza de poder alcanzar un futuro mejor. Mañana habrá, si o si, “fumata blanca” y podremos decir por fin, con resignación o expectativas: “Habemus nuevo presidente”.
El enojo de los ciudadanos con la política trastocó el escenario, aquellos que confiaban en reeditar “un nuevo capítulo de la saga de la grieta”, se quedaron con las ganas porque este contexto tan particular de “rechazo” de la población para con los políticos originado en la inocultables malas praxis por las recurrentes “promesas de campañas incumplidas” dieron lugar a la aparición de un “emergente” como Javier Milei que supo captar ese descontento y detrás de las sugestivas banderas de la “anticasta” logró acaparar el apoyo de gran parte del electorado.
El economista como si fuera un hábil flautista de Hamelin cautivó a los jóvenes que aceptaron sin condicionamientos su mensaje y hasta “lo hicieron propio” generando una fidelidad impensada con el dirigente. Ellos siguieron su causa contra “viento y marea” sin importarles casi nunca “el valor propio” que tuvieran sus propuestas, muchas de las cuales desde el vamos atentaban contra los beneficios que hoy disfrutan. En definitiva, el “deseo de ir contra el sistema terminó siendo más fuerte”.
Sergio Massa, el otro protagonista de esta historia, tuvo que convivir estos agitados tiempos electorales con el nada saludable “doble compromiso” de ser ministro de Economía y candidato a presidente a la vez, quedando preso de una teoría de “manta corta” puesta en escena por una situación económica y social que le deja poco margen de acción. El tigrense fue un osado “alquimista” que pudo convertir lo negativo en positivo para “reinventarse” como un postulante con posibilidades ciertas de poder llegar al “deseado” sillón de Rivadavia.
El líder del Frente Renovador se recibió de “diestro titiritero”, hizo propias las formas de construir política que tuvo el general Perón al momento de regresar al país y prometió cumplir con la premisa que trajo el líder del peronismo bajo el brazo desde España, esa que perseguía la “unidad nacional” y hasta puso en valor aquel “abrazo entre Perón y Balbín” – justo cuando en el día del balotaje se cumplen 51 años del mismo – el referente de Unión por la Patria busca reeditar el más genuino gesto antigrieta que se pueda encontrar en la historia argentina e intenta afanosamente hacerlo propuesta para su venidera gestión.
El “León” hizo mucho ruido con sus públicas intenciones de dolarizar la economía, de cerrar el Banco Central, de legalizar la venta de órganos y arancelar la educación y la salud. Milei vino para “terminar con todo”, se quejó a este medio un veterano dirigente radical de Rosario por estos días. Aunque en sus últimas declaraciones trato de “bajar un cambio” y hasta se llegó a desdecir de algunas de sus propias proposiciones. Pero para mal del líder libertario el hombre es “esclavo de sus palabras” y sobretodo, de los “archivos” que abundan en estas épocas tan prolíficas de medios para comunicarnos.
El acuerdo “Milei-Macri-Bullrich”, esta visto, que atemperó sus formas, aunque son muchas las dudas que sobrevuelan su “estabilidad emocional”, que quedaron expuestas al enfrentar entrevistas y principalmente, en el desarrollo del pasado debate presidencial. El economista hizo siempre equilibrio en la “delgada frontera del raciocinio” y nunca se cuidó demasiado para no quedar en evidencia por el “particular vínculo” que mantiene con su mastín ingles muerto. No son pocos los íntimos del candidato libertario que recuerdan a Milei asegurándoles que “él y Conan se conocieron hace 2000 años en el Coliseo romano, eran gladiador y león, pero no llegaron a pelear y sosteniendo con firmeza la creencia que Dios les tiene asignada una misión aún mayor ”. “Ningún gran genio se dio sin una mezcla de locura” dijo alguna vez Séneca, quizás en esa frase podamos encontrar algo de sentido a su comportamiento.
El “Tigre”, por su parte, transita este sinuoso camino rumbo al balotaje con el convencimiento de sus fortalezas haciendo gala de su habitual “moderación” en su discurso, la cual busca seducir a ese “votante indeciso” que aún no ha definido a quién le entregará el favor de su voto. La “quita del impuesto a las Ganancias” a muchos trabajadores fue un gesto puntual que le sumó contenido y apoyo a su causa. El dirigente esta persuadido y decidido en llevar a la práctica, en caso de ser presidente, la idea de consumar la construcción de un gobierno formado por todas las fuerzas políticas. “A este país lo arreglamos entre todos, o no lo arregla nadie”, la reconocida cita del General refuerza esa iniciativa, evidentemente.
El León y el Tigre son casi como personajes de una fábula que tiene en vilo como nunca a los argentinos, entre el escepticismo, el enojo, amores, odios y sentimientos a flor de piel este domingo la gente se acercará a cada establecimiento de votación para participar de una elección que decidirá el destino de la sociedad por los próximos cuatro años. La democracia es una herramienta que muchas veces aparece como “imperfecta” pero es la mejor que disponemos para convivir en libertad y por eso estamos en la obligación de “cuidarla” ante tanto “peligro” que anda dando vuelta disfrazado de “nueva alternativa”.
Mañana votemos con conciencia, con el corazón en la mano y recordando sobretodo una vez más, las sentidas palabras de Balbín a Perón ante su féretro: “este viejo adversario despide a un amigo”, quizás ahí empezaremos a entender lo que necesitamos para poder edificar el país que tanto soñamos.