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Nuevo paradigma en la política argentina: Milei, el candidato que solo necesitó “su estampita” para llegar a la presidencia

Sergio Alcázar

El dicho “Billetera mata galán”, usado en la arena política siempre estuvo emparentado a las pocas posibilidades que se le asignan a un candidato – por mas bueno que sea- cuando enfrenta a oficialismos o estructuras partidarias importantes, en donde el peso de la “lapicera” o la “musculatura territorial de la fuerza” terminan inclinando la balanza a favor de los poderosos en el momento que las “urnas” llaman a su juego democrático. “El aparato siempre vence” supo advertir alguna vez a este medio un conocido dirigente justicialista cuando se lo consultó sobre el valor que tiene el respaldo de los partidos tradicionales en las campañas y elecciones. 

Lo sucedido en estos comicios nacionales del 2023 nos “pone en autos” de la presencia de un novedoso cambio en el paradigma de la política argentina. Milei siendo un outsider y el primer economista en llegar a la presidencia, construyó en solo dos años de participación activa una imagen que le permitió no solo captar la atención de la juventud, sino también, cautivó como nadie el “voto desencanto” con la clase política. La “casta” como la llama el líder libertario, representa las recurrentes malas praxis de los gobiernos, que en su afán de reciclar nombres para “perdurar” en sus cargos, nunca se preocupó demasiado en darle una solución real a los cotidianos problemas que padece la sociedad de este país.

“Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia”, el “fenómeno” Milei entregó todos los argumentos para generar un atrapante guion que podría desembocar en una serie de televisión, y es inevitable, entonces, no trazar una analogía con la historia de ficción de Frank Underwood, el congresista de House of Cards, quién con una ausente estructura política y siguiendo un elaborado plan, llegó a la presidencia de los Estados Unidos. “Milei desde el vamos, creyó en Milei” y allí en ese estado de “autoconvencimiento” se sustentaron todas las bases para construir este promisorio presente. “El hombre es lo que cree”, la sentencia de Antón Chejov nos puede servir para encontrar las razones que puedan justificar esté presente de bonanza del líder de La Libertad Avanza.

Javier Milei se convirtió en un referente indiscutido de los jóvenes y allí construyó las bases de su poder.

Milei libró desde el mismo instante en donde se pusieron en marcha las campañas una “batalla desigual”. Las PASO, las generales y el balotaje vieron opacada su “presencia” en las calles a causa de las pomposas parafernalias de las poderosas escuderías partidarias, que supieron hacer uso y abuso de afiches, séxtuples, murales, gigantografías, pasacalles, pintadas, volantes y principalmente, una enorme militancia que en cada rincón del país buscó afanosamente captar la empatía del electorado. El libertario tuvo allí una gran habilidad para sacar fuerzas de flaquezas y dentro del marco de austeridad donde se movía, hacer un “brillante” uso de cuanta red social estuviera a su alcance y las convirtió en un arma letal. Los jóvenes que abrazaron su causa se trasformaron en un ejército de abnegados voceros que multiplicaron su mensaje de manera tan exponencial que lo hicieron competitivo primero y al final, ganador.

El 30% de votantes que ya forma parte de su núcleo duro, lo acompañó fielmente en todas las competencias electorales que participó y esa increíble cosecha de voluntades lograda con tan pocos recursos le otorgó tintes de épica al desafío electoral asumido. Se dice que “la política es el arte de lo posible” y Milei – como nunca nadie antes-interpeló a las históricas estructuras partidarias, es más, logró exponer con claridad los errores en que las mismas incurrieron en los últimos tiempos y que fueron el causal de su ulterior fracaso.

Los “mentores” del formidable éxito electoral de Javier Milei son un reducido grupo de dirigentes, quienes supieron encontrar “con astucia” los medios para poder multiplicar “los panes y los peces” y transformar los enojos de la población en votos a favor. Lejos de cuestiones que hasta pueden parecer casi bíblicas; Karina Milei, Carlos Kikuchi, Oscar Zago, Ramiro Marra, Lilia Lemoine, Santiago Caputo y hasta el propio José Bonacci entre otros se erigieron en los anónimos “padres” de la victoria. Cada cual en su rol aportaron capacidades y le otorgaron una particular aura de “misticismo” al espacio. “Ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla”, decía Don Quijote antes de ir contra los molinos de viento, quizás algo de eso hubo en el entramado de esta historia.

Javier Milei, Karina Milei y Carlos Kikuchi son los tres fantásticos que le dieron forma a este éxito electoral.

El economista transitó este año electoral repartiendo triunfos y derrotas, demostrando que el “valor propio” de su figura no es transferible, pues perdió categóricamente en cada una de las aventuras provinciales cuando puso en juego la “marca del espacio” en las diferentes elecciones desdobladas y ganó- paradoja loca del destino- contundentemente en casi todos los mismos distritos donde la boleta con su cara compitió. “El éxito de Milei, empieza y termina en Milei”, supo decirnos un encuestador a este portal después de las primarias.

El acuerdo con Macri y Bullrich le terminó de dar el empujón necesario para vencer por una distancia de once puntos en el balotaje, mientras el hastío de la sociedad por la difícil situación económica y por una inflación sin control, hizo el resto. El triunfo de Milei conseguido con un escueto armado y casi nula existencia de recursos para la campaña puso a pensar a los cráneos de las estrategias políticas domésticas y los llevó a reflexionar y replantearse sobre sus métodos de seducción utilizados, justamente ellos que se ufanaban de que todo estaba inventado y todo lo sabían. Las nuevas tecnologías abrieron un escenario nuevo, incierto y virgen de posibilidades, mal que les pese.

Con el diario del lunes se podrá asegurar que el Milei tuvo la templanza requerida para soportar estoicamente todos los embates a los cuales fue sometido y eso que probaron con inmiscuirlo en una “campaña del miedo”, como en los noventa, trataron de instalarle un remake de aquel “Menem o el abismo” y no funcionó. Luego pusieron en duda su equilibrio emocional y descubrieron los que llevaron adelante esa estratagema que tal vez Aristóteles tenía razón cuando nos advertía que “ninguna gran mente ha existido nunca sin un toque de locura”. En resumen, la crónica final de este año 2023 electoral nos dirá que contra todos los pronósticos Javier Milei con su estampita llegó a la presidencia y ¿cómo le explicas esto a un politólogo noruego?, se hubiera preguntado una vez más el recordado colega, Mauricio Maronna.

One thought on “Nuevo paradigma en la política argentina: Milei, el candidato que solo necesitó “su estampita” para llegar a la presidencia

  • Rodrigo Cabrerizo

    Están muy buenas tus notas. Explícitas. Me gustan mucho!

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