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Murió una mujer de 80 años tras el ataque terrorista en Israel y ya son tres los argentinos fallecidos

Una argentina de 80 años murió durante el ataque terrorista del grupo palestino Hamas en Israel y ya son tres las personas de este país fallecidas.

Se trata de Silvia Mikanoski de Mirensky, quien hablaba por teléfono con su hijo al momento del hecho y le llegó a decir: “Me estoy quemando, me estoy ahogando”. La mujer estaba en el cuarto de seguridad de su casa del kibutz, a 17 kilómetros de Gaza.

En ese sentido, una explosión rompió el vidrio del cuarto de seguridad y por allí entró un objeto, que sería una garrafa, que la prendió fuego.

Mikanoski había nacido en Buenos Aires y es una de las 600 personas fallecidas por el ataque de Hamas iniciado el sábado.

En la madrugada del sábado, los palestinos rompieron el cerco e irrumpieron en la zona. Gritaban, filmaban lo que hacían. Entraron a Ein Hashloshá golpeando puerta por puerta. Allí viven mis dos hermanas, Silvia y Esther. La casa de Silvia está cerca del borde del kibutz”, relató Zulema, una de las hermanas de la víctima, en declaraciones al portal Infobae.

Asimismo, agregó: “Silvia corrió al cuarto de seguridad que casi todas las casas israelíes tienen. Pasó la noche y temprano, cuando no oía más ruido, salió a desayunar. Ella quedó viuda hace un año y estaba muy nerviosa”.

“No sabemos exactamente qué tiraron, son conjeturas, pero fue como una bomba que inició el fuego, la realidad es que la quemaron viva. Eran las 9:00 de la mañana”, añadió.

Zulema explicó que después hubo silencio e incertidumbre y la electricidad estaba cortada, además de que no entraban los llamados.
“Recién a la tarde pudimos confirmar lo que había pasado”, contó la mujer.

Mikanoski había llegado a Israel con su marido Saúl Hugo Mirensky un hijo de 4 años y otro de 6, meses antes de la Guerra de Iom Kipur, en 1973.

El matrimonio se instaló en Ashkelon, otra ciudad al sur del país, y en 1978 se mudaron al kibutz, una de las tantas granjas colectivas del país. La víctima trabajó en Israel en la fábrica del kibutz, que hacía carpetas para oficinas.

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