Pichetto, sobre la interna de Juntos por el Cambio en Santa Fe: “Si creés que el otro es narco, ¿para qué estás en ese frente?”
El auditor general de la Nación, Miguel Ángel Pichetto, aseguró que la interna de Juntos por el Cambio en Santa Fe está “cruzando límites complejos” que podrían afectar la consolidación del espacio de cara a las elecciones generales, en la que los santafesinos deberán elegir a su próximo gobernador.
En una entrevista exclusiva con Noticias Argentinas, Pichetto cuestionó las acusaciones de Carolina Losada, precandidata a gobernadora, contra su competir interno, Maximiliano Pullaro. La senadora vinculó al ex ministro de Seguridad provincial con el narcotráfico. El próximo domingo se cruzarán en las PASO.
“Si vos creés que el otro es narco, ¿Para qué estás en ese frente? ¿Por qué no construiste un proyecto propio con un partido nuevo y una base política que te permita presentarte ante la sociedad sin ningún tipo de relación que te contamine?”, reflexionó el precandidato a diputado de la lista presidencial de Horacio Rodríguez Larreta.
Sobre la competencia presidencial dentro de Juntos por el Cambio, Pichetto advirtió que el próximo presidente deberá tener un jefe de Estado con “poder propio” y apuntó contra la experiencia de Alberto Fernández, que fue el elegido por Cristina Kirchner en 2019: “Esta experiencia es muy frustrante y también es una lección para Juntos por el Cambio“.
Además, le envió un mensaje a la titular del Senado: “Yo creo que en 2019 ella se equivocó, podría haber competido y ganado. Lo de Alberto Fernández es un grave error político y, además, instala un modelo de poder en la Argentina no convencional e inconveniente a los intereses de la ciudadanía”.
En esa línea, el ex senador resaltó que el ex presidente Mauricio Macri debería “tener un rol por encima de los actores que están compitiendo” para no repetir el modelo del oficialismo y subrayó que el ex mandatario “aparece más cercano” a Patricia Bullrich, la otra presidencialista de JxC.
¿En qué momento institucional se encuentra la Argentina?
En el final de un ciclo de un modelo populista, de centroizquierda, que cree que el Estado tiene que sostener todo en la Argentina, con organizaciones sociales que intermedian la pobreza; jubilaciones para todos; un modelo que está agotado, que llevó a la Argentina a un proceso de crisis muy grave en el plano económico y ha determinado también la pérdida de la visión de un capitalismo productivista. Ese ciclo, para mí, se está terminando.
— En esta nueva reconfiguración de los actores políticos —motorizada por el cierre de alianzas y precandidaturas— se habla del “final” del kirchnerismo. ¿Usted qué piensa?
— Hay un repliegue de la figura principal y eso implica pérdida de centralidad. La figura de la vicepresidenta Cristina Kirchner corriéndose de la candidatura presidencial y del centro de la escena, indica un punto de decadencia con un elemento que no está debidamente analizado por los especialistas en la política: los jóvenes, que eran jóvenes hace 15 o 20 años, de La Cámpora hoy dejaron de serlo y están en una generación intermedia o mayor. Han estado en el poder y dominando las principales cajas del Estado, sin embargo, no han podido construir un liderazgo político de la generación intermedia que pueda ser alternativa.
— ¿A qué le atribuye el déficit de La Cámpora por construir un liderazgo con proyección nacional?
— El error es sostener ideas que están muertas, ideas viejas. Sostengo que hacen necrofilia intelectual; tienen una visión idílica de la revolución y la mirada anclada en los ’70; una visión de intervención del Estado. Es una visión que no es moderna y no entiende el proceso del mundo y de cuál es el camino de salida de la Argentina. Eso creo que es el mayor fracaso. Después podés analizar algunas personalidades…Por ejemplo, la del (ministro del Interior, Eduardo) “Wado” de Pedro, que tiene perfil más moderado, tal vez como el más razonable. Pero, en realidad, lo que ha fracasado es la estructuración del pensamiento estratégico en términos de una Argentina inserta en el mundo.
— Partiendo de su descripción, Cristina Kirchner parecería que es consciente de esto. En 2019 optó por Alberto Fernández y ahora dio luz con Sergio Massa, que supieron ser enemigos
— Yo creo que en 2019 ella se equivocó, podría haber competido y ganado. Lo de Alberto Fernández es un grave error político y, además, instala un modelo de poder en la Argentina no convencional e inconveniente a los intereses de la ciudadanía, que es que el poder presidencial está devaluado desde el origen y que siempre estuvo afuera de la Casa Rosada. La Argentina necesita un presidente con poder propio, no necesita un delegado. Esta experiencia es muy frustrante y también es una lección para Juntos por el Cambio. El presidente que emerja tiene que tener autonomía y capacidad de decisión.
— ¿Puede haber cierta similitud en el significado simbólico de lo que representa Cristina Kirchner para el kirchnerismo y Mauricio Macri para Juntos por el Cambio?
— Las dos se han replegado. Son liderazgos importantes. Un expresidente en la Argentina mantiene un poder residual muy importante y gravita en la opinión pública, pero los dos se han decidido correrse. Indudablemente, desde afuera del poder es muy difícil gravitar. Lo que va para la vicepresidenta también aplica para Mauricio Macri. Se inaugura otra etapa que está encarnada por otra generación más joven: (Sergio) Massa, Horacio Rodríguez Larreta, tal vez, en el caso de (Patricia) Bullrich con más soledad. Hay otro dato muy interesante en términos ideológicos, aun cuando es una categoría casi oprimida en la política: los candidatos en la Argentina van centro a la derecha…Los que tienen expectativas y pueden ser presidentes. La izquierda va a ser una minoría siempre poco relevante.
— ¿Macri podría condicionar un eventual gobierno de Juntos por el Cambio?
— Yo creo que eso sería un inconveniente y un problema para el presidente que emerja de la primaria. Hoy, Macri tiene que tener un rol por encima de los actores que están compitiendo.
— ¿A cuál de los dos condicionaría más?
— Aparece más cercano, aunque no dio ningún tipo de definición, a la figura de Bullrich. Rodríguez Larreta está tratando de generar un plano de autonomía con decisiones de naturaleza política. De todas maneras, Macri va a tener un comportamiento inteligente. Él sabe que ese modelo de Fernández-Fernández no se puede repetir en la Argentina y será tolerable por la sociedad. Es imprescindible que el poder presidencial lo tenga el presidente en la Casa Rosada. Siempre un ex presidente puede dar, desde su experiencia, consejos sobre cómo se sale ante eventos extraordinarios, pero no puede estar gravitando en el marco del gobierno y de la gestión.
— ¿Coincide con Rodríguez Larreta cuando afirma que las políticas de Macri fracasaron?
— No quiso hacer una crítica al período de Macri, sino que los cambios para que sean importantes deberían ser profundos y duraderos en el tiempo. La iniciativa que tuvo Macri en su gestión de gobierno se frustra por el proceso electoral de 2019. Rodríguez Larreta habla de ‘cambios profundos y duraderos’ y yo le agrego otro elemento: el debate en la sociedad y el cambio cultural que la Argentina necesita de un proceso en donde todos los actores graviten en el cambio de las visiones.
— ¿La frágil coyuntura tiene la capacidad de absorber determinados cambios?
— Creo que hay un proceso de fin de ciclo, que está siendo marcado por algunos gobiernos provinciales muy fuertes y que tenían una gran hegemonía. Se empezaron a derrumbar los castillos. El caso Sena, del Chaco, impactó fuertemente en la opinión pública porque es el emergente de un modelo. Sena es un modelo que repiten otros personajes, tal vez más importantes que Sena, como (Eduardo) Belliboni, (Juan) Grabois, el Movimiento Evita.
— Algunos estudios de opinión pública posicionan mejor a Bullrich que a Rodríguez Larreta
— Son todos relativos. Yo no le doy ningún tipo de valor ni credibilidad. Hace 20 días, dos encuestadores de gran importancia en la Argentina, en un programa de televisión muy serio, sostenían que Javier Milei iba a ser el candidato más votado en las primarias. Siempre sostuve que eso me parecía un disparate. La realidad es otra. La sociedad va a ponerse en tono electoral faltando 15 días y ahí vamos a tener algo más cuantificado con valor.
— Desde las filas del massismo sostienen que podrían pescar votantes de Rodríguez Larreta. ¿Qué observa usted?
— Es la misma visión que sostenía la teoría de los tres tercios. Siempre son visiones convenientes al oficialismo. La primaria se va a resolver bien en Juntos por el Cambio y creo que Horacio Rodríguez Larreta tiene una gran posibilidad de ser la referencia que encabece el proyecto cambio. El debate en la Argentina irá por el centro, no por los extremos.
— ¿Por qué?
— Porque el voto presidencial es un voto más conservador. El problema que tiene hoy el candidato del Gobierno es la presencia del actual presidente, cuya imagen tiene un fuerte deterioro y de credibilidad. También la situación económica, donde él (Massa) tiene responsabilidad. La fórmula Fernández-Fernández vertió a la sociedad para ganar las elecciones una serie consignas y no cumplió ninguna. Inclusive, esto también es un mensaje para Juntos por el Cambio. Hay que tener mucho cuidado con la implementación del discurso porque la sociedad está muy golpeada, ha pedido mucho en estos 3 años y 7 meses y puede haber también el miedo a perder lo poco que le queda. Por lo tanto, sostengo que los cambios que hay que realizar tienen que ser positivos y que impliquen una mejoría de los argentinos; que haya un horizonte luminoso, y no la prédica del único eje que algunos economistas repiten que es el ajuste en las primeras ‘100 horas’, en los ‘5 días’, en los ‘100 días’…Toda esta pavada. Ahora llega el tiempo de la política sin mentirle a gente y sin demagogia.
— ¿Cómo imagina el equilibrio entre la Casa Rosada y la Provincia de Buenos Aires en un eventual gobierno de JxC, sin la PBA en sus manos?
— Primero, es un escenario incierto ese. El gobierno de (Axel) Kicillof es un mal gobierno y vamos a ver…El partido está por jugarse. (Diego) Santilli viene de ganarle la elección a todo el peronismo unido y es el candidato más competitivo. Acá también hay un problema en el PRO, que yo siempre analicé: ganó Santilli, en 2021, y en lugar de consolidarlo le metieron 5 candidatos. La política no permite errores.
— Pero si ese escenario se presenta…
— La Provincia de Buenos Aires es dependiente del apoyo nacional. Si vos analizás las partidas del Gobierno a Kicillof te permite dar una respuesta adecuada de cuál es la situación económica y financiera de esa provincia. No sobreviviría sin ayuda del Tesoro: van a tener que hacer el ajuste, ordenar las cuentas y afrontar el realismo de una política económica que no están acostumbrados porque vienen jugando de arriba. No lo planteo desde un esquema extorsivo, sino como un dato de realpolitik, que debería servirle a Juntos por el Cambio para gobernar y llevar adelante las reformas necesarias construidas sobre el diálogo con todos los sectores democráticos; salvo con los violentos, los que crean que van a venir al Congreso a tirar piedras: con esos nada. Con los que aporten al debate democrático hay que hablar, con los gobernadores que van a tener poder real y representantes en el Congreso hay que hablar. A los Gobiernos provinciales les interesa asegurar la gobernabilidad, el financiamiento de obras…Ahí van a estar los equilibrios y contrapesos, independientemente que ocurra el escenario planteado en la pregunta.
— ¿Los barones del conurbano?
— ¿Y qué van a hacer? ¿Van a prender fuego la pradera? ¿Qué van a hacer? Todos estamos en el mismo barco, que es la Argentina. Cuidado con estas visiones de que va a haber un nivel de conflictividad impresionante y correrán ríos de sangre. Ahi también la voz la de Iglesia Católica debería escucharse, ¿no? El otro día Monseñor Ojea esbozó algo, pero nunca hubo un claro mensaje aclarando que Grabois no los representa cuando habla de la violencia y ejerce violencia verbal. Nunca lo aclararon.
— ¿La Iglesia quizás está más emparentada con el tercermundismo, que una que mira todo el panorama?
— Es una Iglesia, en su mayoría, no quiero decir todos, clasista; de creer que solo debe para los pobres y qué mejor que la Argentina sea uniformemente pobre. Son conceptos muy negativos para el país. Yo quiero una Iglesia con un fuerte contenido espiritual, no quiero una Iglesia al lado de un sector de la política. Esa visión nos hace más pobres. Esas visiones que salimos rezando y dando planes nos va a conformar una sociedad más estratificada en la pobreza. La Argentina saldrá con la construcción de un capitalismo productivo inteligente, no estoy hablando de un capitalismo financiero. Desde el Gobierno hay que gestionar para poner en marcha la potencia que el país tiene, con el Papa (Francisco) presente en el 2024 convocando a los argentinos a una construcción fraternal y un camino común, dejando de lado la violencia verbal y física. Ese mundo es posible.
— ¿Qué atrae de Javier Milei?
— Quizás lo que puede haber atraído hasta ahora es esta visión de ‘estoy enojado, rompamos todo’. Me parece que hay un reduccionismo ahí y la canalización de ese pensamiento puede ser Milei. Vamos a ver cuánto es el resultado real. También creo que hubo encuestas, y una construcción en medios, para inflar a Milei y correr a Juntos por el Cambio más a la derecha. A veces, hay que tener un poco de pensamiento lateral para pensar algunos acontecimientos políticos.
— La interna de Juntos por el Cambio está tomando cierta efervescencia en los últimos días
— En la Argentina no hay cultura de la primaria y los medios agrandan. Si vieran cómo funciona una primaria en Estados Unidos… Se meten con la vida personal, se dicen cosas tremendas. Es la lucha por el poder, la etapa más dura. Que Juntos por el Cambio podría haber tenido una lista de unidad, sí, pero no se logró eso y hay que resolverme mediante el sistema democrático. Lo que no se pueden cruzar son determinados límites. Si vos creés que el otro es narco, ¿para qué estás en ese frente? ¿por qué no construiste un proyecto propio? Con un partido nuevo y una base política que te permita presentarte ante la sociedad sin ningún tipo de relación que te contamine. Si estás adentro…
— Se refiere a la interna en Santa Fe
— La interna en Santa Fe está cruzando límites que son complejos desde el punto de vista posterior a la primaria. ¿Cómo hacés para consolidar una fuerza unificada de cara al proceso electoral general con un peronismo que, aún en la debilidad estructural, puso a un periodista (Marcelo Lewandowski) popular que va a dar pelea? Los agravios personales que afecten la credibilidad y lo moral son los temas que configuran límites en el debate. Los americanos cruzan más esos límites, pero, insisto, acá no hay cultura de la primaria.
— ¿Qué es la elección primaria en la Argentina?
— Es un cuerpo extraño hasta en la Constitución. El constituyente previó una cosa: era inconveniente un período largo de incertidumbre entre el presidente saliente y el electo. Entonces, se fijaron las elecciones para último domingo de octubre y entrega del poder el 10 de diciembre, menos de dos meses. En el medio apareció (Néstor) Kirchner e instaló las primarias en agosto. Si el resultado es muy malo para el Gobierno, ¿cuáles son los efectos en la economía? Como le pasó a Macri, que su gobierno concluyó en la primaria.
— ¿Hay riesgo de que Juntos por el Cambio no se unifique luego de las primarias?
— Para nada. Si hay algo que surge de los trabajos cualitativos es que no va haber corrimiento de los votantes de Juntos por el Cambio cualquiera sea el ganador. Los de Bullrich no se van a ir a Milei, si ganara Rodríguez Larreta, que es lo que creo que va a ocurrir. El votante de Juntos por el Cambio es muy sólido. Macri, conmigo de vicepresidente, perdió con 40 puntos.
— ¿Rodríguez Larreta está endureciendo su discurso?
— No, está incorporando temas en su agenda con un visión federal de la propuesta. Su mensaje va a ser muy consistente.
Fuente: NA