El objetivo de eliminar la pobreza extrema en 2030 no se cumplirá, alertó el Banco Mundial
El mundo no podrá erradicar la pobreza extrema en 2030, fecha fijada por la Asamblea General de la ONU para cumplir con sus Objetivos de Desarrollo Sostenible adoptados en 2015, alertó el Banco Mundial (BM) en un informe.
Este pronóstico de la institución financiera se debe, según indicó el BM, a la pandemia de Covid-19, que provocó el mayor aumento de la pobreza desde 1990, una tendencia que además podría reforzarse con la guerra de Ucrania, según su informe anual sobre la pobreza, citado por la agencia de noticias AFP.
Alrededor de 70 millones de personas cayeron en la pobreza extrema en 2020, señala la entidad, que estima que casi 720 millones de personas vivían con menos de 2,15 dólares al día a finales de ese año.
Durante la pandemia, los ingresos del 40% más pobre, en su mayoría procedentes de la economía informal, se redujeron en promedio el doble que los del 20% más rico, lo que profundizó las desigualdades.
“La inflación, las devaluaciones de la moneda y las crisis superpuestas” apuntan a un panorama sombrío, dijo el presidente del Banco Mundial, David Malpass, en un comunicado.
“El progreso en la reducción de la pobreza extrema se ha detenido, esencialmente junto con el crecimiento económico global moderado”, agregó.
El África subsahariana concentra el 60% de los más pobres, es decir, casi 390 millones de personas, con una tasa de pobreza del 35%.
Para eliminar la pobreza extrema en el continente africano para 2030, la entidad estima que se necesitaría un crecimiento del 9% anual en cada país de esta región al final de la década, “un objetivo particularmente alto para países cuyo crecimiento del PBI per cápita fue en promedio un 1,2% durante la década anterior a la pandemia”, estima el BM.
“En la próxima década, invertir en mejores servicios de salud y educación será crucial para las economías en desarrollo”, declaró por su parte el economista jefe del BM, Indermit Gill.
Para revertir la tendencia, la institución llama a los gobiernos a orientar mejor la ayuda para reservarla a los más pobres, fomentar la inversión en educación, investigación y desarrollo, y considerar una fiscalidad que tenga más en cuenta los ingresos.