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Newells y el karma de jugar como local: La lepra consumó otra dura derrota en casa con una paupérrima actuación del equipo

Newells llegaba entonado para recibir a Tigre, la buena victoria obtenida en Santiago del Estero y la forma en la que se consiguió el resultado con una buena demostración de juego colectivo generó expectativas entre los hinchas leprosos que en un muy buen numero se acercaron al Marcelo Bielsa para apoyar a su equipo.  

El partido arrancó con mucho ritmo y ya a los 9′ Tigre acercó peligro al arco de Morales cuando Fernández la puso en el área para la incursión de Retegui pero Ditta cerró con gran seguridad cuando el delantero se aprestaba a rematar a la portería leprosa.

El mediocampo era tierra de paso y a los 17′ Balzi metió el balón en el área visitante y Leizza la disputó con González que cayó y todos los locales pidieron penal pero Merlos lo desestimó. A la lepra le costaba mucho generar situaciones de riesgo, la ausencia de Pablo Pérez le quito fútbol al rojinegro.

A los 21′ llegó Tigre con peligro mediante Armoa que fue a buscar en el área un pase de Colidio  y Jacob en su intento de rechazar le pateó el muslo al rival y tras la revisión del VAR el árbitro marcó penal. Pateó Retegui y marcó el 1 a 0 para la visita, Newells volvía a padecer el karma de la localía.

La lepra se desorganizó en el campo, fue un cúmulo de intenciones pero sin ideas y para colmo diez minutos después de la apertura, otra vez Retegui aprovechó una buena jugada colectiva del matador, para recibir una buena entrega de Menossi para irse solo a enfrentar a Morales para sentenciar el 2 a 0. Newells sufría el partido en el trámite y en el tanteador.

El final del primer tiempo sacó a Newells de su drama futbolístico, jugó muy mal la lepra y si bien el resultado era exagerado, el local poco había hecho por el partido  y la derrota transitoria castigaba el poco compromiso de Newells con el partido.

Newells salió a jugar el complemento con uno más por la expulsión de Equi Fernández y Coria mandó a Ferreira por Esponda para tratar de reaccionar. Poco efectivo el cambio porque el local siguió careciendo de ideas y se repitió en ataque en jugadas intrascendentes.

A los 4′ tuvo el descuento Balzi que recibió en el punto penal y trató de eludir a Marinelli pero el arquero adivinó y frustró el gol ante lel enojo de García con su compañero. Dos minutos después Sforza la metió para Luciano que remató y Marinelli salvó el descuento. Newells mostró una mejoría pero no con un juego de equipo sino por arrebatos individuales.

La lepra era un manojo de nervios, a pesar del poco fútbol del equipo a los 16′ García desde buena posición cabeceó a las manos de Marinelli tras buen centro de Ditta. La falta de jerarquía del local le facilitaba la tarea a Tigre que con el hombre de menos solo se dedico a cuidar la diferencia en el marcador.  

Newells carece de conducción técnica, no hay idea de juego y las órdenes que vienen desde el costado poco ayudan a su causa. La lepra se ha convertido en un equipo muy ciclotímico, que puede jugar un partido muy bien y el próximo ser una pobreza franciscana. En ese vaivén de su fútbol los hinchas padecen horrores los partidos de local, y los resultados están a la vista. Son muchas más las tristezas que las alegrías cosechadas en el Parque Independencia.

La lepra llegó otra vez a los 23′ cuando otra vez Ditta la puso en el área y tras rebote de Sordo, Balzi la desperdició una buena ocasión con un derechazo de media vuelta que no tuvo buena dirección. Newells y su costumbre de atacar con balas de cevita. Pocas esperanzas generan un equipo que en casa deambuló perdido en el campo todo el segundo tiempo.

El pitazo final le bajo el telón a otra fallida actuación de Newells en el Marcelo Bielsa, los jugadores se retiraron con la cabeza baja rumbo a los vestuario. Faltan dos fechas y es imperioso para el futuro de la lepra que se defina rápido el tema del entrenador para poder proyectar con expectativas el futuro cercano que por ahora se muestra poco claro y depende exclusivamente del estado de animo de un equipo demasiado cambiante. Como si fuera Luís Sandrini, este Newells hace reír y llorar   a sus hinchas y para ellos ya no hay corazón que aguante.

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