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Gran segundo tiempo de la lepra: Por los “caminos del Ogro” Newell´s construyó un triunfazo en Mendoza

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Las expectativas eran medidas porque el presente de Newells no permite ilusiones exageradas, la lepra llegaba al estadio de Independiente Rivadavia con muchas dudas a cuestas, la ausencia de Keylor Navas por un supuesto problema estomacal (los rumores son muchos, pero algo pasó en las ultimas horas entre el portero y la dirigencia leprosa) generó mucho ruido en el mundo rojinegro y como efecto dominó, un halo de desencanto, en la previa del cotejo.

El partido comenzó con el local manejando la pelota ante la pasividad de un rival que dispuso línea de 5 (Lollo-Sosa-Cuesta) y dos laterales/volantes Mosquera y Ángelo Martino pero que nunca, a pesar de juntar mucha gente en la retaguardia, en los primeros 45 minutos mostró solidez defensiva. La creación en el equipo de Fabbiani (vio el partido desde un palco por estar expulsado) quedó en los pies de Banega y Maroni, ninguno de los dos pudo hacer jugar a sus compañeros y la lepra fue solo un cúmulo de voluntades en el campo de juego.

El rojinegro solo acercó peligro al arco de Centurión por corajeadas personales de Ángelo Martino y Sotelo que terminaron con un débil remate de Maroni y una deficiente definición de Cocoliso González, un delantero al cual le cuesta horrores manejar la pelota y que solo muestra como atributo, un buen juego aéreo. El partido transitaba un badén de apatía cuando a los 31´un desborde de Villa terminó en un centro a la cabeza del zaguero mendocino, Studer y su frentazo centrado encontró una insólita y pobre reacción de Barsalina, quién no pudo atrapar la pelota que fue a su cuerpo y la terminó metiendo en su propio arco. El 1 a 0 de Independiente Rivadavia ponía justicia en el marcador, porque el local fue siempre más que un timorato e inofensivo Newells.

El resto del cotejo sirvió solo para profundizar la falta de respuestas que- por momentos- padece la lepra dentro del campo de juego, sobretodo, después del tanto del conjunto mendocino. La lepra rosarina nunca mostró rebeldía ni reacción y expuso demasiado sus limitaciones a la hora de generar fútbol asociado. La línea de cinco en defensa fue un error evidente en la primera etapa, porque ese dibujo táctico no solo no le brindó seguridad atrás, sino que le quitó más presencia en la mitad de la cancha. Se fue el rojinegro al descanso penando una actuación olvidable, el técnico en el vestuario estaba obligado a cambiarle la imagen a su equipo para la segunda mitad.

El arranque del complemento encontró mejor a Newells, que se adelantó en el campo y empezó a desnudar las fragilidades defensivas que tenía el local, necesitó solo un par de incursiones ofensivas para ello, y donde Herrera estuvo cerca de empatar el cotejo. Sin hacer nada de otro mundo la lepra se mostraba más competitivo aunque el déficit del rojinegro seguía siendo la falta de contundencia en los últimos metros del ataque. Cerca de los 10´ centro de Banega a la cabeza de Carlos González, pero su testazo encontró una adecuada respuesta de Centurión. La lepra era más solo le faltaba cristalizar en la red contraria esa superioridad en el trámite.

El partido promediando el segundo tiempo entró en un terreno de imprecisiones y lucha, en ese contexto a los 26´, Newells llegó al empate tras un gran pase de Banega para Herrera, centro al medio del área y Carlos González (con el suspenso del VAR mediante) decretó el 1 a 1. Fue totalmente justo porque el rojinegro fue mas en el complemento, con un cambio de actitud y aptitud de sus jugadores al momento de encarar el partido. A veces la lepra debe animarse a arriesgar mas y eso hizo en ese promisorio tramo de la etapa final.

El fútbol a veces premia a los que siempre buscan, a los 33´ Independiente Rivadavia se quedó con uno menos por una “criminal” falta de Carrillo a Marino, “no lo rompió de casualidad” y Newells después de ese hecho, olió sangre y fue a buscar el triunfo. Faltando dos minutos para los 45, Maroni encabezó una contra y en el momento oportuno habilitó a Banega, que entrado al área por izquierda y de zurda derrotó a Centurión para señalar el 2 a 1. La lepra ganó un partido “chivo” porque supo cambiar a tiempo, y con mas juego y coraje construyó un triunfazo en Mendoza para arrancar con todas las ilusiones intactas de que “lo mejor” aún está por venir.. 

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