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Durísima derrota de la lepra en Banfield: En la retórica discursiva de Soso a Newells se le extravió su fútbol

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Newells debía cambiar después del debut en falso en el torneo, la derrota ante Independiente Rivadavia de Mendoza obligaba a un viraje extremo del entrenador leproso para modificar la pobre puesta en escena del partido anterior. Nada de eso ocurrió en la noche banfileña porque la lepra empeoró lo mal hecho en el cotejo anterior sino cayó goleado por un equipo joven y sin figuras que fue demasiado para este presente complicado del Rojinegro. Un renglón a parte para Mariano Soso, un entrenador que da todas las señales de no estar a la altura de las necesidades de Newells y que solo mostro una colorida retórica en lo discursivo con nulo fundamento en el campo de juego. La lepra esta a la deriva y gran parte de culpa la tiene el DT que ya supo fracasar rotundamente en el fútbol argentino cuando se hizo cargo de San Lorenzo y Gimnasia de La Plata.

Había muchas expectativas en los hinchas antes del comienzo del torneo, potenciadas por la rutilante llegada de Keylor Navas, bastaron dos partidos para que esa euforia se esfumara totalmente. La lepra jugó nuevamente un partido olvidable en el sur de la provincia de Buenos Aires, donde el entrenador repitió errores y nombres propios. La línea de tres evidentemente no funciona, Salcedo, Lollo y Luca Sosa no entregaron en estos dos partidos ninguna seguridad y eso se traslado al arquero Reinatti que en la noche del Florencio Sola se lo vio demasiado inseguro. Newells es un equipo de mandíbula frágil y los rivales ya han tomado debida nota de ello.

El arranque del partido de la lepra fue prometedor, en dos excursiones ofensivas Jacob tuvo el gol en sus pies y definió en ambas ocasiones al bulto y desperdició ambas claras ocasiones para abrir el tanteador. Después Gonzalo Maroni pifió de manera insólita un remate desde inmejorable posición. El rojinegro padece una evidente falta de categoría en su equipo y estos goles errados dejan muy en evidencia esa falencia. La ley de Murphy futbolera reza que los goles que no haces en el arco contrario se sufren en el propio, el primero del Taladro fue mediante un penal validado pro el Var que el juvenil Nasif con remate potente canjeó por gol. El 1 a 0 fue un golpe de nocaut para la lepra.

Ese gol cambio el rumbo de la historia del partido, Newells se desordenó mucho y perdió compostura de equipo. Banfield con mucho piberío le empezó a manejar la pelota y no extrañó que sobre el epilogo de la etapa Alaniz en una buena jugada individual aprovechando la fragilidad defensiva de Lollo y la nula respuesta de Reinatti para marcar el 2 a 0.  Se fueron al vestuario con una diferencia demasiado exagerada para el local que comprometía mucho el destino del encuentro para la lepra.

Para el complemento Soso mandó al campo a Chiaverano por Luciano Lollo, y mucho redito no le otorgó porque a los 9’ tras una buena jugada colectiva del local otra vez Nasif señaló el 3 a 0 para bajarle el telón al cotejo. Desde allí el partido fue un compendio de errores para el rojinegro, el DT leproso mandó a la cancha a Tirado y Funez para intentar cambiar en algo el flojo desempeño ofensivo de su equipo. Nada de eso ocurrió por Newells solo se convirtió en una sumatoria de jugadores sin ningún sentido táctico. Banfield por momentos se apiadó de su rival porque ante el descalabro estratégico de la lepra nunca piso el acelerador en ataque para aprovechar los espacios libres que quedaban debido al desorden defensivo del rival.

El pitazo final sentenció otro duro traspié para Newells en el torneo, que llenara de dudas su presente porque el equipo involucionó en relación a la pobre campaña del año anterior. El futuro de la lepra (en lo futbolístico e institucional) dependerá de lo que haga en cuanto a resultados deportivos desde este próximo domingo hasta la sexta fecha en donde deberá disputar el clásico rosarino. Las señales no son para nada auspiciosas porque el rojinegro ha perdido totalmente la compostura de juego y muestra a todas luces no ser un conjunto para nada competitivo. La paciencia del hincha se encuentra en foja cero, uno imagina que los dirigentes y el cuerpo técnico habrán tomado debida nota para saber muy bien que solo empezar a ganar si o si podrá devolverle algo de ese crédito que necesitan para continuar y que hoy, por la sumatoria de fracasos, ya no cuentan más en su haber.

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