Milei gozó una victoria pírrica con la ley Bases al mismo tiempo que desnudó todas las debilidades que tiene su gobierno
“Cuando los gobiernos temen a la gente, hay libertad. Cuando la gente teme al gobierno, hay tiranía” – Thomas Jefferson
Este viernes por fin se votó en la Cámara Baja de Congreso Nacional la ley Bases con un resultado previsible, el 144 a 109 de legisladores que aprobaron la ley en general no sorprendió a nadie, pero al mismo tiempo dejó al descubierto todas las debilidades legislativas que tiene el gobierno de Milei, quién tuvo que ceder ante el pedido de los gobernadores por la coparticipación del Impuesto País, cuando había avisado con convicción, puertas adentro y afuera de su fuerza, que no habría más concesiones para el proyecto. El día a día del economista en gestión oscila entre las ínfulas que le exige su particular orgullo y una realidad que interpela cruelmente y de manera permanente el escaso poder que dispone.
El líder libertario hace del amedrentamiento y del apriete a la dirigencia política opositora una constante en sus métodos para ejercer su autoridad, tanto que minutos antes de la votación el mismo Milei posteó en su red social X que “durante meses nos acusaron de antidemocráticos porque expusimos a una casta política que solo vela por sus propios intereses. Tienen hoy la oportunidad de demostrar de qué lado de la historia quieren estar”, pavada de advertencia innecesaria. Estaba todo muy tranquilo y democrático en Mileilandia, parece…
Durante toda la semana abundaron las marchas en los alrededores del Congreso para expresarse en contra del decreto, donde hubo una absurda represión policial contra periodistas, militantes y jubilados en el marco de un operativo antipiquetes bastante particular que buscó en todo momento generar un clima de crispación social afín a sus conveniencias. Los salieris de Javier intentaron en todo momento hacer un sutil equilibrio en la delgada frontera de sus fortalezas, tarea más que dificultosa debido a un contexto político en el cual el oficialismo no las tiene todas consigo.
La coyuntura previa al tratamiento del dictamen estuvo plagada de febriles reuniones por afuera del marco legislativo propiamente dicho, Guillermo Francos el ministro más activo del Ejecutivo fue la voz cantante para llevar adelante los acuerdos por necesidad que las circunstancias obligaron a entablar al gobierno nacional, muchas veces en contra de sus principios, todo en pos de asegurarse un voto amigable a sus propuestas leyes.
El desprecio por la UCR, que se ocupó en hacer público el actual presidente durante toda la campaña no fue tomado en cuenta por los diputados del radicalismo al momento de acompañar la ley, ni siquiera la detención indebida de la militante del partido, Ivana Bunge por cantar el himno en las inmediaciones del Congreso, ni que hablar de las amenazas que padeció la legisladora Carla Carrizo a quién no solo la increparon personalmente en las cercanías de la Cámara sino también la amenazaron de muerte en las redes “con colgarla en la plaza”. Todo muy bizarro, muy irreal para un país donde la dirigencia se rasga a diario las vestiduras en pos de defender a ultranza las banderas de la democracia. “Del dicho al hecho hay un gran trecho”, reza el adagio y sería sano para el país que se vuelva a recuperar el valor de la palabra, principalmente en la política.
No extrañó entonces que después de consumada la votación, alguno de los legisladores tuviera que padecer el enojo de la gente en la calle, le pasó a José Luis Espert y hasta el propio Rodrigo De Loredo tuvo algún que otro encontronazo con el ciudadano de a pie y hasta el legislador se preguntó “porque se la agarran con nosotros”, refiriéndose a la respuesta social generada por el obrar de los diputados amigables que le dieron quórum y media sanción en general a la ley Ómnibus.
El discurso de Facundo Manes cargando fuertemente “contra el presidente y sus malas artes para imponer su postura” fue el punto más alto entre las alocuciones vertidas en las maratónicas sesiones legislativas. Las emotivas palabras del neurocientífico lo ubicaron en el centro de la escena del centenario partido y no son pocos los militantes y dirigentes radicales que ven a su figura como un nuevo reverdecer de los principios e ideales del espacio, hasta algunos llegaron a emparentar su participación con la de otrora figuras señeras como las de Balbín y Alfonsín. Casi nada y casi todo, sobretodo en épocas de vacas flacas para la política, la UCR tiene “su oportunidad” para salir de ese ostracismo que hace tiempo está metido.
A partir del martes comienza otra historia, la votación en particular de la ley, que puede volver a generar nuevas disidencias entre el gobierno y la oposición porque “no hay certezas” que las facultades delegadas y privatizaciones que quedan aún en pie no terminen siendo recortadas a causa de nuevos votos en contrario. El humor social jugará también su parte ya que en las redes se anuncian nuevas marchas y movilizaciones sin importar demasiado las posibles nuevas represiones de parte del gobierno. Esta dicotomía entre Javier Milei y la gente pueden verse agigantada si no aparecen con urgencia medidas económicas que puedan beneficiar a los raídos bolsillos de la clase media y de los jubilados. “Sin ofrenda de paz será imposible la paz” advirtió a este medio un dirigente gremial rosarino sobre este contexto a contramano para los trabajadores.
“Esto no termina bien”, es la frase más recurrente utilizada en las redes sociales por estos días y convertida casi en un “repetido mantra” para muchos de los habitantes del mundo virtual cuando expresan sus sensaciones y emociones sobre el actual momento que atraviesa el país. ¿La ven o no la quieren ver? El futuro del gobierno dependerá en parte de la buena respuesta que puedan darle a este dilema.