El costo de jugar con la fe: ¿Fue el pacto de Pullaro con los pastores evangélicos la razón por la cual los católicos de la provincia le dieron la espalda en las urnas?

La derrota del oficialismo santafesino en las elecciones intermedias del 2025, no solo puede explicarse por la nueva polarización que se instaló fuertemente a nivel nacional entre Fuerza Patria y LLA, porque en Santa Fe entró a tallar otro tipo de costo político, surgido a causa de la controversia generada por el propio gobernador Pullaro con un trato preferencial dispensado hacia los pastores evangélicos, dándoles además, el manejo de cuantiosos fondos públicos para atender la problemática causada por el flagelo de la droga. Cabe recordar también la incómoda posición que dejó -Reforma Constitucional mediante– el mandatario a la mayoría católica de la provincia que representa -según una encuesta latinoamericana sobre religión del 2024 – un 63% de la población.
La política santafesina – sobretodo, un electorado que te quita lo que te da con asombrosa facilidad- nos ha acostumbrado ya a este tipo de paradojas existenciales. Hace apenas dos años, el gobernador Maximiliano Pullaro cosechó un triunfo histórico, con un 56% de los votos, sin embargo, en la reciente elección de Diputados Nacionales de fin de octubre del 2025, dejó un sabor amargo para el oficialismo, ya que después de la impresionante parafernalia de campaña puesta a favor de la vicegobernadora Gisela Scaglia (ella soy yo, supo decir en reiteradas ocasiones el dirigente radical), apenas alcanzó en las urnas la cosecha de un escueto 18% de los sufragios, desnudando de esa manera una enorme pérdida de credibilidad y de apoyo real a la gestión del ex ministro de Seguridad provincial.

Dejando de lado la arrolladora ola nacional de La Libertad Avanza y la recurrente resistencia de muchos argentinos a las propuestas que se muestren como filo kirchneristas, es imposible ignorar un factor que ha erosionado silenciosamente y rápidamente la imagen del propio Pullaro, su decisión de jugar fuerte con el sector de pastores evangélicos, y los fríos números expresan que solo el 15,9% de los santafesinos profesan la religión evangélica: ¿Por qué el gobierno eligió apostar tan visiblemente por la fe minoritaria en Santa Fe? Un intríngulis que parece estar más emparentado a cuestiones personales que políticas, por lo cual, solo el mandatario tiene la respuesta a este acertijo, quizás al compartirla nos permita darle un sentido de lógica a todo esto.
El gobernador Pullaro desde la misma asunción de su cargo eligió un bando donde pertenecer y por ello no dudó un instante en mezclar la gestión de la seguridad con la fe misma, llegando a atribuir la baja de la violencia en Rosario a una “batalla espiritual” que los “pastores” libraban con denuedo en los barrios de la ciudad. Este discurso, que privilegió el rol evangélico por encima de la labor desarrollada hace mucho tiempo y en los mismos lugares, por la tradicional Iglesia Católica, marcó un fuerte punto de inflexión, que cambió hasta la ecuación, de empatía a rechazo. Las recientes denuncias por el presunto desvío de miles de millones de pesos de la Agencia de Prevención de Drogas a fundaciones ligadas a pastores aliados, avivaron un fuego que hoy muy lejos está de extinguirse. El mandatario quedó preso de un “error no forzado” originado por el mismo.

La Iglesia Católica, históricamente fue actor social y moral importante en la vida de la provincia, haciendo de esta, una tierra profundamente pacata y conservadora. Muchos católicos hoy ven con enojo el manoseo al cual se ha llevado a la religión que profesan con devoción, a causa del ninguneo propuesto por el gobierno desde el mismo momento de la reforma constitucional, hasta este favoritismo mostrado sin tapujos, por el gobernador hacia los líderes locales de la Iglesia Evangélica. Las acusaciones realizadas por el diputado Miguel Rabbia, por irregularidades en el manejo de fondos del erario público en favor de ciertos pastores generaron un rechazo transversal en un electorado que sigue valorando que exista la separación entre Iglesia y Estado y sobretodo, que exige pulcritud en el gasto del dinero estatal. Ese voto católico que contó Pullaro oportunamente para ganar la gobernación, hoy se dispersó o simplemente, migró.
La lección política que deja expuesta el vínculo establecido entre el poder y un sector religioso, y que coloca en un estadio de incertidumbre al presente del frente Unidos en Santa Fe, es que la equivocación cometida por el mandatario no fue solo visibilizar un claro favoritismo con la Iglesia Evangélica, sino, vincular esa empatía personal con un uso cuestionable de los recursos públicos, creando de esa manera una innecesaria controversia religiosa y financiera, la cual minó bastante la transparencia del proyecto de gobierno. La exagerada apuesta del oficialismo hacia la figura de Walter Ghione genera mucho ruido detrás de las bambalinas del poder, porque las denuncias que pesan sobre las supuestas asociaciones civiles que recibieron cuantiosas cifras de dinero se acumulan a diario y no hacen más que demostrarle de la forma más venal al Ejecutivo provincial, que la “política necesita transparencia, por encima de cualquier credo”.
