previa

Un antibiótico reduce el contagio de ETS después de tener sexo sin preservativo

Un antibiótico tomado después de tener sexo sin preservativo puede reducir drásticamente el contagio de tres enfermedades de transmisión sexual (ETS) bacterianas en grupos de alto riesgo.

La investigación fue presentada en la 24ª Conferencia Internacional sobre el Sida en Montreal (Canadá), donde fue celebrada como un avance importante por sus resultados clínicos.

De esta forma, la doxiciclina redujo las tasas de gonorrea y clamidia en más del 60% entre hombres que tienen sexo con hombres (HSH) y pareció ser muy eficaz contra la sífilis, aunque no hubo suficientes casos para ser estadísticamente significativo, consignó la agencia AFP.

“Ahora tenemos dos estudios que respaldan el uso de la doxiciclina como PEP (profilaxis postexposición) en hombres que tienen sexo con hombres”, señaló la líder del estudio, Annie Luetkemeyer, de la Universidad de California en San Francisco.

A su vez, el ensayo se detuvo antes de tiempo porque los investigadores descubrieron que el fármaco funcionaba y no habría sido ético continuar con las pruebas.

El estudio se realizó en un contexto donde aumentaron las tasas de ETS, particularmente entre los HSH, que redujeron el uso de preservativos desde la llegada de las pastillas de profilaxis previa a la exposición (PrEP) al VIH, un medicamento que bloquea la capacidad del virus de comenzar una infección.

En tanto, un ensayo anterior que utilizó doxiciclina como profilaxis postexposición mostró que este antibiótico era eficaz contra la sífilis y la clamidia entre los HSH, pero no contra la gonorrea.

Para el nuevo estudio, los investigadores reclutaron a unas 500 personas, en su mayoría HSH, pero también algunas mujeres trans y personas de género diverso, en San Francisco y Seattle (Estados Unidos) que fueron monitoreadas cada tres meses.

Entre ellas, algunas personas estaban tomando PrEP contra el VIH, mientras que otras eran portadoras de VIH, y en ambos grupos, alrededor de dos tercios recibieron doxiciclina y un tercio no.

La pastilla, con una dosis de 200 miligramos, se administró dentro de los tres días posteriores a la exposición, y los participantes podían continuar tomándola según fuera necesario, dependiendo de cuánto contacto sexual tuvieran.

De este modo, la intervención redujo la incidencia de enfermedades de transmisión sexual en un 62% en el grupo que vivía con el VIH y en un 66% en el grupo que tomaba la PrEP para el VIH, al tiempo que los efectos secundarios fueron leves y los niveles de adherencia se mantuvieron altos.

“Realmente creo que estamos en un lugar en el que debemos pensar mucho sobre la implementación de esto y cómo incorporarlo en las pautas”, manifestó Luetkemeyer.

Sin embargo, la científica enfatizó que actualmente los datos respaldan el tratamiento como una intervención dirigida a los grupos de alto riesgo que tienen una alta prevalencia de ETS, no en todos.

Por último, también son necesarios más estudios para comprender mejor los potenciales impactos sobre la resistencia a los antibióticos, señalaron los autores del estudio.

En tanto, un ensayo anterior que utilizó doxiciclina como profilaxis postexposición mostró que este antibiótico era eficaz contra la sífilis y la clamidia entre los HSH, pero no contra la gonorrea.

Para el nuevo estudio, los investigadores reclutaron a unas 500 personas, en su mayoría HSH, pero también algunas mujeres trans y personas de género diverso, en San Francisco y Seattle (Estados Unidos) que fueron monitoreadas cada tres meses.

Entre ellas, algunas personas estaban tomando PrEP contra el VIH, mientras que otras eran portadoras de VIH, y en ambos grupos, alrededor de dos tercios recibieron doxiciclina y un tercio no.

La pastilla, con una dosis de 200 miligramos, se administró dentro de los tres días posteriores a la exposición, y los participantes podían continuar tomándola según fuera necesario, dependiendo de cuánto contacto sexual tuvieran.

De este modo, la intervención redujo la incidencia de enfermedades de transmisión sexual en un 62% en el grupo que vivía con el VIH y en un 66% en el grupo que tomaba la PrEP para el VIH, al tiempo que los efectos secundarios fueron leves y los niveles de adherencia se mantuvieron altos.

“Realmente creo que estamos en un lugar en el que debemos pensar mucho sobre la implementación de esto y cómo incorporarlo en las pautas”, manifestó Luetkemeyer.

Sin embargo, la científica enfatizó que actualmente los datos respaldan el tratamiento como una intervención dirigida a los grupos de alto riesgo que tienen una alta prevalencia de ETS, no en todos.

Por último, también son necesarios más estudios para comprender mejor los potenciales impactos sobre la resistencia a los antibióticos, señalaron los autores del estudio.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *