Déficit de Naturaleza y exceso de pantallas: factores clave en el aumento de la miopía
Durante años, se asoció la miopía a factores genéticos. Hoy cada vez más estudios científicos la vinculan a factores ambientales como pasar mucho tiempo en lugares cerrados, la falta de luz natural, y más recientemente la exposición a pantallas.
Tras el confinamiento por la pandemia, la velocidad de progresión de esta afección aumentó un 40% en la población infantil, según un estudio presentado en el Congreso Internacional de Miopía realizado a comienzos de julio en Buenos Aires.
El trabajo, publicado en la revista Oftalmología Clínica y Experimental, evaluó a 154 niños de 6 a 12 años en 2018 cuyo aumento del grado de miopía, medido en dioptrías, era de -0,25 por año entre 2018 y 2019. La medición realizada hacia fines de 2020 mostró un aumento de entre -0,50 a -0,75 interanual.
“Algo similar ocurre en todo el mundo, especialmente en países asiáticos, donde la prevalencia de miopía en población joven pasó de un 15 o 20% en la década del 60 a cifras alarmantes, de hasta un 90% en la actualidad”, comenta a Télam-Confiar el oftalmólogo Rafael Iribarren, integrante del Grupo Argentino de Estudio de Miopía y director científico del Congreso de Buenos Aires.
“Estar muchas horas en departamentos u oficinas con luz artificial, aire acondicionado y mirando pantallas es lo que está disparando los casos de miopía en todo el mundo”, apunta Iribarren.
Las proyecciones de la Organización Mundial de la Salud indican que para el 2050, el 50% de la población será miope.
Ojo con el encierro
La miopía es un defecto visual que se produce cuando el ojo es más largo de lo que debería. La retina queda más atrás y esto genera una visión desenfocada y borrosa de los objetos lejanos.
Los ojos necesitan hacer más esfuerzo para ver de cerca. De lejos, observan en estado de relajación, pero al mirar a corta distancia, los músculos oculares necesitan estirarse, lo que finalmente deriva en un globo ocular más largo que, aunque se corrija el enfoque mediante lentes, sigue siendo un ojo miope.
Hoy “la prevalencia de miopía es el doble en las ciudades respecto de las áreas rurales. Nos hemos desacostumbrado a mirar el horizonte y tal vez la miopía sea una adaptación biológica a la vida en espacios interiores con luz artificial”, dice Iribarren.
Por eso una de las recomendaciones básicas es pasar al menos dos horas diarias al aire libre, y limitar el tiempo de exposición a las pantallas. Hay estudios realizados en otros países que muestran que la miopía progresa menos en verano, cuando la gente tiende a estar más en espacios abiertos, que en invierno.
En cuanto a la influencia de la alimentación, “si bien no hay estudios concluyentes que vinculen la ingesta de zanahorias, zapallo -y otras verduras ricas en vitamina A- con la prevención o mejora de la miopía, es altamente recomendable una dieta variada para la salud visual y general”, destaca el oftalmólogo.
La miopía suele presentarse durante la infancia, o en la adolescencia y juventud. En general se la detecta durante el período escolar, pero puede aparecer antes, o incluso en la adultez.
El tratamiento dependerá tanto del grado de miopía como de la edad. Las opciones de corrección con cirugía láser no se recomiendan antes de los 25 años, porque hasta esa edad, el ojo sigue creciendo.
Nuevos enfoques
Hasta el momento, el tratamiento de la miopía en niños se realiza mediante anteojos de corrección. Sin embargo, al corregir la miopía con anteojos convencionales, el ojo sigue alargándose ante estímulos de visión cercana, con lo que no se evita la progresión de la enfermedad.
Una de las novedades que aportó el Congreso Internacional de Miopía de Buenos Aires fueron los anteojos con Desenfoque Periférico, que permiten la corrección de la miopía evitando al mismo tiempo su progresión.
“Estamos ante un cambio de paradigma. Antes corregíamos el síntoma y hoy estamos más cerca de tratar la enfermedad de base”, apunta Iribarren, y destaca la importancia de una detección precoz de la miopía, realizando controles anuales de visión.
Como la miopía suele progresar año a año hasta la vida adulta, cuanto más temprano comienza, más grave puede llegar a ser el problema. Por ello la detección temprana es fundamental, y en esto la escuela tiene un rol importante.
“Una de las primeras señales es que los chicos no ven bien el pizarrón, y esto no debe minimizarse, ya que la miopía no solo está asociada a dificultades en el rendimiento escolar, sino que -de no ser tratada a tiempo-, puede derivar en una pérdida de visión incapacitante”, advierte el oftalmólogo.
Fuente: Télam