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De niño desarmaba juguetes, ahora diseñó un mecanismo premiado por la NASA

Un joven estudiante de Ingeniería Mecánica de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), que de chico “desarmaba juguetes” para divertirse, diseñó un mecanismo para asegurar la unión de segmentos de estructuras espaciales con el que logró ganar un concurso de la NASA donde superó a ingenieros consagrados y aseguró que “fue la educación pública la que le permitió competir de este modo a nivel mundial”, afirmó este viernes.

Se trata de Benjamín Cinto, un joven de 24 años oriundo de la ciudad entrerriana de Gualeguaychú, quien siguió los pasos de dos de sus hermanos para estudiar ingeniería en Rosario, donde se conoció -esta última semana- que obtuvo el primer puesto en la competencia “NASA Challenge: Positive Connections: A Mechanism to Connect on Contact”.

“Desde chico siempre desarmaba cosas que terminaba rompiendo más que armando nuevas”, dijo a Télam el estudiante.

“Me gusta descubrir un problema, desglosarlo y llegar a soluciones, eso me motivó a seguir Ingeniería como mis hermanos”, agregó.

Para Benjamín “la educación pública es un gran igualador de oportunidades. Hace que un estudiante entrerriano pueda competir con profesionales experimentados de todo el mundo”.

El joven presentó ante un jurado de la NASA, un proyecto realizado en el marco en la cátedra Síntesis de Mecanismos y Máquinas de la carrera de Ingeniería Mecánica en la UNR, al que denominó “Llave egipcia”, luego de que su hermano menor le indicara que su proyecto era similar a un mecanismo usado por esa antigua civilización.

“El desafío consistió en diseñar, en un modelado 3D, un mecanismo para asegurar la unión de segmentos de estructuras espaciales -como antenas o telescopios- una vez que hayan alcanzado su órbita en el espacio exterior, habiendo superado las condiciones del despegue de la nave transportadora”, explicó Cinto.

Entre los requisitos del desafío figuraba que el mecanismo se active sin depender de un comando enviado desde la Tierra o de una nave, soportar las condiciones de aceleración del lanzamiento y tener muy baja masa -inferior a 1 kilo-, con la capacidad de hacer una fuerza específica para cumplir su función correctamente.

Así que Benjamín presentó un modelo en 3D y un análisis de fuerzas para demostrar que la “Llave” funcionaba adecuadamente y resultó ganador entre miles de postulantes de todo el mundo.

La información sobre el concurso lanzado por la Nasa le llegó hace poco más de un mes, de la mano de sus profesores Marcelo Valderrey, Alexis Bregant y Ruben Lupi, quienes lo incentivaron para presentarse en el desafío.

“Lo más importante para comenzar el camino hacia un diseño final fue bajarlo a tierra, hacerlo cuantificable y abarcable”, describió el joven.

El jurado que determinó a Benjamín como ganador se compuso por seis ingenieros miembros del proyecto Starbust y del Laboratorio de Propulsión a Chorro de NASA.

“Pensé muchas ideas, hice muchos dibujos y cuando logré llegar a un modelo con un concepto claro se lo conté a mi hermano más chico. El fue quien me dijo que le hacía acordar a una cerradura egipcia, y de ahí salió el nombre: Llave egipcia”, comentó.

En ese sentido, destacó que “el nombre es acorde porque tiene una forma de funcionar algo similar al mecanismo de cerradura utilizado en el antiguo Egipto en el que, al insertar el pasador en forma de cuña, se levantan los pestillos que al avanzar caen y lo bloquean”.

El trabajo de Benjamín “impresionó” a los seis jurados quienes, en su devolución pública, indicaron que fue un “claro ganador”.

También destacaron que “lo que hizo que el diseño de Egypt Key fuera verdaderamente excepcional fue su notable simplicidad, subrayada por tener la masa más baja entre las seis mejores presentaciones. Además, su diseño aerodinámico aseguró la resistencia del diseño para soportar los rigores de las cargas de lanzamiento y minimizar las posibilidades de activación accidental”.

Benjamín se enteró que había sido premiado en una sala de espera y a punto de hacerse un chequeo médico. “Nadie entendía por qué me reía en medio de gente que esperaba ser atendida por un médico”, contó a Télam sonriente.

Primero le contó a su familia y a su novia, y luego en la facultad, donde fue felicitado por sus compañeros, docentes y autoridades.

“Es importante recibir el reconocimiento dentro de la facultad para seguir estudiando y mejorando”, apuntó.

El premio consta de una compensación económica, sin embargo, Benjamín no dudó en resaltar que “el verdadero premio es el reconocimiento de ingenieros calificados y consagrados, en el despliegue de estructuras espaciales”.

El joven valoró “las herramientas que brinda la facultad, que nos permiten competir a nivel mundial y adaptarnos a distintos problemas. Nos enseñan a pensar y adaptarnos a nuevos desafíos”.

“La universidad tiene una muy buena calidad de docentes, con mucha experiencia en investigación y participaciones internacionales”, afirmó, en cuanto a calidad docente aseveró que su casa de altos estudios “es un diez”.

El joven es un exponente de la educación pública integral. Pasó por la la Escuela Nº 1 Guillermo Rawson y la Escuela Técnica N° 2 (Pbro. José María Colombo), que le otorgó el título de Técnico Mecánico Electricista. Luego, su vocación lo llevó a donde viven sus hermanos, donde se abocó a la carrera de Ingeniería Mecánica en la Universidad Nacional de Rosario (UNR).

Ahora, Benjamín está abierto a escuchar ofertas hasta culminar su carrera y no descarta “emprender de forma grupal, junto a sus compañeros, un proyecto propio dentro de la robótica y la inteligencia artificial”.

“Espero que mi experiencia sirva para inspirar a otros, para reivindicar la educación pública y si sirve para que me contacte alguna empresa que busque innovar o generar impacto, bienvenido sea”, concluyó.

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