Esteban Paulón, candidato a senador por la Ciudad: “Yo no necesito sobreactuar antikirchnerismo como Ocaña”
El candidato a senador nacional por la Ciudad de Buenos Aires Esteban Paulón se diferenció hoy de otros candidatos que compiten contra él por una banca en la Cámara alta, y sobre las críticas sobre su supuesto acercamiento a Unión por la Patria señaló que él no necesita “sobreactuar antikirchnerismo” como por ejemplo Graciela Ocaña, de quien recordó que fue ministra de Cristina Kirchner.
“Yo no necesito sobreactuar antikirchnerismo. Nunca fui ministro de Cristina ni funcionaria de Néstor (Kirchner). Ocaña ha participado activamente en los gobiernos del kirchnerismo, y ahora tiene que sobreactuar antikirchnerismo porque está buscando esa opción del voto”, aseguró el diputado nacional socialista de la provincia de Santa Fe.
En una entrevista con la agencia Noticias Argentinas, el activista LGTB recalcó que “hoy el clivaje político en Argentina es Milei o no Milei”, y en ese sentido destacó que él “no pactó nunca en este año y ocho meses” con el Gobierno.
“Hay un segmento importante de la gente que me visualiza como un opositor mucho más aguerrido, mucho más denunciador y mucho más determinado que otros”, subrayó el diputado nacional de Encuentro Federal.
Sobre su decisión de competir por la Ciudad de Buenos Aires, el dirigente santafesino dijo que vio la “posibilidad concreta de fortalecer una referencia de la izquierda democrática” en un distrito donde “ese tipo de propuesta estaba vacante en el último tiempo”.
“La idea es tratar de hacer la mejor elección posible para efectivamente mostrar que hay un espacio político simbólico, que está vacante de representación y que nosotros podemos representar eso”, expresó.
La entrevista completa
Usted construyó buena parte de su carrera política en Santa Fe. ¿Por qué decidió ser candidato en la Ciudad?
Si bien mi trayectoria política partidaria está muy vinculada a Santa Fe, mi trayectoria más del activismo LGBT está muy vinculada a la Ciudad de Buenos Aires porque soy uno de los fundadores de la Federación LGBT a nivel nacional y desde el año 2007, cuando nos pusimos muy fuerte a trabajar por las leyes de matrimonio igualitario e identidad de género dividí mi vida en dos y desde ese momento estoy a tiempo partido entre Buenos Aires y Santa Fe. Así que algo del ecosistema porteño conocía cuando llegué como diputado en diciembre del 2023. Me inserté muy rápidamente en el debate público de la Ciudad de Buenos Aires, que es el debate nacional por la dinámica política de Argentina y allí vimos una posibilidad concreta de fortalecer una referencia de la izquierda democrática, de un socialismo democrático. En la Ciudad de Buenos Aires ese tipo de propuesta estaba vacante en el último tiempo. La Ciudad ha ido perdiendo la referencia de lo que fue en su momento Alfredo Bravo, Héctor Polino, Pino Solanas, figuras muy importantes que tenían una presencia fundamental en términos de las cuestiones del debate público, incluso con participación en la Legislatura, en el Senado, en Diputados. Siendo que yo conocía ya bastante el entorno porteño había una posibilidad de trabajar y generar un espacio con sectores con los que veníamos dialogando y trabajando. Nos pareció que había ahí una chance interesante de poder empezar a instalar una referencia no solo para la Ciudad de Buenos Aires sino con proyección nacional, porque también la gente que nos está viendo en un montón de provincias se informa a través de lo que muchas veces sale en los medios nacionales, que están en la Ciudad de Buenos Aires. Nos parece que es una buena plataforma para proponerle a la sociedad una serie de ideas de cara a lo que viene que va a ser el país del post-Milei. Pero además la Ciudad tiene muchos desafíos después de casi 20 años de gobierno del PRO y tenemos que pensar claramente una propuesta progresista distinta para la ciudad y queremos ser parte de eso.
Es su primera experiencia en la Ciudad. Parece difícil arrebatarle el segundo lugar a Fuerza Patria. ¿Hay lugar para el progresismo no kirchnerista en la Ciudad?
No descarto nada. Por supuesto, tengo claro que es difícil el resultado porque los partidos que tienen mucho tiempo en la Ciudad tienen asentadas determinadas estructuras e ir contra de eso es difícil pero la boleta única facilita un poco la participación de espacios como el nuestro. Así el resultado no sea que llegamos a la banca en el Senado, la idea es tratar de hacer la mejor elección posible para efectivamente mostrar que hay un espacio político simbólico, que está vacante de representación y que nosotros podemos representar eso. Además, la ciudad tiene una historia de haber dado sorpresas en otras elecciones, así que nosotros tenemos mucha confianza.
¿De qué lugares podría capitalizar el voto en estas elecciones más allá del electorado puramente progresista?
Yo creo que hay un voto peronista que tal vez no se siente representado con la candidatura de Mariano Recalde, que puede sentir que tal vez le faltó estar en la calle defendiendo determinadas causas. También hay votantes del radicalismo, que hoy no tiene por ejemplo una candidatura al Senado. La candidata más parecida es Ocaña que no es radical, y mucha gente en el radicalismo no siente a Ocaña como alguien propio. Facundo Manes renunció al radicalismo hace tres meses. Igual me parece que la gente, más que por las identidades políticas, vota por quien siente que es el mejor representante de una oposición al gobierno de Javier Milei. Desde el momento en que llegué a la Ciudad me posicioné en la oposición de Milei y he puesto el cuerpo en muchas causas, y he vivido en mi propio cuerpo muchos de los ataques del gobierno. Hay un segmento importante de la gente que me visualiza como un opositor mucho más aguerrido, mucho más denunciador y mucho más determinado que otros.
En la mayoría de las leyes, usted ha votado en sintonía con el kirchnerismo. ¿En qué diría que se diferencia de esa fuerza política?
Yo lo que he tratado este año y medio como diputado es votar de acuerdo a a mis convicciones y de acuerdo a lo que siento que es lo mejor para el país, y esa convicción ha hecho que en ningún momento especulara que votar o no con tal o cual podía licuar mi identidad. Yo claramente no soy peronista. Mi tradición es la izquierda democrática. Es cierto que hay una parte de la agenda socialista y peronista que desde el inicio de los tiempos se cruzan, desde que surgió el peronismo como identidad política en el año 45, vinculado a ciertos derechos de trabajadores, o de los derechos humanos, que son causas que hemos compartido. Ahora, te puedo asegurar que nosotros estamos pensando en un modelo de desarrollo para el país muy diferente, que no es la sustitución de importaciones ni volver al 45. Por supuesto, nuestro modelo es muy diferente a lo que propone Javier Milei en términos de la liberalización total de la economía.
¿En qué consiste el modelo del socialismo?
Nosotros hemos hecho una experiencia muy interesante en los lugares donde hemos gobernado Tiene que ver con activar un diálogo público privado para el desarrollo con agregado de valor para las cadenas productivas que son competitivas en el país. También el fuerte acento que le hemos puesto a todo lo que tiene que ver con el acceso a la educación y a la salud. Por supuesto, ni que hablar de todo lo que tiene que ver con la transparencia en el Estado. La realidad es que ni el gobierno ni los gobiernos del peronismo ni ahora tampoco el gobierno de Milei han hecho una verdadera reforma del Estado, que no es ni agregar oficinas ni recortar con la motosierra. Un estado que efectivamente jerarquice la carrera del empleado público, que que vuelva a poner en valor la idea de servicio público. En términos institucionales, yo en ningún momento pactaría con Milei para distribuir como si fueran caramelos los cargos en la Corte Suprema. Los dos cargos pendientes de la Corte Suprema deben ser mujeres para poder expresar la pluralidad y diversidad. Creo que hay que descongelar el cargo del defensor del pueblo, que desde hace 16 años lo tenemos vacante.
¿Qué lo diferencia a usted de otras opciones alejadas de la bipolaridad como Graciela Ocaña, Facundo Manes o Marcela Campagnoli?
Primero, yo no necesito sobreactuar antikirchnerismo. Nunca fui ministro de Cristina ni funcionaria de Néstor (Kirchner). Ocaña ha participado activamente en los gobiernos del kirchnerismo, y ahora tiene que sobreactuar antikirchnerismo porque está buscando esa opción del voto. En segundo lugar, yo represento a una idea política de un partido que ha gobernado, que quiere gobernar, que sabe que hay una dosis de pragmatismo político necesario para llegar al gobierno, pero que no baja ninguna bandera. Nosotros no somos testimoniales. Nuestra idea no es ir a dar un testimonio al Senado, es ir a dar debates que transformen la realidad y que construyan una opción de mayoría para el gobierno. Hoy, el clivaje político en Argentina es Milei o no Milei. Y veo que hay candidatos cuyo único objetivo es ganarle la banca al kirchnerismo. Yo quiero ser senador por la ciudad porque quiero ser una oposición clara, nítida, que no pactó nunca en este año y ocho meses con Milei, y que aparte puso el cuerpo en la calle también. Muchos de esos candidatos, hoy son muy opositores, pero no los hemos visto tampoco defendiendo a la gente y a sus causas. El decreto 70 ni necesité leerlo. Después de escuchar la cadena nacional de Milei fui el primer legislador que salió a decir que ese decreto debía ser rechazado. No especulé.
Encuentro Federal es un bloque atípico, que contiene a expresiones más conservadores y otras más progresistas. ¿Qué lo retiene allí?
Nuestra pertenencia a Encuentro Federal parte de una estrategia parlamentaria que yo considero exitosa para nosotros. Desde el inicio, se planteó que en cada uno en los temas cada espacio interno iba a votar de acuerdo a sus convicciones. Por eso tuvimos la total libertad y ningún problema para votar en contra de la ley Bases, del paquete fiscal, del endeudamiento con el FMI por DNU. Muchas veces se piensa la política como un espacio homogéneo, donde hay una obediencia debida y donde nadie se corre un centímetro de de la línea. Pero dentro de los espacios políticos hay diferencias, hay matices, hay distintas maneras de ver la realidad, y creo que eso también hay que valorarlo. Entonces, nosotros confluimos en ese espacio porque compartimos una idea vinculada al desarrollo productivo del interior del país, al federalismo, sin perder la identidad de ser socialistas. Y obviamente, la propia dinámica de la cámara nos plantea la necesidad de estar integrados en bloques. Si nosotros no estuviéramos en un bloque, no estaríamos en las comisiones, y no podríamos tener propuestas propias sobre distintos temas. El tiempo nos terminó dando la razón, porque finalmente muchos de nuestros compañeros, que al principio estaban en una posición más cercana al Gobierno, o por lo menos más cercana a brindar las herramientas de gobernabilidad, entendieron luego que ese esquema no nos iba a llevar a ningún lugar positivo. Terminamos todos confluyendo con otros sectores políticos, con el radicalismo, con Democracia para siempre, con la Coalición Cívica, Unión por la Patria, etcétera.
El jefe de su bancada, Miguel Pichetto, se reunió en Barry Bennett, un lobbista de Trump que le pidió darle gobernabilidad a Milei. ¿Está de acuerdo?
Miguel Ángel aclaró en su momento que concurrió a la reunión a título personal, como cualquiera de nosotros hubiese concurrido a un diálogo. Sí. Eso no compromete para nada ninguna posición en el bloque. La responsabilidad de lo que pase después del 26 de octubre en Argentina es exclusiva de Javier Milei, no es ni de los que fueron a la reunión con Bennett ni de los que no fuimos invitados, ni de nadie. Nosotros apelamos al diálogo y a la responsabilidad siempre. Todos queremos, no que a Milei le vaya bien, sino que al país le vaya bien, porque si al país le va bien, a la gente le va bien.
¿Le puede ir bien al país si Milei si se aferra al mismo modelo que viene practicando?
En mi modesto parecer, no. Por eso me parece que tiene que rectificar el rumbo. Tiene que seriamente plantarse y redistribuir la carga del ajuste que viene quedando siempre en la espalda de los mismos sectores. Espero que tenga la inteligencia, la sabiduría de de tomar esas decisiones.
¿Tiene un carácter o personalidad como para dar un golpe de timón o cree que no va a retroceder?
Por lo pronto, su personalidad nos indica que no va a cambiar, pero la realidad se impone en la política y en la vida de las personas. Más allá de su temperamento personal, hay una realidad concreta, hay una sociedad que exige cambios. Claramente los ha exigido en el marco de un primer resultado electoral en septiembre, y entiendo lo va a volver a exigir en el próximo turno electoral. Habrá que ver de qué qué capacidad tiene el presidente para tomar nota de eso.
¿El acuerdo con Estados Unidos puede traer algo de tranquilidad a la economía?
Solamente va a permitir calmar el frente financiero, pero en la economía real está todo liquidado. Ninguna de estas medidas va a revertir eso. Por eso tiene el presidente que rectificar el rumbo y sentarse con otros sectores políticos..
Las señales son más bien contrarias. El Gobierno no aplicó la ley de discapacidad que aprobó dos veces el Congreso. Tampoco publica las leyes de financiamiento universitario y del Garraham…
Milei es un presidente con una tendencia autocrática, con un rechazo profundo a lo que es el diálogo y el consenso democrático. Obviamente, cree que el Congreso es un escollo para llevar adelante sus planes. Hasta que se da cuenta que la mitad de los planes que tiene deben pasar por el congreso. Ahí le agarra la desesperación. En el mientras tanto, los funcionarios no vienen, nadie informa, desconocen las citaciones, desconocen las interpelaciones, desconocen el cumplimiento de las leyes. Es una situación muy grave. A nosotros nos toca combatirlo con las herramientas parlamentarias que tenemos y también con las herramientas judiciales. En mi caso, yo lo he denunciado por abuso de autoridad e incumplimiento de deberes de funcionario público por no cumplir ni reglamentar la ley de emergencia en discapacidad, y la semana que viene vamos a ampliar la denuncia para incorporar las otras leyes que el gobierno no está cumpliendo, que son la de financiamiento universitario y emergencia pediátrica.
Usted fue víctima de una campaña de odio homofóbico de militantes de Javier Milei, especialmente en redes sociales. ¿A qué lo atribuye?
Hay un intento de llevar adelante esto que el Gobierno y sus seguidores han llamado la batalla cultural, que es la narrativa que acompaña el modelo de ajuste en lo económico y en lo productivo. Hay una idea de una añoranza de una supuesta sociedad que en el pasado fue maravillosa, brillante y y exitosa, en un contexto muy diferente al actual. Y pareciera que para volver a esa sociedad que económicamente era exitosa, hay que volver a determinados valores del pasado: de Dios, patria, familia. Lo dicen abiertamente: las mujeres tienen que cuidar la casa. Hasta Patricia Bullrich dijo que se rompió el equilibrio que existía entre los varones y mujeres por la irrrupción del movimiento feminista, que básicamente es un movimiento de emancipación. No vamos a volver a esa supuesta sociedad. Por nuestras características, por el la forma en que salimos de la dictadura militar, porque tuvimos el Juicio a las Juntas, porque hay un una identidad vinculada a los derechos humanos muy arraigada en nuestra cultura. La cultura es una batalla perdida para el gobierno. Entonces, lo que hacen es generar un clima divisivo para no hablar de otros temas, como el financiamiento narco de la campaña. Cuando no llegás a fin de mes y todo vuela por el aire, a nadie le importa la batalla cultural. Y, de hecho, cuando el presidente planteó el discurso de Davos la sociedad salió masivamente a responder y a a plantar bandera. En la sociedad eso no permeó, obviamente que hay una minoría muy intensa que compra estos discursos, que activa violentamente.
¿Qué Congreso se imagina en términos de correlación de fuerzas a partir del 10 de diciembre?
En general, la correlación de fuerzas no va a modificarse mucho. Sí. Va a haber mucho radical peluca y amarillo que se va a pintar de violeta. La Libertad Avanza puede ser un bloque de 70, que quedaría lejos del tercio que necesitan. Con algunos aliados de partidos provinciales, sí. Fuerza Patria puede perder algunos diputados, pero no creo que sea muy significativo, y se va a fortalecer un poco el bloque del centro más que nada vinculado a Provincias Unidas, que electoralmente capta un votante desencantado de Milei en las provincias del centro del país, donde el Gobierno esperaba hacer la diferencia electoral. A partir de ahí va a seguir dependiendo exclusivamente del presidente y de su equipo de gobierno cómo va a conducir el diálogo con el Parlamento, si es que va a querer tenerlo. Si insiste en la posición que tiene ahora, no hay ninguna posibilidad de que nadie le regale nada. Ya en su momento cuando él asumió, algunos creyeron que era importante darle ciertas herramientas por responsabilidad institucional. Ese tiempo ya se terminó, la luna de miel se terminó.
Es posible que Encuentro Federal deje de existir como bloque después del 10 de diciembre. Si no entra al Senado, le quedarán dos años de mandato en Diputados. ¿En qué espacio va a participar?
Creo que nosotros vamos a ir a un esquema de interbloque, o sea los socialistas con una identidad propia, con un bloque propio y total independencia, e interactuando con los distintos bloques. El Partido Socialista a nivel nacional ha confluido en algunas provincias en el espacio de Provincias Unidas. No en la ciudad de Buenos Aires, pero sí en algunas otras provincias. Por lo tanto, es lógico ese diálogo. Cualquiera sea nuestro rol, en el Senado o Diputados, tiene que ser desde una identidad clara y nítida, porque si no, te llevan a un espacio donde directamente no tenés ni siquiera la posibilidad de participar.