Murió Carlos Pairetti, una leyenda del automovilismo argentino
Integrante de la ‘Cuna de Campeones’ de Arrecifes, el ex piloto ingresó en la galería de las grandes personalidades del automovilismo nacional con su recordado título de TC en 1968 a bordo de una coupé Chevrolet inmortalizada como el ‘Trueno Naranja’.
El expiloto Carlos Alberto Pairetti, leyenda del automovilismo argentino, falleció la madrugada de este lunes a los 86 años en una clínica de la ciudad bonaerense de Pergamino, según informó su hijo Eduardo ‘Mani’ Pairetti debido a deficiencias respiratorias y cardíacas. El excampeón de Turismo Carretera, santafesino de origen, permanecía internado hace semanas en su lugar de radicación, Arrecifes, del que fue trasladado el domingo hacia Pergamino por una complicación en el cuadro de su salud.
Pairetti tuvo una neumonía bilateral que originó el agravamiento de su estado hace aproximadamente un mes y tiempo atrás había superado un ACV, del que pudo recuperarse al punto de asistir al autódromo Oscar y Juan Gálvez para ver el debut de su nieto Santino, hijo de ‘Tim’, en la categoría ALMA, con un Fiat Uno de la Clase 2.
Ilustre integrante de la ‘Cuna de Campeones’ de Arrecifes, Pairetti ingresó en la galería de las grandes personalidades del automovilismo nacional con su recordado título de TC en 1968 a bordo de un prototipo inmortalizado como el ‘Trueno Naranja’.
El año pasado, el Concejo Deliberante de Arrecifes declaró ‘Ciudadanos Ilustres’ a sus hijos dilectos Carlos Alberto Pairetti, Néstor Jesús García Veiga, y los desaparecidos Rubén Luis Di Palma y Carlos Marincovich, conocidos como el ‘Póker de Ases’ por su trascendencia en el mundo motor.
Partió ‘Il Matto’ (El Loco), como lo bautizaron los italianos cuando fue a correr en la Fórmula 3 a Monza en 1966 por su estilo alocado, audaz y aguerrido para empuñar el volante.
Pairetti nació en Clucellas, el 17 de octubre de 1935, pero se transformó en arrecifeño por adopción. Debutó en el TC en la Vuelta de Pergamino, el 25 de marzo de 1962, y ya en la primera carrera mostró que tenía pasta para mezclarse con los grandes de la época como Juan Gálvez y Dante Emiliozzi, entre otros.
El auto que fue una coupé Chevrolet que pertenecía a Néstor Marincovich, tío de su amigo Carlos, quien también brilló en la categoría más longeva del planeta. Al año de su debut, le llegó su primer triunfo en La Vuelta de Mar del Plata y también su primer Gran Premio, obtenido en el recorrido Mercedes-Arrecifes.
En 1965, alternó con un Volvo 122 SB y logró el triunfo en Villa Carlos Paz, siendo el primer (y único) del Turismo Carretera de una marca que no fuera ni Chevrolet, ni Dodge, ni Ford, ni Torino. A los 10 días y en el mismo circuito, volvería a tripular su Chevrolet repitiendo la victoria.
En 1967 se adaptó al advenimiento de los evolucionados prototipos del TC. Fue el comienzo del Barracuda Chevrolet que, a juzgar por sus dichos, consistió en el mejor auto que había manejado. Estaba armado con el chasis de una vieja coupé Chrysler, la carrocería del constructor Alain Baudena, y motorizado con un impulsor Chevrolet de 230 pulgadas cúbicas.
El avance de IKA con los Torino, que debutaron en 1967, generó un nuevo dominio en la categoría, aunque Pairetti se las ingenió para hacerle frente a sus adversarios y obtener 3 triunfos entre 1967 y 1968, lo que significó el inicio de su campaña hacia el título.
Decidido a terminar con el poderío de IKA, se contactó con el constructor Horacio Steven para comenzar la creación de un nuevo prototipo fue así que, el 23 de junio de 1968, el modelo de lo que resultó más tarde el mito del ‘Trueno Naranja’.
Con esa máquina, Pairetti se alzaría con 4 triunfos que le fueron suficientes para proclamarse campeón argentino de Turismo Carretera, logrando su objetivo de desbancar a los Torino.
Ese año también incursionó en la Fórmula 1 Mecánica Argentina, en la que consiguió el triunfo en la 500 millas de Rafaela, a bordo de un Destéfano Chevrolet. Estableció un promedio de 217.226 km/h, que por muchos años no fue superado.
En 1970, tras 17 años con Chevrolet, Pairetti se pasó a Ford, decisión fue reprobada por los fanáticos de ambas marcas. Con el óvalo, debutó en la Fórmula B, instaurada para los Sport Prototipo, y al año siguiente fue contratado por el equipo oficial de la marca que competía en la llamada Fórmula A.
Un conflicto con el preparador José Miguel Herceg lo impulsó a emigrar hacia la Fórmula 3 Europea y luego intentó sin éxito clasificarse en las 500 millas de Indianápolis. Volvió al TC en 1977 con una coupé Dodge GTX y un Dodge 1500, que condujo hacia una nueva victoria el 26 de marzo de 1978.
La foja de Pairetti arroja el título del TC en 1968, dos Grandes Premios de TC (1963 y 1966), un victoria en las 500 millas de Rafaela (1968) y 22 triunfos en la categoría más popular del automovilismo argentino. Fue uno de los fundadores del Club Argentino de Pilotos.
Se retiró el 14 de agosto de 1978 a bordo de su coupé Dodge GTX, pero su vínculo con el automovilismo nunca terminó.