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Llega la tradicional fogata de San Pedro y San Pablo

El próximo miércoles 29 de junio a partir de las 17 hs se desarrollará una nueva edición de la tradicional ceremonia de San Pedro y San Pablo. El punto de encuentro será el Balneario Saladillo (Av. del Rosario 352 bis) para desde allí caminar hacia la fogata que se realizará en la Plazoleta Julio Oksanich (Parque regional Sur-Barrio Saladillo). La actividad es libre y gratuita y tiene como fin recrear la popular celebración cristiana asociada al antiguo ritual con que se recuerda a los apóstoles de Jesús.

Recorrido

A las 17.30 hs se saldrá hacia el Parque Regional Sur, Plazoleta Julio Oksanich, partiendo por Av. del Rosario, luego tomando Av. Argentina hasta el encuentro del Brazo Seco del Arroyo Saladillo. Allí se continuará hasta Sánchez de Bustamante, doblando en la Calle Los Andes y después en Av. Centenario (donde se ubica la plazoleta). En la enorme montaña de leña emplazada en el parque se encenderá la fogata a las 18:30 hs y los muñecos se convertirán en fuego.

La previa

Previamente, el martes 28 de junio de 9:30 a 19 hs en la Escuela Musto se realizará una jornada de producción de muñecos para la fogata. Una confección colectiva de los muñecos que protagonizarán la caravana del 29 de junio. Es necesario aportar materiales (cajas, telas, cartones, papeles, maderas, etc.) para la construcción de los muñecos.

Como es costumbre en estos eventos, se disfrutará de la jornada con picnic, mates y alimentos para compartir.

Las actividades son organizadas por la Escuela Municipal de Artes Plásticas Manuel Musto, la Secretaría de Extensión Universitaria de la Facultad de Humanidades y Artes y el Centro Municipal Distrito Sur.

Festividad pagana

La fogata de San Pedro y San Pablo es una antigua celebración pagana y religiosa que une el tributo al fuego en sus diferentes significaciones y simbologías con la sacralidad.

El 29 de junio se conmemora a San Pedro, primer papa de la Iglesia Católica, y a San Pablo, el gran apóstol de los Gentiles, quienes, según la tradición, fueron ejecutados alrededor del año 67 por orden de Nerón.

El sentido purificador atribuido al fuego se mezcla con el rito estival (para nosotros invernal) de la fogata asociada al martirio de los santos mencionados. Por eso, en lo alto de la fogata se ubican los muñecos, los cuales son quemados como expiación colectiva para rendir homenaje a los santos inocentes.

En nuestro país, esta celebración forma parte de las tradiciones populares –heredadas de la inmigración– que se afianzaron a principios del siglo XX con el surgimiento del barrio como espacio de encuentro, participación e identidad.

Con la expansión urbana, que fue modificando la fisonomía de la ciudad y cambiando las costumbres y las relaciones de vecindad –que se tornaron más distantes y reservadas–, las fogatas pasaron a ocupar un lugar sólo en la memoria de la gente.

Recrear estos encuentros que se apropian con espíritu festivo y lúdico del espacio público -marcando como territorio de pertenencia la vereda, la calle, el barrio, la ciudad- fue el motivador para rescatar y resignificar en el presente esta tradición cultural.

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