Medio AmbienteOpinión

El humo de los incendios forestales aumenta el riesgo de padecer artritis reumatoide

Por el Profesor Norberto Ovando

Los incendios forestales, también denominados incendios rurales y/o incendios de matorrales, son incendios difíciles de controlar que se propagan rápidamente a través de la vegetación, cuya incidencia y gravedad han aumentado globalmente debido al calentamiento global, prácticas inadecuadas de gestión del suelo y diversas actividades antropogénicas.

El humo de los incendios forestales puede causarle daños de muchas maneras.

El humo de los incendios forestales está compuesto por una mezcla de gases y partículas pequeñas que son emanados por la vegetación, los materiales de construcción y otros materiales al quemarse. El humo de los incendios forestales puede hacer que cualquier persona se enferme.

Los investigadores liderados por la Dra. Vanessa L. Kronzer, MSCI, de la División de Reumatología de Mayo Clinic, realizaron un estudio de casos y controles utilizando datos del conjunto de datos del Departamento de Asuntos de Veteranos de EE. UU. (VA, por sus siglas en inglés), (tiene carácter de nivel gabinete dirigido por el gobierno estadounidense que se encarga de gestionar el sistema de beneficios a veteranos militares de ese país).

Las investigaciones entre octubre de 2009 a diciembre de 2018, analizaron 9701 pacientes junto con 68.851 individuos de control emparejados sin AR, para determinar la asociación entre la exposición al humo de incendios y otros contaminantes con el riesgo de desarrollar artritis reumatoide (AR) y enfermedad pulmonar intersticial asociada a AR (AR-ILD) en los años posteriores.

“La artritis reumatoide es un trastorno inflamatorio crónico que puede afectar más que solo las articulaciones. En algunas personas, la afección puede dañar distintos sistemas corporales, incluida la piel, los ojos, los pulmones, el corazón y los vasos sanguíneos”, según información de Mayo Clinic.

Los contaminantes atmosféricos evaluados incluyeron partículas finas en suspensión de 2.5 micras (PM2.5) es decir equivalente a 0.0025 mm, o aproximadamente un diezmilésimo de pulgada; el origen secundario de estas partículas se ocasiona a partir de reacciones químicas en la propia atmósfera que, generalmente, están provocadas por gases como el monóxido de carbono (CO), óxidos de nitrógeno (NOx), dióxido de azufre (SO2), ozono (O3) y partículas más grandes de diámetro aerodinámico igual o inferior a los 10 µm o 10 micrómetros (1 µm corresponde a la milésima parte de un milímetro) se las denomina PM10.

Resultados

“Se observó que la exposición al humo de incendios en los 1 a 3 años previos al diagnóstico de AR se asoció con un incremento en el riesgo del 12 %. Un hallazgo importante del estudio fue que la exposición al humo de incendios con PM2.5 casi duplicó el riesgo de AR-ILD”.

Los niveles elevados de óxido de nitrógeno se asociaron con un aumento del 16% en el riesgo de AR. El estudio revela un vínculo importante entre la exposición a contaminantes del aire, específicamente el humo de incendios forestales, y el riesgo de desarrollar AR y AR-ILD.

En contraste, el monóxido de carbono, el PM2.5 en general y el dióxido de azufre no mostraron una relación clara con el riesgo de AR. Aunque la relación entre la exposición al humo de incendios y AR en general no fue fuerte, los hallazgos en cuanto a AR-ILD son de gran relevancia, dada la complejidad de esta condición y su impacto significativo en la morbilidad pulmonar.

En pacientes predispuestos o vulnerables, los resultados sugieren que la exposición a PM2.5, especialmente en los años previos al diagnóstico, podría desempeñar un papel importante en el desencadenamiento o la exacerbación de la AR.

Un número creciente de estudios sugieren que las partículas finas también pueden afectar al cerebro, dando como resultado dolor de cabeza y un mayor riesgo de demencia, accidente cerebrovascular y hasta provocar disminuciones en ciertos tipos de funciones cognitivas, como la atención.

“Muchos pacientes con enfermedades reumáticas comparten comorbilidades, lo que presumiblemente también los pondría en alto riesgo de malos resultados” opina en Dr. Thomas Bush del Centro Médico del Valle de Santa Clara en California, EE.UU.

“El cambio climático provocado por el hombre juega un papel en la desecación de los bosques, la reducción de los niveles de nieve y el aumento de las temperaturas, estamos viendo un aumento en la frecuencia e intensidad de los incendios forestales y, como resultado, un aumento del humo de los incendios forestales”, dijo Stephanie Cleland, PhD, MSPH, profesora adjunta en la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Simón Fraser.

“Hay cada vez más evidencia de que los sobrevivientes de cáncer representan un grupo vulnerable a los efectos adversos para la salud causados ​​por el humo de los incendios forestales”, aseveró Shehnaz Khursheed Hussain, PhD, del Centro Oncológico Integral Davis de la Universidad de California en Sacramento.

Conclusión

La exposición al humo de los incendios forestales se ha convertido en un problema de salud pública cada vez mayor, en particular a medida que la frecuencia e intensidad de los megaincendios y los incendios en la interfaz entre zonas urbanas y forestales siguen aumentando.

Estar expuesto al humo de los incendios forestales supone un riesgo significativo para la salud humana, que se extiende más allá de los sistemas respiratorio y cardiovascular e incluye profundos efectos en el sistema inmunitario. Tanto la exposición aguda como la crónica pueden provocar una desregulación inmunitaria y una mayor susceptibilidad a las infecciones, lo que podría contribuir al desarrollo de enfermedades autoinmunes como la artritis y alergias. 

Comprender estos efectos multifacéticos es crucial para desarrollar estrategias eficaces de salud pública que mitiguen los efectos adversos para la salud asociados con la exposición al humo de los incendios forestales. Esto incluye la implementación de alertas oportunas sobre la calidad del aire, la sensibilización comunitaria sobre las medidas de protección y la mejora de los recursos sanitarios en las zonas afectadas.

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