Richard Trenton Chase, “el vampiro de Sacramento”: mató a seis personas y se obsesionaba con beber sangre fresca
Richard Trenton Chase, conocido como “el vampiro de Sacramento” fue un asesino serial estadounidense que además de asesinar a seis personas, les sacaba la sangre y la bebía, previamente a cometer actos de necrofilia.
Nacido el 23 de mayo de 1950 en Sacramento, California, Chase cometió sus crímenes entre diciembre de 1877 y enero de 1978, pero antes ya evidenciaba signos de problemas psiquiátricos.
Este múltiple homicida empezó a tener hipocondría a medida que era más adulto, y de hecho decía que su corazón ocasionalmente “dejaba de latir” o de que “alguien le había robado la arteria pulmonar”.
También dejaba naranjas en su cabeza porque aseguraba que la vitamina C sería absorbida por su cerebro por difusión, al tiempo que señalaba que sus huesos del cráneo se habían separado y se movían. Esa situación lo llevó a afeitarse totalmente la cabeza, porque decía que quería ver esa actividad.
Dejó la casa de su mamá porque señalaba que ella intentaba envenenarlo y se fue a alquilar un departamento con amigo.
Los compañeros de Chase se quejaron porque decían que se emborrachaba seguido, estaba bajo la influencia del alcohol, la marihuana y el LSD, pero también caminaba desnudo por el lugar. Los amigos le exigieron a Chase que se mudara, pero él se negó, por lo que ellos debieron mudarse.
Una vez solo en el departamento, comenzó a capturar, matar y destripar varios animales, que luego devoraría crudos, y a veces mezclando los órganos crudos con Coca-Cola en una licuadora y bebiendo el brebaje. Este sujeto creía que al comerse a esas criaturas evitaba que su corazón se encogiera.
Chase estuvo internado un corto lapso en un instituto psiquiátrico en 1973, pero en 1976, fue internado contra su voluntad, ya que fue derivado a un hospital luego de inyectarse sangre de conejo en las venas. A esa altura, el personal médico lo había bautizado “Drácula” por su obsesión con la sangre.
Asimismo, mientras estaba internado le rompió el cuello a dos pájaros que atrapó en la ventana y bebió su sangre, al tiempo que extrajo sangre de perros con jeringas robadas.
Chase fue diagnosticado con esquizofrenia paranoide, pero después de someterse a una serie de tratamientos con psicofármacos, se consideró que ya no era un peligro para la sociedad.
En ese sentido, fue puesto bajo la custodia de su madre, quien le quitó la medicación y le consiguió su propia vivienda, la cual compartía con otros jóvenes. Pero ocurrió nuevamente lo mismo, esas personas se mudaron y Chase quedó solo allí.
A mediados de 1977, Chase fue detenido y arrestado en una reserva en el área de Pyramid Lake, Nevada, donde apareció bañado de sangre de vaca, la cual también guardaba en un balde oculto en su camioneta. Como era sangre de un animal no se presentaron cargos contra este hombre.
Sin embargo, los asesinatos de personas empezaron a llegar: el 29 de diciembre de 1977 mató a tiros desde un vehículo a Ambrose Griffin, de 51 años.
El 23 de enero de 1978 Chase entró a la casa de Teresa Wallin, de 22 años, quien estaba embarazada de tres meses, la asesinó de tres balazos, disparos, luego tuvo relaciones sexuales con su cadáver mientras la apuñalaba con un cuchillo de carnicero. Luego, le extrajo varios órganos, le cortó el pezón izquierdo, bebió su sangre y antes de irse metió heces de perro en la garganta de Wallin.
El 27 de enero de 1978 entró a la vivienda de Evelyn Miroth, de 38 años, mató a un amigo de ella, llamado Danny Meredith, de 51 años, de un disparo en la cabeza, y posteriormente hizo lo mismo con Miroth, su hijo Jason, de 6 años, y su sobrino David Ferreira, de 1 año.
Asimismo, tuvo sexo, apuñaló y mutiló el cadáver de Evelyn, pero también se llevó a su casa el cuerpo del bebé David y lo terminó de mutilar para luego comerse varios órganos.
La Policía descubrió que el asesino era Chace, por lo que allanó el apartamento del asesino y encontró que las paredes, el piso, el techo, el refrigerador y todos los utensilios para comer y beber de este sujeto estaban empapados en sangre.
La defensa del detenido buscó evitar la pena de muerte y trató de que se lo declarara culpable de homicidio en segundo grado, lo que derivaría en cadena perpetua.
El caso dependía del historial de enfermedad mental de Chase y la sugerencia de que sus crímenes no fueron premeditados.
Sin embargo, el 8 de mayo de 1979, el jurado encontró al múltiple homicida culpable de seis cargos de asesinato en primer grado y lo sentenció a morir en la cámara de gas.
Los compañeros de prisión le tenían miedo a Chase por la violencia de sus crímenes y también hasta llegaron a persuadirlo para que se suicidara.
Pero la pena de muerte nunca llegó porque finalmente Chase se suicidó el 26 de diciembre de 1980 con una sobredosis de antidepresivos recetados por el médico de la cárcel que había estado acumulando durante las últimas semanas.