Síndrome del impostor: Cuando te sentís un fraude a pesar de tener éxito
No sentirse capaz o a la altura para realizar un trabajo, desarrollar una clase, organizar un viaje, estar en pareja o incluso sostener una amistad duradera, puede convertirse en una verdadera tortura mental si se perpetúa en el tiempo.
Más allá de las inseguridades propias de cada persona frente a la posibilidad de ser rechazada o sentir que fracasó en una o más áreas de su vida, cuando se tiene el “síndrome del impostor”, la sensación de ser un fraude y de que tarde o temprano el entorno lo descubrirá, comienza a afectar psíquica y físicamente la vida diaria de aquella persona que lo padece.
Según describe la doctora Valerie Young, cofundadora del Instituto del Síndrome del Impostor, el “síndrome del impostor” responde a un conjunto de pensamientos crónicos de insuficiencia que se manifiestan en torno a la inseguridad, la incompetencia y el fraude que podemos sentir en cualquier momento. La persona que padece este síndrome no cree ser capaz como otros piensan, en cambio sienten que los están engañando y que al descubrir su verdadera incapacidad serán expuestos en público, perderán trabajos, amistades o relaciones.
“Millones de mujeres y hombres en todo mundo, desde exitosos directivos de empresas, hasta brillantes estudiantes o actrices, como Kate Winslet, están secretamente preocupados por no ser tan capaces como todos creen”, aseguraba en una entrevista Young, y al mismo tiempo estimaba que “siete de cada diez personas lo han sufrido alguna vez en su vida”.
Por otro lado, este padecimiento se agrava en las mujeres con altos puestos ejecutivos, históricamente ocupados por hombres: “un 75% de ellas confiesan haber sentido este síndrome”, según el Instituto del Síndrome del Impostor.
5 tipos de síndrome del impostor
Existen 5 tipos principales de personalidades bien marcadas que responden al Síndrome del impostor. En todos los casos, coinciden en establecer expectativas muy altas para sí mismos y, aunque logren el 99 % de los objetivos que se propusieron, igualmente se sienten fracasadas. También creen que están ocupando un lugar, un trabajo o un liderazgo que no se merecen y que, cuando las personas se den cuenta, lo van a hacer notar públicamente.
El perfeccionista
Tienden a establecerse expectativas muy altas para sí mismos y, aunque logren el 99 % de esos objetivos, sienten que son un fracaso. Cuando cometen ”errores” cuestionan sus habilidades y capacidades.
El genio natural
Se trata de aquellas personas que ha tenido excelentes resultados en sus estudios, generalmente son los mejores de la clase y su éxito sobresale frente a los demás sin necesidad de hacer un gran esfuerzo. Una vez ingresan a nuevos escenarios, como el campo laboral o estudios más avanzados, encuentran que deben generar un esfuerzo adicional y, al no estar acostumbrados, sienten que no cuentan con las habilidades suficientes para lograr los resultados que desean.
El rudo individualista
Este tipo de síndrome del impostor recae sobre aquellas personas a quienes se les dificulta pedir ayuda, ya que sienten que hacerlo los invalida y es una muestra de una deficiencia o carencia de habilidades.
El experto
Las personas con este tipo de síndrome del impostor se enfocan en especializarse en temas específicos e informarse lo que más pueden de estos. El síndrome inicia en el momento en el que sienten miedo de, por ejemplo, aplicar a un trabajo y no ser lo suficientemente expertos por no cumplir el 100% del listado de requisitos, o no poder dar una conferencia porque creen que no tienen la información completa.
El superhéroe
Querer destacar es una característica común; sin embargo, algunas personas tienen las expectativas más altas sobre sí mismos que sobre los demás, teniendo la necesidad constante de ser más exitosos en todos los aspectos de su vida. El sentimiento del síndrome llega en el momento en que alguno de esos aspectos de su vida no es tan fuerte como los demás, esto los lleva al agotamiento físico y mental siendo perjudicial para la salud.
A su vez, la doctora Young estableció cuatro posibles causas que originan este síndrome. Y las detalló así:
- Dinámicas familiares durante la infancia. “Cuando tu hermano es ‘el inteligente’ y a vos te toca el lugar de la ‘simpática’, o tienes presión para sacar buenas notas, con padres muy exitosos y te sentís como la oveja negra”, cuenta Aida.
- Estereotipos sexuales. Es igual de frecuente en mujeres que en hombres, aunque hasta hace poco se pensaba que ocurría principalmente en mujeres debido a las presiones sociales, especialmente por la presión de ser madre y, al mismo tiempo, una profesional de éxito.
- Diferencias salariales. La realidad de la mujer en el mundo profesional y la diferencia en relación al pago del salario por el desarrollo de una mista tarea con sus pares varones, es también una causa de este síndrome.
- Percepción de éxito, fracaso y competencia. Las personas que sufren el síndrome son muy exigentes consigo mismas y tienen una lista de requisitos prácticamente imposibles de llevar a cabo.