El desafío para la oposición santafesina en los tiempos de Milei: ¿Por qué no? un nuevo frente político en la provincia
“Los objetivos comunes forjan alianzas imposibles.” – Yennefer
La política deberá tener una necesaria reconfiguración o un reseteo obligado por las circunstancias. El triunfo de Javier Milei en los comicios de fines del 2023 llevó a muchos dirigentes y espacios a replantearse sus formas de construir alternativas electorales porque el libertario con su desprecio por el Estado y las instituciones, sumado a su casi nulo apego por la democracia exige a los partidos tengan que repensar sus metas y objetivos de otra manera y, en ese terreno virgen se empiecen a encontrar puntos de coincidencias, donde quizás antes había solo insalvables diferencias ideológicas.
¿Quién le pone el cascabel al gato? Construir otra gran alianza opositora en Santa Fe puede hasta parecer hoy una irrealizable letanía, aunque no es tan así en estos tiempos tan díscolos para la política donde desde el poder central se trata en todo momento de menoscabar su importancia, hasta la iniciativa de eliminar las PASO que anda dando vueltas en la cabeza de encumbrados funcionarios de gobierno apunta a eso y que nos permite darnos cuenta de cuáles son las prioridades del oficialismo. Esa proclama de terminar con la Casta no solo era una “simpática arenga de campaña libertaria” sino una pensada estrategia para “socavar” el valor que le otorga a los ciudadanos el poder del voto, sobretodo, llegado el momento de las elecciones.
En Santa Fe el oportuno armado de Unidos para ganar las elecciones provinciales del 2023 podría movilizar a los actuales espacios opuestos al oficialismo a intentar generar una alternativa en conjunto, eso dependerá si la hasta ahora dispersa oposición logra encontrar puntos de coincidencia más allá de los variopintos matices de las ideologías que cada espacio o dirigente lleva consigo. La defensa de la democracia puede ser un “motivo poderoso” para acercar a eventuales adversarios electorales a un “fogón frentista” donde las discrepancias se puedan atenuar o llegado el momento dejarlas de lado en pos de un bien mayor que sería la protección del rol del estado y las instituciones y además, como ocurrió en Francia este fin de semana, evitar el avance de la ultra derecha en Argentina, que hoy está representada, no solo en palabras sino en los hechos, por el líder de la Libertad Avanza.
En este suspicaz juego de presunciones hay que atender los movimientos que se puedan dar en el futuro inmediato en la provincia, como ocurrió antes camino a los comicios del 2019, donde Unidos logró hacer convivir en una misma fuerza política al PRO con el Socialismo, espacios totalmente antagónicos, “el agua y el aceite” como todos supieron decir en su momento debido a la fuerte incompatibilidad existente. Los deseos confesos de la vicegobernadora, Gisela Scaglia de querer sumar al novel espacio libertario impulsado por Karina Milei que hoy se encuentra en la etapa de afiliación de militantes a la fuerza, podría provocar la intempestiva salida del “partido de la Rosa” de la alianza provincial. “Si La Libertad Avanza desembarca en Unidos nosotros no tenemos más nada que hacer allí”, fue la clara advertencia compartida por un importante dirigente socialista a este medio al ser consultado sobre esa posibilidad.
¿Qué pasaría entonces si el peronismo No K (muchos aseguran en el PJ que el kirchnerismo es piantavotos en Santa Fe), los socialistas, el espacio de Del Frade, Igualdad y participación, Amalia Granata, Coalición Cívica y el espacio “Escucharte”, entre otros, empezarán a gestar un armado en común?. La respuesta yace en la habilidad y el buen tino que demuestren los dirigentes que se ocupen en darle forma a este particular armado, teniendo que ser capaces ellos de hallar los necesarios puntos de coincidencia entre las partes, que los acuerdos se puedan conseguir más allá de los egos e intereses que siempre existen y que muchas veces entorpecen cualquier intento de construcción partidaria.
Si los principales referentes o espacios de la oposición política santafesina dieran el “sí” para reunirse, consensuar, debatir y llegado el caso, establecer alguna plataforma programática que los identifique para poder transitar juntos un camino de crecimiento y además estén embanderados detrás de la causa de la defensa a ultranza de los valores de la democracia, se podría llegar juntar mas de un millón doscientos mil votos, si nos referimos a los sufragios obtenidos por cada uno de los posibles integrantes de la nueva estructura en las últimas elecciones generales legislativas provinciales del año 2023. “Agárrate Catalina, que te llevo a cabalgar”, solían decir nuestros abuelos cuando algo pintaba prometedor.
Si después de la firma del Pacto de Mayo la gestión de Milei no arranca y levanta vuelo con buenas señales que permitan la recuperación del poder adquisitivo de la gente, su “figura” empezará a perder con mayor celeridad los apoyos que aún tiene en parte de la sociedad y en ese intríngulis generado por el creciente malhumor social, los gobernadores y legisladores dialoguistas que acompañaron sin condicionamientos al presidente, es muy posible que tengan que pagar algún costo político por sus actos “Nada es gratis” solía decir el economista Milton Friedman.
Los triunfos del partido “laborista” en Reino Unido y de la “izquierda” en Francia obligan a replantear los tiempos de la política y esos cambios de mando en el poder de los países del primer mundo constituyen un verdadero llamado de atención para la clase dirigencial toda, para que puedan darse cuenta que “nada es como era antes”, que la sociedad reclama otro tipo de compromiso de los partidos políticos para que dé una vez por todas dejen de lado las prolijas retoricas discursivas y se pongan el “overol” para empezarle a darle soluciones a los problemas de la gente.
En Santa Fe la posibilidad de generar un nuevo frente opositor al gobierno actual por ahora puede sonar como una entelequia, que no sería tal si nos remitimos a los antecedentes cercanos generados en la provincia por los mismos espacios que hoy forman parte del oficialismo. Para que puedan juntarse distintos partidos e ideologías dependerá mucho de los puntos de coincidencia que ya existen y de aquellos otros consensos que podrían lograrse en el camino de las negociaciones que se llevarían a cabo, pero la decisión de formar parte de un nuevo desafío electoral dependerá de algo mucho más simple; tan simple como que por la cabeza de cada uno de los dirigentes involucrados en esta nueva alternativa política empiece a sonar de manera recurrente la misma pregunta: ¿Y por qué no?