De la mano de Soso, Newell´s construyó un gran triunfo en Córdoba, para cerrar un año que fue para el olvido, con una alegría
Newells era el juez de la última fecha del torneo, el equipo de Soso debía despejar dentro de la cancha todas las suspicacias que siempre se generan en torno a los incentivos que entran a jugar en una instancia tan decisiva como la de este domingo. La lepra no jugaba por nada importante solo por defender el honor y culminar de la mejor manera un año que fue para el olvido.
En el arranque del cotejo lo tuvo Newells cuando Schott en el área contraria casi hace cumplir la ley del ex y su remate corto obligó al arquero de Talleres, Guido Herrera a una notable reacción para poder evitar el primero del rojinegro. La lepra quería jugar con la ansiedad y el nerviosismo del local que desde el comienzo estaba obligado a buscar el resultado.
A los 6´ Esquivel hizo volar a Reinatti, que con esfuerzo mando el buen disparo del volante ofensivo de la T al córner. Por el lado de la lepra, Silvetti era un verdadero dolor de cabeza para la defensa cordobesa, el delantero se movía con soltura y atrevimiento por todo el frente de ataque y provocaba cortocircuitos en la defensa contraria.
En el primer tramo del encuentro, las urgencias de Talleres condicionaban su juego y Newells se mostraba tranquilo, cumpliendo con el plan propuesto por Soso al pie de la letra, siempre sin desordenarse y tratando de amigarse en todo momento con la pelota para empezar a construir su juego.
En un arrebato ofensivo de la visita, desbordó Leonel Vangioni por la izquierda, tras un centro rasante dio rebote Guido Herrera y el balón le quedó a Silvetti, pero su remate se fue muy desviado. Eran 26′ y la lepra sin hacer demasiado había dispuesto de las situaciones más claras para romper el cero.
Talleres, mientras tanto, seguía preso de sus necesidades y eso lo obnubilaba por completo cuando se acercaba a la portería de Reinatti, aunque la lepra entró en un badén, se mostraba demasiado partido y le costaba mucho hilvanar alguna contra cada vez que podía hacerse de la pelota.
El primer tiempo fue un compendio de imprecisiones, un poco a causa de la imperiosa obligación de ganar del local y otro tanto por una lepra que se aisló de ese clima de tensión y jugó con mucho aplomo para hacer transitar el encuentro por el camino más conveniente a sus intereses. El empate fue un premio para Newells que realizó un partido acorde a las presiones que decoraban esta instancia definitoria del torneo que se jugaba en el estadio Mario Kempes.
El complemento arrancó con la misma tesitura del primer tiempo, Talleres tratando de imponer su juego y la lepra dejando hacer al rival para pergeñar algún contragolpe. Newells lo dejaba hacer el local y trataba de explotar los posibles errores que podían aparecer a causa de la desesperación por el paso del tiempo y por una actuación que estaba lejana a las pretensiones del conjunto cordobés.
A los 13′, Newells enmudeció el estadio cuando en una incursión ofensiva tras una buena salida con los pies de Reinatti que derivo en un pase preciso de Silvetti para Panchito González, quién llego libre hasta el área de Talleres y con un potente disparo de zurda le rompió el arco a Herrera para marcar el 1 a 0. La lepra daba la nota en Córdoba y se ponia arriba en el marcador usufructuando al extremo sus posibilidades.
Seis minutos más tarde, a los 19′. Sebastián Palacios – tras un gran pase de Botta – empató el partido con un disparo cruzado que dejó sin chances a Reinatti. El 1 a 1 devolvía a Talleres al partido a la espera de buenas noticias desde Liniers, que por ese momento no eran tales porque Vélez derrotaba por 2 a 0 a Huracán y se consagraba con ese resultado campeón.
El cotejo se hizo impreciso, jugado más con el corazón que con buen fútbol hasta que a los 37´después de un largo pelotazo de Vangioni que propició la corrida de González por el sector izquierdo y un centro medido para que Agustín Juárez de cabeza derrotara a Herrera y marcara ante el asombro de los hinchas del tallarín el 2 a 1. En un momento donde Talleres monopolizaba el trámite del encuentro, en una contra la lepra construía una gran victoria en Córdoba.
A los 43´ Newells liquidó el pleito, otra vez tras un pase de Vangioni para González, que, en una noche soñada y gravitante, metió un nuevo punzante centro hacia el centro del área chica, donde Juanchon Garcia después de varios rebotes marcó el gol y le puso al tablero el rotulo de un 3 a 1 definitivo. La lepra se dio un gran gusto siendo parte de la definición del torneo y no fue un convidado de piedra de la fiesta, sino que estuvo a la altura de las circunstancias y se llevó para Rosario un triunfazo desde Córdoba y cerro el año con una gran alegría y en un año que fue para el olvido le permite aferrarse a la ilusión de que con Soso(fue determinante en la lectura del partido y en los cambios para ganar el cotejo) el año 2025 pueda ser diferente y mas acorde al protagonismo que se le exige a aquellos que dentro del campo de juego estén obligados a defender los colores de una camiseta con tanta historia.