Rusia puso en duda la autoría de Estado Islámico en el atentado de Moscú
Rusia puso en duda este lunes las afirmaciones de los Estados Unidos de que el grupo Estado Islámico (EI) fuera responsable de un ataque armado contra una sala de conciertos a las afueras de Moscú en el que murieron 137 personas y otras 182 resultaron heridas.
En el atentado más mortífero perpetrado en Rusia en las últimas dos décadas, cuatro hombres irrumpieron en el Crocus City Hall el viernes por la noche, acribillando al público justo antes de que el grupo de rock de la era soviética Picnic interpretara su éxito “Sin miedo a nada”.
El Kremlin también advirtió este lunes que ningún país es inmune al terrorismo cuando se le preguntó si había habido un fallo importante por parte de los servicios de seguridad a la hora de impedir el mortal ataque del viernes.
“Desafortunadamente, nuestro mundo muestra que ninguna ciudad, ningún país puede ser completamente inmune a la amenaza del terrorismo”, advirtió el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov.
Comentó que los servicios especiales trabajaron incansablemente para defender a Rusia.
“La lucha contra el terrorismo es un proceso contínuo que requiere una cooperación internacional a gran escala. Pero se puede ver que ahora, en este período de confrontación más agudo, esa cooperación no se está llevando a cabo plenamente de ninguna manera”, especificó el vocero.
Cuatro hombres fueron puestos en prisión preventiva por terrorismo.
Comparecieron por separado, conducidos a una celda en el tribunal del distrito moscovita de Basmanny por agentes del Servicio Federal de Seguridad.
Estado Islámico reivindicó la autoría del atentado, algo que Estados Unidos consideró creíble.
El grupo difundió lo que dice que son imágenes del atentado.
Responsables estadounidenses afirmaron que habían advertido a Rusia a principios de mes de la existencia de información confidencial sobre un atentado inminente.
Cuando se le preguntó si los servicios de seguridad rusos
necesitaban ayuda de Occidente, Peskov respondió: “Nuestros servicios especiales están trabajando de forma independiente, ahora no hay ninguna posibilidad de ayuda”.
Peskov se negó a comentar sobre detalles de inteligencia, publicó la agencia de noticias Reuters.
Sin embargo, abundó que en conversaciones con otros líderes desde el ataque, otros jefes de Estado habían sugerido mejorar los esfuerzos internacionales para combatir el terrorismo.
Pero el presidente Vladimir Putin no mencionó públicamente al grupo miliciano islamista en relación con los atacantes, que, según especificó, intentaban escapar a Ucrania.
Putin afirmó que algunas personas del “lado ucraniano” habían estado preparadas para animar a los agresores a cruzar la frontera.
Ucrania negó haber participado en el atentado y el presidente Volodímir Zelenski ha acusado a Putin de intentar desviar la culpa del ataque a la sala de conciertos.
La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, puso en duda las afirmaciones de los Estados Unidos de que Estado Islámico, que una vez buscó el control de franjas de Irak y Siria, estaba detrás del ataque.
“Atención: una pregunta a la Casa Blanca: ¿Están seguros de que es el Dáesh? ¿Podrían pensárselo de nuevo?”, preguntó Zajárova en un artículo para el periódico Komsomolskaya Pravda.
Zajárova sostuvo que Estados Unidos estaba difundiendo una versión para cubrir a sus “protegidos” en Kiev y recordó que Washington apoyó a los combatientes “muyahidines” que lucharon contra las fuerzas soviéticas en la década de 1980.
Estados Unidos tiene información de inteligencia que confirma la reivindicación de Estado Islámico, según afirmaron dos responsables estadounidenses el viernes.
Armada la polémica, terció el presidente de Francia, Emmanuel Macron, quien sostuvo que todo apunta a que el ataque fue perpetrado por Estado Islámico.
Planteó entonces que sería “cínico y contraproducente” que Rusia tratara de culpar a Ucrania.
Putin informó que 11 personas habían sido detenidas, incluidos los cuatro presuntos atacantes, que huyeron de la sala de conciertos y se dirigieron a la región de Bryansk, a unos 340 kilómetros (210 millas) al suroeste de Moscú, para deslizarse a través de la frontera con Ucrania.
En las redes sociales circularon vídeos no verificados de los interrogatorios de los sospechosos.
A uno de los sospechosos le cortaron parte de la oreja y se la metieron en la boca.
Un ciudadano de Tayikistán llamado Dalerdzhon Mirzoyev se apoyó en la celda de cristal mientras se leía la acusación de terrorismo.
Saidakrami Rachabalizoda, con la oreja vendada, estaba sentado.
Otro de los detenidos, Muhammadsobir Fayzov, apareció con ropa de hospital desgarrada y estaba sentado en una silla médica, con la cara cubierta de cortes.
Shamsiddin Fariduni, con la cara magullada, estaba de pie.
Por su parte, Francia elevó su alerta terrorista al máximo nivel tras los tiroteos en Moscú, imitando las conductas de Dinamarca, Suecia y España de la semana anterior.