Entran en vigencia las nuevas leyes de Francisco para endurecer los controles sobre el Opus Dei
Las nuevas normas dispuestas por el papa Francisco para endurecer controles sobre el Opus Dei y cambiar la naturaleza de su liderazgo entraron este jueves en vigencia, tras la publicación de un decreto pontificio a finales de julio.
A través del ‘Motu Proprio’ titulado “Ad charisma tuendum” (Para proteger el carisma), Francisco consideró el 22 de julio “oportuno confiar al Dicasterio para el Clero la competencia para todo lo que corresponde a la Sede Apostólica en materia de Prelaturas personales, de las cuales la única hasta ahora erigida es la del Opus Dei”.
En realidad, el Opus Dei ya había pasado a depender del Dicasterio para el Clero el 5 de junio, con la entrada en vigencia de la Constitución Apostólica Prediquen el Evangelio, que en su artículo 117 le da al organismo el control sobre las “prelaturas personales”, de las que el movimiento conservador creado en 1928 es la única por el momento.
La norma también obliga al grupo vinculado a sectores conservadores de la Iglesia a presentar, cada año, “al Dicasterio para el Clero un informe sobre el estado de la Prelatura y sobre el desarrollo de su labor apostólica” y ya no con formato quinquenal como hasta ahora.
Por otro lado, a partir de este jueves, la autoridad del Opus Dei, conocida como prelado, ya no será obispo, ajustando a la teoría lo que se da en la actualidad con Fernando Ocáriz, que no ha recibido la ordenación episcopal.
“Deseando, por tanto, salvaguardar el carisma del Opus Dei y promover la acción evangelizadora que sus miembros llevan a cabo en el mundo, y debiendo al mismo tiempo adaptar las disposiciones relativas a la Prelatura a la nueva organización de la Curia Romana, ordeno que se observen las siguientes normas”, señaló el Papa en su escrito de finales de julio.
El motu proprio también agregó en uno de sus seis artículos que, en base a estas modificaciones, los estatutos del Opus Dei “serán convenientemente adaptados”, a través de propuestas de la propia institución, pero que deberá aprobar finalmente el Vaticano.