¡!La rompieron!!: “Los Piojos” le regalaron a los rosarinos una noche inolvidable
La previa nos ponía ya en aviso de que la noche iba a ser muy especial, la “misa piojosa” se vivió desde muy temprano en las cercanías del predio del Hipódromo de Rosario, más de 30 mil personas dieron el sí para acompañar a Los Piojos y el escenario, inevitablemente se llenó de las melodías de sus temas y mucha pasión para darle forma a un recital que fue inolvidable y que sirvió para reconfirmar a la banda como indiscutidos y emblemáticos referentes de la historia del rock nacional. Durante las tres intensas horas que duró el show, el grupo ofreció un espectáculo que trascendió a las fronteras generacionales, reuniendo a familias enteras, a jóvenes y veteranos amantes de su música en una misma celebración donde abundaron por todas partes las banderas y remeras alusivas de la banda.
El show arrancó pasadas las 21 horas en medio de un contexto de una ansiosa procesión interna de sus fieles seguidores que aguardaban la salida a escena del grupo. Las luces se apagaron y con la energía inconfundible de “Llévatelo”, Ciro Martínez se hizo presente en el escenario y sentó las bases para una noche que estuvo cargada de emociones y recuerdos. A lo largo del concierto, Los Piojos recorrieron su amplia discografía, interpretando con maestría temas que se han convertido en himnos del rock argentino.
Entre los clásicos destacados que interpretaron, mezclados con recurrentes “pogos” que se hicieron presentes entre el nutrido auditorio que acompaño a la banda, se encontraron “María y José”, “Desde Lejos No Se Ve” y “Bicho de Ciudad”, junto a otras joyas como “Unbekant”, “Luz de Marfil”, “Vine hasta aquí”, “Pistolas”, “Taxi Boy”, “Tan Solo”, “Genius”, “Como Ali”, “Ruleta”, “Pacífico”, “Morella”, “El Farolito” y “Cruel”. Cada uno de estos temas no solo hizo vibrar al público, sino que también encendió la complicidad de sus fanáticos que llegaron al encuentro ávidos de revivir y celebrar este nuevo rico capítulo de la historia del rock nacional.
El ambiente – en donde se dio cita el reencuentro de la mítica banda con los rosarinos – fue una perfecta amalgama de energía cruda y sensibilidad, para que cada acorde y melodía hiciera renacer ese idilio sin tiempo de la banda con su gente. Uno de los momentos más emotivos del show, fue cuando sonó el tema “Sudestada” y en las pantallas apareció la imagen de Tavo Kupinski, el histórico guitarrista de Los Piojos que falleció hace 14 años, un instante de profunda unción y muy emotivo porque sobre el escenario estuvieron presentes dos de sus familiares.
La noche en el Hipódromo se grabó a fuego, sin lugar a dudas, en la memoria colectiva de los rosarinos. No fue un recital más; fue una experiencia única en la que la fuerza de la música se tradujo en emociones palpables, en comunidad y en un renovado homenaje a la cultura rockera, esa que aún sigue latiendo con fuerza en el corazón de la música Argentina. Las crónicas de la época dirán que “Los Piojos” la rompieron un sábado en Rosario, lo que no podrán es dar precisiones de toda la magia que les regaló la banda desde el escenario, eso quedará tatuado de manera indeleble en los corazones de cada uno de los asistentes al evento, quienes recordarán por siempre el haber sido testigos de una noche inolvidable.