El 22 de abril el Socialismo tiene su propio “Gualeguaychú”, donde pondrá en discusión su futuro, el valor de su ideología y el legado de Hermes Binner
Son tiempos agitados en el “partido de la rosa”, son momentos álgidos donde deberán tomar decisiones fuertes, esas que quizás puedan o no, hipotecar el futuro del espacio. Una delgada línea solo separa al acierto del error, por esa coyuntura transitan los días los principales dirigentes del partido, tratando de meditar cada resolución que llevan adelante. Saben muy bien ellos que el paso que están dispuestos (los más representativos referentes) a dar puede llegar a tener un costo político y hasta es posible, que dicha acción pueda llegar a hacer perder el vínculo de confianza que tienen con parte de su electorado. Así están planteadas las cosas, detalles más, detalles menos, la iniciativa tiene sus complejidades y riesgos.
El comunicado emitido por los principales dirigentes del espacio hace un mes aceptando formar parte del Frente de Frentes generó revuelo interno, muchas voces en contrario se hicieron escuchar puertas adentro de la fuerza, no son pocos los dirigentes, militantes y partidarios al Socialismo que se mostraron opuestos a la alianza con espacios de la derecha. El PRO es el principal límite que exponen para justificar el rechazo a dicho acuerdo electoral. “Es un fraude a nuestras convicciones”, supo compartir con este medio un joven dirigente rosarino enojado por el camino que está eligiendo el partido que integra.
Después de Semana Santa y previo al Congreso del partido Socialista, los cuatro espacios que conforman “Juntos por el Cambio” se reunirán para ponerle nombre al amplio armado opositor. Alguien muy ligado a la fuerza que lidera Mauricio Macri confirmó a este portal de noticias que es casi un hecho que se mantendrá el nombre de la alianza a nivel nacional para la disputa doméstica, como una ofrenda de paz que persigue recuperar el apoyo de Lilita Carrió y la Coalición Cívica en Santa Fe.
Aquí está la cuestión de quien “le pone al cascabel al gato” porque justamente el tema de la denominación del Frente no es un dato menor, es un asunto que lleva hablándose desde el primer día donde empezó a plasmarse la idea de una alianza opositora al peronismo. El Socialismo no acepta, ni aceptará que el Frente se llame Juntos por el Cambio y a los principales partidos que conforman la ex Cambiemos no le resulta redituable, electoralmente hablando, que dicho armado tenga el nombre de Frente de Frentes. Algo que tiene lógica porque no le permitiría usufructuar como propio un triunfo en Santa Fe con miras a las generales nacionales del mes de octubre próximo.
Otro asunto a resolver, el cual genera cierta ambigüedad, es el compromiso que tiene “en ciernes” el Socialismo con la alternativa “Tercera Posición” que esta construyendo el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti. No es casualidad que esta semana, la diputada Clara García estuviera en la provincia mediterránea interiorizándose del trabajo que realizan allí en seguridad y también es bueno recordar que la legisladora nacional Mónica Fein tiene ya decidido formar parte de ese armado antigrieta. Demasiado poco claro resultaría, para su propio electorado, si su accionar lo lleva a integrar Juntos por el Cambio en Santa Fe.
“Uno más uno es dos” en toda ecuación política y lo provincial siempre tiene su correlato con lo nacional, el problema entonces será para el Socialismo que estará obligado a definirse adonde y con quién jugar. “Resulta engañoso para el electorado estar con un espacio en las elecciones provinciales y con nosotros en las nacionales”, nos advirtió un importante armador del espacio que lidera el mandatario cordobés, dejando en claro que no son partícipes de adhesiones a medias.
Como en la Convención radical de Gualeguaychú en el 2015. el Socialismo el próximo 22 de abril, decidirá mediante sus congresales, si será “cabeza de león o cola de ratón” de la nueva estructura que se está gestando. El antecedente inmediato en esas lides no es muy auspicioso para el porvenir del partido que preside Mónica Fein, porque el radicalismo luego de ese Congreso en la ciudad entrerriana quedó relegado a un lugar de partener en la fuerza, perdiendo su poder de decisión y el protagonismo, una vez consumada la victoria de Cambiemos en las urnas.
El Socialismo dirimirá su futuro en su Congreso provincial dentro de 20 días y pondrá en la mesa de discusiones que será de la vida del espacio el día después a la aprobación del documento donde aceptarían formar parte de la amplia alianza opositora. Si antes de ese convite partidario, los espacios fundacionales de Juntos por el Cambio deciden por mayoría (mecanismo de la democracia) que de esa manera deba llamarse el Frente de Frentes o al menos el nombre “deberá ser una pariente muy cercano del mismo”, la discusión pasará por saber cuánto pesará eso en la decisión que tomará el partido de la rosa, haciéndole replantear el valor que otorgan a su ideología y al legado de Hermes Binner.
“La ideología solo sirve para una charla de café”, supo decir hace unos días una posible candidata del Socialismo a un medio rosarino. Como en el fútbol los hinchas son lo más sano y noble, en la política los militantes y los partidarios son los que cumplen con ese indispensable requisito. En el Cabildo Abierto que se les avecina, los dirigentes deberían prestar más atención a lo que piensan sus líneas de base, tal vez descubrirían allí que los principios, ideales y convicciones no son mercancías negociables.ni así eso ni siquiera alcance para hacerles cambiar de idea a los que ya tienen una decisión tomada y saben ellos que quedarán en manos de la historia, que oportunamente los juzgará, como casi siempre ocurre de manera impiadosa..