Teléfonos celulares: ¿por qué son fundamentales para esclarecer crímenes?
Más de 10.000 teléfonos celulares secuestrados en el marco de investigaciones judiciales son peritados por año por las fuerzas federales en causas que van desde privaciones de la libertad y homicidios hasta extensas redes de narcotráfico y venta de pornografía infantil, siendo uno de los elementos de prueba “fundamentales” requeridos por la Justicia a lo largo de un expediente.
Gran parte del acceso y extracción de datos de dichos dispositivos es realizado por la División de Pericias Telefónicas de la Policía Federal (PFA), que cuenta con uno de los laboratorios especializados en la materia más grandes de la Argentina, al cual Télam tuvo acceso exclusivo.
En dicho establecimiento, que se encuentra ubicado en Azopardo 670 dentro del edificio de la Superintendencia de Policía Científica, se reciben más de dos mil teléfonos celulares por año -pertenecientes a 500 causas judiciales en proceso- que son analizados durante las 24 horas del día y los siete días de la semana por peritos de la fuerza especialmente capacitados.
El trabajo que se realiza sobre cada dispositivo abarca: el desbloqueo del teléfono; la extracción total o parcial de sus datos -contactos, mensajes, registro de llamadas, geoposicionamiento, imágenes, videos-; la decodificación y procesamiento de la información obtenida; y finalmente la grabación de los datos extraídos a un DVD, el cual es remitido como prueba a los investigadores judiciales.
De esta forma, tanto fuerzas de seguridad como auxiliares de la Justicia pueden encontrar evidencias claves para rastrear las ramificaciones de una banda criminal o identificar la participación o no del imputado en un homicidio.
Al respecto, el jefe de la División de Pericias Telefónicas de la PFA, el comisario Gustavo Marcelo Montenegro, destacó a esta agencia que, en el contexto actual, “la evidencia que aporta un teléfono celular es fundamental para toda investigación”.
“Esta área forense va en aumento como producto de los avances las tecnologías de la información y comunicación. Así, la evidencia digital comienza a presentarse en todo tipo de actos ilícitos. Eso se ve en los juzgados y las fiscalías, que necesitan una evidencia digital para avanzar con una causa. El testigo ha perdido la credibilidad y este tipo de prueba es más contundente ya que puede respaldar o no sus dichos“, señaló Montenegro.
A su lado, el suboficial escribiente Walter Pedro Núñez, uno de los peritos de la División Pericias Telefónicas, agregó: “El teléfono es una de las patas más importantes de una investigación. En todos lados, en cualquier hecho que haya, hay un teléfono celular. Todas las causas se manejan con estos dispositivos. Dejamos nuestras vidas registradas en los celulares. Todas las cosas que buscás y tus gustos, tus conversaciones…”.
Según explicó a Télam el comisario Montenegro, la PFA, Gendarmería, Prefectura y la Policía de Seguridad Aeroportuaria reciben en total un aproximado de 10 mil teléfonos celulares por año tras ser secuestrados en investigaciones judiciales de todo el país, donde una gran parte de ellos pasa por el laboratorio de la PFA, el cual cuenta con doce equipos de unidad forense de extracción de datos (UFED) especializados.
Esas herramientas, que fueron otorgadas a la PFA y al restante de las fuerzas federales en noviembre del año pasado por el Ministerio de Seguridad de la Nación, utilizan un hardware y software especializado que es proporcionado por la empresa israelí Cellebrite y que le permitió a la PFA “dar un salto de calidad impresionante”.
“El dispositivo es el número uno a nivel mundial. Lo usa el FBI y la DEA. No hace distinción de la marca ni el sistema operativo del teléfono para extraer sus datos. De estar tabulados en dispositivos de gama media-baja, pasamos a los de alta gama. Tenemos lo último de lo último y lo más actualizado“, indicó a esta agencia el suboficial Núñez.
En ese sentido, el comisario Montenegro añadió: “Antes existía el mito de que un iPhone no se podía desbloquear. Eso es algo del pasado y ya pasamos ese umbral”.
Por otro lado, refiriéndose específicamente a los peritajes, el jefe de la División Pericias Telefónicas insistió en que un celular secuestrado solo puede ser peritado bajo la orden judicial correspondiente, donde la cadena de custodia sobre el elemento incautado es “esencial”.
“La cadena de custodia es fundamental en esto porque va marcando el recorrido del elemento prueba, identificando a cada persona que tuvo en su poder el material. A medida que va pasando, se firma la hoja y queda una trazabilidad. El teléfono llega cerrado e inhibido con papel aluminio para que no se pueda conectar a la red”, explicó.
Una vez que un juzgado autoriza la apertura del dispositivo, se comienzan los trabajos sobre el mismo, donde “un teléfono se puede desbloquear en cuestión de minutos o puede tardar más de 100 días”.
Luego de que es desbloqueado el dispositivo, los peritos tienen la posibilidad de observar en detalle todo tipo de información registrada con el celular, para lo cual reciben la asistencia de la Inteligencia Artificial (IA) proporcionada por Cellebrite, que permite recuperar archivos borrados y ordenar la información recolectada en el dispositivo para una que el investigador tenga una comprensión más sencilla y rápida de la prueba.
Un ejemplo de esto es el sistema Pathfinder, que permite interrelacionar la información de múltiples teléfonos, creando un diagrama y logrando trazar un mapa en el cual ubica los supuestos roles dentro de una organización criminal.
Sobre este punto, el suboficial escribiente Núñez reflexionó: “La IA para avanzar en una causa será elemental. Especialmente en el tiempo utilizado. Eso que antes se hacía con la lana de la abuela en una pizarra de corcho, ahora se hace con un software que usa IA. De pasar de hacerlo a mano y en cinco días, ahora lo haces en dos horas”.
Por su parte, Montenegro comparó el trabajo de su División con el de un “laboratorio clínico al que no puede ingresar ningún virus” y justificó las fuertes medidas de seguridad que se toman antes de entrar al mismo, ya que solo se puede acceder a través de un registro biométrico con escaneo facial y de huella digital.
“Una anomalía podría afectar a las cuestiones a analizar. Detrás de esto, hay una persona que puede ser condenada o exonerada: está en juego la libertad y el patrimonio de las personas. Lo que nosotros hacemos repercute en la seguridad de los ciudadanos y tenemos que trabajar para eso. Somos responsables de aportar un pequeño granito de arena que se distribuye en toda la sociedad y hay que hacerlo con seriedad“, argumentó el jefe de la División.
A su vez, el comisario equiparó la importancia de poseer las herramientas tecnológicas con la capacitación y formación de sus peritos, a quienes catalogó como “imprescindibles”.
Sobre esto, uno de los investigadores más antiguos de la División, el sargento Cristian Giménez señaló que reciben capacitaciones “todo el tiempo” para no quedarse detrás de las permanentes actualizaciones tecnológicas.
“Es necesario porque cumplimos una función fundamental en el tratamiento de la evidencia digital en los dispositivos y así para lograr el máximo profesionalismo a la hora de obtener la información de la forma más segura posible“, indicó Giménez, que agregó: “Hay mucha vocación y profesionalismo en este trabajo”.
Para finalizar, el comisario Montenegro aportó: “Cada uno de los peritos tienen un motorcito que es resolver las causas. Sienten pasión por lo que hacen”.
Fuente: Télam