Los presidenciables: Pullaro y Llaryora representan el presente y el futuro del radicalismo y el peronismo
“El futuro está oculto detrás de los hombres que lo hacen” – Anatole France
Las historias de ambos gobernadores electos son parecidas, como si hubieran sido escritas en paralelo, uno es peronista y el otro, radical, hasta son generacionales, ya que solo dos años de vida separan al cordobés del santafesino y en las últimas elecciones provinciales tanto uno como el otro han dado un salto de calidad a la política. El nacido en San Francisco ganó la gobernación con autoridad en el segundo distrito electoral de la Argentina y por su parte, el oriundo de Hughes sumó más de un millón de votos en Santa Fe, el tercer bastión nacional si de cantidad de electores estamos hablando.
Cualquier crónica de la época dirá que Maximiliano Pullaro le devolvió al radicalismo el brillo de otros tiempos, hubo que esperar 60 años para que un referente del centenario partido ocupe el lugar de mayor preponderancia en la política santafesina, el último fue Aldo Emilio Tessio allá en el tiempo, cuando en 1963 lograba sentarse en el sillón del Brigadier López. Si recorremos sus bitácoras de viaje descubriremos que sus derroteros siguen entrecruzándose caprichosamente. El líder de “Evolución” a moldeado muy pacientemente su carrera, convirtiéndose en un dirigente con promisorio presente, pero sobretodo, con un enorme futuro.
El actual intendente de Córdoba forjó su prontuario político en base a capacidad de mando y buenas dotes de liderazgo para poder conducir con acierto al peronismo de la provincia mediterránea. Martín Llaryora se ha convertido en poco tiempo en una figura fuerte dentro del PJ, que genera esperanza dentro de un partido que busca imperiosamente salir del ostracismo y de la crisis que le provocó el kirchnerismo. “Es el gallego De La Sota con mucha más polenta y personalidad, para que sea candidato a presidente, será solo cuestión de tiempo”, señalaba a este medio un histórico dirigente santafesino ferviente partidario y gran admirador del fallecido dirigente cordobés.
La gestión que tiene por delante el ex ministro de Seguridad de Santa Fe es compleja con un escenario socioeconómico que se muestra hostil y con la inseguridad como la “madre de las batallas” que deberá librar, aunque Pullaro es consciente que contará con apoyo en ambas cámaras legislativas de la provincia, para así llevar adelante todos los cambios necesarios para poder devolverle, principalmente a los rosarinos, la paz que tanto reclaman para sus vidas. En el éxito que logre en su mandato descansará su inevitable proyección nacional y las elecciones del 2027 – sin la oportunidad de reelección en la provincia – lo tendrá como un “seductor” nombre propio para una candidatura a presidente. Los radicales mirando el venturoso porvenir se “frotan las manos” y nobleza obliga reconocerlo, “lo bien que hacen”.
Por su parte, el nuevo “mandamás” de Córdoba es un dirigente ambicioso, audaz, que no teme al papel que le tiene deparado su “hado” y donde tendrá que ocupar un rol protagónico en el “resurgimiento” del peronismo. Hábil, con buena cintura política, dueño de una fuerte personalidad, no le tembló la voz para acusar de “pituquitos de Recoleta” a los “popes” de Juntos por el Cambio que arribaron a su provincia para “encarajinar” la previa de la elección a gobernador en Córdoba, de paso le marcó como nadie el “terreno” a los dirigentes que llegaban desde Capital Federal a “dar clases” al interior, y hasta supo hacer pública la queja la noche en la que Passerini fue ungido intendente.
El momento de bonanza de Maxi Pullaro está basado en sus formas de manejarse en política, apoyadas en su espíritu calmo, su moderación recurrente y en la innata simpleza que tiene para generar empatía con la gente. El amplio ganador de las generales del 10 de septiembre provoca una gran confianza en el radicalismo por la posibilidad de poder tener un candidato fuerte para competir con expectativas ciertas por la presidencia en la próxima contienda electoral. Antojadiza puesta en escena del destino, justamente alguien que fue cercano al doctor Raúl Alfonsín puede ser capaz de representar a la UCR dentro de 4 años. Pero al diputado provincial nada hoy lo saca de su eje, está ocupado en preparar el escenario inmediato para hacer el mejor gobierno posible y como cantaría Spinetta, sabe que para ello: “su tiempo es hoy”, y no piensa gastar nada a cuenta porque entiende que para pensar en futuras candidaturas ya habrá tiempo.
Llaryora es dueño de una atildada y prolija arenga discursiva, siendo sucesor de dos próceres del peronismo cordobés como De La Sota y Schiaretti, se las ingenio para ser consecuente con esa pesada herencia y hasta supo otorgarle un sello distintivo a su semblanza, lo que le valió el reconocimiento de propios y extraños. El PJ cordobés quiere ser parte de la resurrección del peronismo santafesino y no son pocos los dirigentes en Santa Fe que piensan cobijarse debajo del paragua del entrante gobernador de Córdoba. “Creo que Martín es el dirigente peronista con más futuro en Argentina, nuestro compromiso es acompañarlo en su crecimiento”, confesó a este portal un reconocido gremialista de la ciudad de Rosario.
Son jóvenes y preparados, parecen estar unidos al mismo cordón lumbrical de la buena política, tanto Pullaro como Llaryora edifican sus presentes con sus particulares improntas, son luces al final del túnel de las principales fuerzas políticas del país que pueden llegar a servir como guias para sus designios. En estos álgidos tiempos de fuerte escasez de políticos probos, ambos dirigentes tendrán sobre sus espaldas la responsabilidad y el compromiso de representar el verdadero cambio que la sociedad requiere para sus representantes. John C. Maxwell dijo alguna vez: “Un líder es aquel que conoce el camino, hace el camino y muestra el camino”, en definitiva, quizás solo de eso se trate toda esta narrativa…