Hernán Lacunza: “El cepo fue un torniquete de urgencia; ahora hay margen para aflojarlo”
El exministro de Economía Hernán Lacunza analizó el levantamiento del cepo cambiario que comenzará el lunes y lo comparó con la situación que le tocó gestionar en 2019, durante el final del gobierno de Mauricio Macri. “El cepo siempre se pone para lo que viene, no para lo que pasó. En aquel momento venía un gobierno que decía que iba a pagar jubilaciones con letras del Banco Central. Eso obligaba a elegir el mal menor. Era eso o un corralito”, afirmó.
Según Lacunza, en diálogo con Rivadavia AM 630, la implementación del cepo fue una medida drástica pero necesaria para evitar un colapso mayor. “Cuando un paciente llega desangrándose a la guardia, hay que hacerle un torniquete. Y cuando el futuro parece más prometedor, como creo que es ahora, hay que aflojarlo y volver a la vida normal”, graficó.
La periodista Guadalupe Vázquez recordó que aquella decisión fue adoptada en medio de una corrida cambiaria tras el resultado de las PASO de 2019, que marcó un cambio de expectativas ante la inminente llegada de Alberto Fernández al poder. “Fue un cimbronazo político y financiero. Hoy el panorama es completamente distinto”, agregó.
En ese sentido, Lacunza marcó similitudes y diferencias con el contexto de 2018, cuando Argentina recurrió al Fondo Monetario Internacional. “Hoy no hay desequilibrio fiscal. En aquel momento también había buenas intenciones, pero lo que complicó fue la dinámica política. Cuando el mercado vio que el kirchnerismo podía volver, se perdieron 17.000 millones de dólares de depósitos. Ahora eso no va a pasar: este gobierno tiene tres años por delante y una mejor configuración macroeconómica”, sostuvo.
También señaló que el atraso cambiario era una materia pendiente del actual equipo económico y que la decisión de levantar el cepo se precipitó por la pérdida de reservas en las últimas semanas. “Se perdieron 2.500 millones en tres semanas y la brecha se duplicó. El gobierno estaba en una zona de confort con el cepo, que le daba cierta estabilidad nominal, pero ahora cambia totalmente de esquina en el ring cambiario”, comparó.
Lacunza celebró que se haya alcanzado un acuerdo con el Fondo Monetario, que contempla un desembolso inicial de 12.000 millones de dólares. “Le permite al Banco Central pararse con otra musculatura para evitar un desorden cambiario. No es Tyson, pero pasó de reservas netas negativas de 7.000 millones a positivas en 5.000. Eso tiene un efecto disuasorio”, indicó.
Consultado sobre el temor de que esos fondos se utilicen para intervenir en el mercado cambiario —como ocurrió durante su gestión y generó fuertes críticas—, Lacunza explicó que el objetivo es que el uso de esas divisas sea mínimo. “Idealmente no se deberían usar, pero eso depende del comportamiento del mercado. El precio del dólar oficial será más alto, lo que ayudará a reducir la demanda y aumentar la oferta. Eso es lo lógico y lo que pedía el Fondo”, explicó.
Frente a las acusaciones de “fuga de capitales”, Lacunza fue contundente: “La fuga no existe. No hay un pirata escondido que se lleva el botín. Se cambian pasivos. En 2018 los 44.000 millones que llegaron se usaron para pagar deudas anteriores, muchas del kirchnerismo. No hay tal cosa como fuga, se reemplaza deuda”.
Respecto al carácter de libre disponibilidad de los fondos que llegarán, admitió que aún no está del todo claro cómo será la operatoria. “No están todos los detalles en los documentos oficiales. Pero seguramente haya acuerdos no escritos con el Fondo respecto a cómo usarlos. No podés tirar los 12.000 millones en un día si el dólar se dispara. Eso se irá calibrando artesanalmente”, precisó.
Finalmente, Lacunza subrayó que el verdadero fracaso no es acudir al FMI, sino no poder pagar los gastos del Estado. “Las teorías conspirativas son seductoras, pero lo que hay que discutir es cómo evitamos gastar más de lo que generamos. Endeudarse no es un fracaso si es para ordenar, no para seguir desordenando”, concluyó.